La ventana
Luis Carlos Peris
En el adiós a Nacho Ansó
Cuarenta años atrás lo conocí siempre de la mano de su padre en el recién estrenado Ciudad de Pamplona. Su padre era el cerebro de lo que luego sería un auténtico imperio hostelero, la Cadena NH entonces con el Calderón en Barcelona como buque insignia. Ángel Mari Ansó tenía puestas todas sus complacencias en su hijo Nacho, que prometía como futuro hotelero. Y tras su tiempo de fogueo, Nacho recaló en Sevilla para dirigir el Plaza de Armas y bien que se identificó pronto con los entresijos de una ciudad que no siempre facilita las cosas. Pasó a relanzar el Collection y volvió a la casilla de salida en el establecimiento de Marqués de Paradas. Y hacia ese puesto de trabajo iba cuando se le cruzó la Parca para estupor y desconsuelo de cuantos gozamos de su amistad. Descanse en paz Nacho Ansó, un torbellino vitalista que supo compatibilizar la esencia de navarro cabal con una sevillanía que se le fue inoculando en vena. Y en esta hora tan tremenda, mi abrazo más sincero a Ángel Mari, su padre.
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