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El Sevilla no despeja sus dudas (1-1)

  • El equipo de Emery sigue sin ganar el Liga pese al temprano golazo de N'Zonzi. El Levante salvó un punto gracias a la cara dispersa de un Sevilla que debió sentenciar y a un claro penalti no señalado.

Sigue sin arrancar este Sevilla de Emery llamado a grandes cosas y que sin embargo no fue capaz tampoco de derrotar al Levante en Valencia después de haberse adelantado muy pronto y dar muestras de una tremenda superioridad en el primer tiempo para levantar el pie de manera inexplicable y dejarse comer el terreno hasta que el empate local convirtió en contrarreloj el tiempo que quedaba. Empate insuficiente con el estreno en la Champions a la vista y sensaciones dispersas en un equipo justamente eso, disperso.

No se explica que, frente a un rival con tremendas limitaciones al que el Sevilla tuvo completamente controlado termine por dar muestras de poder llevarse el partido de haber tenido mayor fe. El Sevilla comenzó como debería afrontar todos los partidos como visitante ante rivales inferiores a él: apretando y encerrando. Que Iglesias Villanueva sea un árbitro malo entre los malos y casero entre los caseros es un tema aparte, pues el Sevilla apenas lo notó cuando hizo lo que debía.

Con N'Zonzi junto a Krychowiak en el centro, Llorente arriba junto a Gameiro, Kakuta en el lugar de Reyes y la ausencia de Rami, sumada a las de Carriço y Pareja, solventada con los centrales más o menos naturales (Andreolli y Kolodziejczak), el Sevilla ofrecía una impresión de equipo altivo y potente. Quizás Kakuta, lesionado de forma prematura y amonestado de manera aún más prematura, fuera el único que no se enteraba del tema. Kakuta y Tremoulinas, un alma en pena comparado con el lateral que acostumbra a ser. Konoplyanka sustituyó al ex del Rayo y tampoco terminó de dar determinación al ataque del Sevilla, demasiado porfiado al entendimiento entre Gameiro y Vitolo.

De hecho, los balones largos a Llorente para bajarla y jugarla escasearon, no digamos los envíos adecuados por alto para el riojano y el imponente N'Zonzi, a quien por ponerle un pero habría que pedirle que no defendiera tantas veces a metro y medio del balón, aunque seguramente su envergadura le 'invite' a no acercarse demasiado. Y con Iglesias Villanueva pues...

N'Zonzi había logrado el primer tanto del Sevilla (a los 192 minutos de Liga) con un tiro espectacular desde bien lejos, con el interior, potente y colocado. Perfecto. Y el Sevilla acumulaba méritos para noquear a un Levante tan bien organizado como limitado. Pero el equipo de Emery se contagia de ese ritmo mortecino y pausado del Levante y termina por no ver la puerta de Rubén casi nunca. Apenas Vitolo, en una incursión marca de la casa y pared con Gameiro incluida, tuvo en su bota un golpe en la mesa, pero no logró picar el balón ante Rubén.

La pausa trajo justamente eso al Sevilla. Pausa. Demasiada. El Sevilla se paró, jugó a verlas venir y quizás inconscientemente pensando en el martes. El martes es mucho martes. Por mucho que diga Emery, en la Champions el margen de error es cero y en el grupo del Sevilla mucho menos. Así que pareció contemporizar de manera imprudente el Sevilla y el Levante, a costa de ganar metros y trabajar, se lo terminó creyendo. 

A eso colaboró de manera determinante la falta de empuje del Sevilla, que además colocaba a sus peones defensivos de forma deficiente. Sólo así se entiende que Ghilas pudiera recibir, controlar y tirar de forma errática con total comodidad y muy poco después que el punta local volviera a recibir en el mismo sitio e incluso acompañado por un segundo hombre con hasta ocho sevillistas en el área. El tiro de Ghilas lo desvió Coke y el resbalón-estirada de Beto no terminó por ayudar; la mano del portugués apenas alcanzó para que el balón diera en el larguero y Camarasa la empujó fácilmente. Muchas miradas y muy poca intensidad, para qué negarlo. 

Emery retiró a Llorente, agotado, y luego a Gameiro. Krohn-Dehli actuó algo más adelantado de lo previsto pero al menos el Sevilla recuperó el control e incluso debió reconducir el tema con un remate de Immobile, quien sí ofreció la intensidad que otros olvidaron, que rechazó claramente con el brazo el veteranísimo Juanfran. Penalti nítido que no se señaló y alguna nueva incursión de Vitolo para insistir en que, con la debida intensidad, el Sevilla habría obtenido el premio que buscó de salida y olvidó por el camino.

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