El fútbol es ante todo una actitud. Y de nada vale que sitúes a cinco hombres en el centro del campo -Pique Sánchez Flores- lo hizo con Assunçao, Mario Suárez y Tiago por dentro, más Simao y Fran Mérida más abiertos- si ese quinteto se cree que por el mero hecho de la superioridad numérica se va a garantizar el control del juego. Renato y Romaric no tienen entre sus virtudes el despliegue físico, pero salieron más agresivos, hicieron más por ganarse los espacios. Y contaron con el impagable respaldo por delante de ese fabuloso futbolista que es Kanoute. Volvió a ser un todocampista: jugó entre líneas y remató en la primera parte, y en la segunda bajó aún más para tocar y dar tranquilidad. Hace mejores a los que giran a su alrededor: a Negredo, Romaric... Él sí que es casi imprescindible, y no Zokora.

Más acerca de la actitud: se vio a un Sevilla con las ideas más claras, con todos comprometidos y acudiendo a apretar arriba. Fe en choques, carreras, saltos, en todo.

Defensa

Actuar con las líneas bien juntas y los jugadores ofensivos bien implicados en las tareas sin la pelota -Negredo corrió a tapar el inicio de la jugada del Atlético más que nunca- surtió efecto inmediato. Forlán se desenchufó del partido y jamás volvió. Por dentro, los tres medios que dispuso Quique evidenciaron que les cuesta ver líneas de pase. Sólo la frescura del joven Fran Mérida ofrecía chispazos. El peligro lo puso Diego Costa, que entró en la segunda parte por Mario Suárez. Se movió por muchas zonas, incordió a Konko y a los centrales con su instinto y velocidad a la espalda de la zaga. Pero echó de menos a alguien más.

Ataque

¡Volvió Kanoute! Manzano sabe que tiene un tesoro, pero que debe cuidarlo porque no va a estar a pleno rendimiento toda la campaña. Él se ofreció a Renato y Romaric, él engarzó juego con Perotti y hasta Capel, quienes a veces abandonaron la banda para hacer daño por dentro. Hasta Negredo lo ve más claro con Kanoute en lugar de Luis Fabiano.

Virtudes

Apareció un Sevilla agresivo, con las líneas juntas y seguro de sí mismo. Acaba de abrir un manual.

Talón de aquiles

Manzano tardó demasiado en refrescar el centro del campo.