Reválida ante la revelación

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El Betis finaliza la primera vuelta con la visita al invicto Sporting. Los de Mel, con novedades en el once, calibrarán su nivel ante otro aspirante al ascenso.

Rubén Castro, con Dani Pacheco justo detrás, se asoma a la puerta del autobús del Betis.
Rubén Castro, con Dani Pacheco justo detrás, se asoma a la puerta del autobús del Betis.
Samuel Silva, Sevilla

18 de enero 2015 - 05:02

En pleno debate educativo, al Betis le llega su particular reválida en el mes de enero. La visita al Sporting que el calendario colocó para cerrar la primera vuelta aparece cargada de alicientes y servirá para medir el nivel de un equipo verdiblanco que quiere instalarse definitivamente en la zona alta de Segunda. El rival, este invicto conjunto que Abelardo ha confeccionado con ilusión y trabajo, se ha ganado el respeto de todos los entendidos e incluso se cataloga como el más intenso y competitivo que se puede encontrar en la categoría. Veinte jornadas sin conocer la derrota, con nueve triunfos y once empates, no se alcanzan de cualquier forma y señalan bien a las claras el espíritu combativo de este Sporting con el sello de Mareo.

Pero este Betis que ahora dirige Mel también llega en plena forma, o eso al menos indican los resultados cosechados en las seis últimas jornadas, con cinco victorias y un empate que lo han colocado con opciones de finalizar la primera vuelta en posiciones de ascenso directo. El cuadro verdiblanco ya atisbó una mejoría en su juego en el último duelo ante el Tenerife, con ese fútbol de toque y asociado que pretende imponer Mel, pero la prueba de este mediodía en El Molinón servirá para comprobar si ha sido suficiente para competir con los mejores de Segunda. Si la igualada no sería mal vista en ambos equipos, una victoria catapultaría las aspiraciones de cualquiera de ellos y, en el caso bético, supondría un espaldarazo a la labor de un Mel que sólo tiene en su mente la palabra ascenso.

Para conseguirlo, el técnico pretende un Betis intenso desde el pitido inicial, que mantenga el orden para no facilitar los contragolpes que suele lanzar su rival y que sepa manejar la pelota en el centro del campo pero también con verticalidad. Esto provoca que Mel mantenga algunas dudas en el once que pondrá en liza, con una apuesta por la solidez que implicaría un doble pivote con Reyes y Xavi Torres o lanzarse al ataque con Dani Ceballos como manijero e incluso adelantando el estreno de Portillo, el último fichaje bético y que apenas ha realizado dos entrenamientos con el grupo. El malagueño se convirtió en el objeto de deseo del cuerpo técnico para ayudar en esa tarea de otorgarle profundidad y último pase al juego bético, algo necesario para mejorar la estética y no sólo el casillero.

Si el preparador madrileño mantiene esa duda en la zona de elaboración, más claro aparece que su referencia ofensiva responderá al nombre de Rubén Castro. Como acompañante del canario se apunta su inseparable Jorge Molina, tras su enorme aportación del pasado fin de semana, aunque Mel tampoco ha escatimado los elogios hacia Rennella, al que quiere enchufado para cuando sea necesario. Mientras tanto, el máximo goleador de Segunda, que ya se estrenó en 2015 con un doblete ante el Tenerife, tendrá hoy el reto de medirse a Cuéllar, el portero menos goleado de la categoría y que ejemplifica la solidez alcanzada por este animoso grupo que dirige Abelardo.

La apuesta que realizaron los dirigentes con el técnico asturiano se ha desvelado como más que acertada. Con un equipo plagado de canteranos, tanto por obligación como por creencia en los más jóvenes, el Sporting ha vuelto a conectar con su grada. Orden, solidaridad e ilusión son algunas de las virtudes del equipo gijonés, que cuenta con varias perlas como Juan Muñiz, Pablo Pérez, Guerrero o Jony. Precisamente, de las botas de éste último, un veloz extremo zurdo, parten buena parte de las acciones de ataque sportiguistas, de ahí que Mel haya incidido en la necesidad de frenarlo.

Si sobre el terreno de juego se medirán dos de los equipos más en forma de Segunda, el ambiente en la grada servirá de ejemplo para los dirigentes futbolísticos que pretenden un fútbol sin violencia. El hermanamiento entre ambas aficiones animó a más de un millar de béticos a cruzarse la península por la Ruta de la Plata, lo que garantiza el colorido en ese renovado El Molinón. Eso sí, sobre el césped no se realizarán concesiones y el Betis acabará la primera vuelta con un examen ante el equipo revelación.

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