Ana Pérez Campos, 25 años (14-12-1997). Hija de Floro y Ana, practica gimnasia artística desde sus pequeños seis años en sus comienzos en el Club Gimnástico Hytasa. Campeona de España en 2015, 2017, 2018 y 2019. Miembro del equipo nacional y becada en el CAR de la Blume en Madrid desde 2014. En su currículum aparecen el Mundial de Gimnasia Artística de 2015 en Glasgow, la clasificación para los Juegos de Río 2016 (36ª). En 2017, en la Copa del Mundo en Londres, rozó el podio (4ª), compitió en el Europeo, celebrado en Cluj-Napoca, Rumanía (13ª) y en el Mundial en Montreal consiguió clasificar para final (20ª).

En 2018 tras operarse de una lesión en la mano izquierda volvió a ser campeona de España y ganó dos medallas de bronce -individual y equipos- en los Juegos Mediterráneos en Reus, Tarragona. Séptima por equipos en el Europeo en Glasgow y clasificada para la final del concurso completo en el Mundial en Doha (23ª). En 2019 en el Mundial de Stuttgart con el conjunto español conseguía clasificarse para la cita olímpica de Tokio 2020, posteriormente suspendida por la pandemia del coronavirus y retrasada. En enero de 2021, durante la borrasca Filomena, se lesionó en el CAR de Madrid con una rotura de ligamentos del tobillo derecho y fracturas en el pie izquierdo. Seis meses después tuvo que renunciar a participar en los Juegos de Tokio y pasar por quirófano para reparar su maltrecho tobillo.

Anita ha vuelto al trabajo en la gimnasia en el CAR de Madrid, está centrada en la Liga Nacional Iberdrola -el año pasado con Club Sur de Sevilla y para esta temporada seguramente con un club catalán- y entrena con la confianza de poder aspirar a competir en los cuatro aparatos. Mientras espera poder estar en futuras citas internacionales con el equipo español está estudiando Periodismo en la Complutense y entrenando pequeñas gimnastas en el Club Las Rozas madrileño sin perder de vista poder participar en los Juegos de París 2024. 

Por esas fechas olímpicas en Japón ya comenzaba a destacar en la cantera del Betis su primo Daniel Pérez Guerrero. 17 años (26-07-2005). Hijo de Carlos y Ana Mari. Iniciado en la Escuela de Altair (con especial cariño aportado por un entrenador como José Emilio del Pino). El centrocampista ya había comenzado a ser llamado para los escalafones inferiores de la selección española y estaba a punto de dar el salto al Betis Deportivo y firmar su primer contrato profesional con el club y de debutar el pasado octubre frente al Ludogorets en la UEFA Europa League, y en el 3-0 al HJK Helsinki, participar en los encuentros de la gira por Sudamérica y en los amistosos que los verdiblancos han disputado en el parón del Mundial qatarí ante Manchester United e Inter de Milán.

Dani Pérez, Manuel Pérez y Anita Pérez.

Sin duda, un futbolista importante en el futuro del club verdiblanco con mucho talento y todo lo necesario para ser tratado como una joya del fútbol en el Real Betis. Es ofensivo, tiene calidad y madurará en confianza en sus posibilidades. No le falta carácter e ilusión para llegar lejos y con lo que resta de esta temporada al primer equipo en cuatro competiciones sin duda puede aportar e ilusionar.

En estos dos últimos años de apogeo deportivo de Anita y Dani también han sido muy ilusionantes y destacados los avances como deportista de su primo Manuel Pérez Gandiaga. 14 años (07-02-2008). Hijo de Manuel ‘Mapérez’ y María. Ha seguido creciendo como jugador de la Escuela de rugby inclusivo del Club Veteranos Sevilla y madurando como persona y en valores.

Cumple su sexta temporada con este grupo de deportistas con otras capacidades. Apodado cariñosamente como Látigo, es uno de los de más edad del grupo y muy querido por sus entrenadores y todos sus compañeros, así como como por sus papis y mamis. Antonio Ramírez Leskar, director técnico de la Escuela comenta: “Látigo es un alumno muy especial para nosotros. Es todo un personaje. Al principio era una pequeña pesadilla, no se le podía perder ojo y se colaba en los entrenamientos de otros deportes. Conocido por todos en las instalaciones de Vega de Triana. Hoy cada día llega dando abrazos y con ganas de entrenar y ser feliz. Se distrae y no es fácil ponerlo a hacer todos los ejercicios, pero su evolución en coordinación o en aspectos como el pase de balón ha sido increíble. Es de los que mejor patea en los tiros a palos. Lo más importante es que cada vez que viene nos saca a todos risas y sonrisas con sus bromas y su aprecio. Es muy cariñoso. Es una satisfacción ver la evolución de nuestros alumnos y Látigo es el mejor ejemplo. Espero tenerlo muchos años más con nosotros y lo veamos seguir creciendo, madurando y hacerse un adulto con los valores del rugby que tratamos de transmitir”. 

Aprender, esforzarse y disfrutar es el lema para estos tres primos hermanos deportistas sevillanos. Cada uno a su nivel seguirá intentando con humildad y simpatía -que a los tres les sobra- llegar lo más lejos posible en el deporte. Y en la vida.