El Coria se dio una alegría sumando tres puntos que tienen doble valor por conseguirlos con un futbolista menos, pues la expulsión de Álex Serrano a los veinte minutos y la pujanza de una Lebrijana que llegaba crecidaa la ribera del río hacían prever una mañana difícil para los de Alejandro Ceballos.

Pero los amarillos le pusieron corazón al partido y, en una primera parte en la que Isco no vio llegar ni una vez a los rivales acercarse a su marco, Palacios vio un balón muerto para mandarlo a la red en uno de los muchos ataques a borbotones que protagonizaron los locales, con tanta intensidad como poca claridad.

No obstante, los blanquicelestes no se iban a quedar quietos y tras el descanso encontraron algo más la vía para llegar al área coriana con la entrada del incombustible Lúa. Y ahí, con balones llegando a sus pies, emergió una figura en la Lebrijana. Si el Guadalquivir era lugar de reunión para seguir a dos delanteros jóvenes de moda, Pedro Chacón y Panadero, el que aparecía para brillar era Ranchero, que, aparte de otras muchas cosas, metió un balón en la escuadra para el empate.

El 1-1 y la inferioridad numérica abrumaron algo al Coria, pero los de Ceballos no bajaron los brazos y pelearon hasta conseguir el segundo tanto, obra de Jony al aprovechar una marca defectuosa tras un balón colgado desde la derecha.

Los corianos sufrieron, pues fue un milagro que la Lebrijana errara en particular dos ocasiones en las que sólo había que empujarla a la red, pero lo hizo –también emergió la figura de Redondo– y los tres puntos se quedaran a orillas del Guadalquivir, donde empiezan a ver el play off algo más cerca.