Algo más que un bache (2-0)

Nueva derrota de un Sevilla extraño de sí mismo. Las Palmas necesitó bien poco para superar a un rival irreconocible que apenas reaccionó unos minutos cuando volvió a su dibujo.

Foto: Efe
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J. Ollero

24 de septiembre 2015 - 00:04

El Sevilla continúa colista y acrecentando su evidente crisis deportiva después de una derrota descorazonadora en Gran Canaria con notable aspecto de bucle y sin que el equipo de Emery encontrase casi nunca (apenas ocho o diez minutos) el estilo que le hace reconocible. Flojo y huérfano de alguien que sepa qué hacer con el balón, volvió a regalar el primer tiempo de forma incomprensible ante un rival bizcochable evidenciando una falta de remate preocupante: 18 remates del Sevilla, sin gol. En parte porque algunos fueron deficientes y también porque el balón no entra y si no entra pues es imposible remontar.

Con una alineación extravagante como pocas se recuerdan a Emery, el Sevilla se presentó ante Las Palmas con otras dos bajas de última hora por problemas gástricos: Konoplyanka y Mariano. Extrañísimo dibujo de salida y, ante la acumulación de bajas y algún suplente coyuntural, nadie que se echara el equipo a la espalda, bajara el balón y pusiera orden. Lo intentó Krohn-Delhi, pero alrededor nadie le siguió. Cristóforo de falso interior, Iborra más o menos igual, Llorente sin encontrar su sitio y un Tremoulinas que sigue en su mundo rompiendo el fuera de juego y sin llegar a estorbar a Roque Mesa para que el equipo local tocara diana a la media hora.

Era una media hora verdaderamente infame del Sevilla, infame para lo que el Sevilla puede y debe dar, pero un minuto antes Coke tuvo una ocasión clarísima en una dejada fantástica de Llorente. Al minuto todo se pone cuesta arriba y...

La vulgaridad que fue este Sevilla se prolongó hasta la progresiva salida de Gameiro, Reyes y Vitolo. Ya sólo con el francés la seguridad que ofrecía Las Palmas se fue resquebrajando. Luego con Reyes sí hubo más balón al suelo y más intención. Y con Vitolo volvía el dibujo reconocible del Sevilla, aunque en cuanto a fútbol apenas durase cinco minutos largos desde la salida del canario.

Ahí, en ese lapso, acumuló el Sevilla sus opciones. Las acumuló y las dilapidó. Javi Varas, ex sevillista, hizo dos o tres paradas muy buenas, pero en general los remates visitantes no hallaban portería. Coke la tuvo en el 71 y en un córner a continuación Gameiro, con el portero batido, no conseguía apartarse y repelía un cabezazo de Krychowiak. El colmo, oiga.

El Sevilla estaba empeñado en perder de nuevo y un centro medido de Araujo encontró la llegada de Alcaraz ante la inconcebible pasividad de la defensa, mirando al completo el balón y sin prestar la menor atención al resto de peones. Intentos, intentos, intentos hasta el final con el mismo resultado. Ninguno. Derrota, la tercera, del Sevilla en la Liga, de nuevo despreciando demasiados minutos y otra vez con la suerte, o el balón, de espaldas ante el portero rival.

Explicaciones puede haber muchas, algunas incluso razonables, pero que el Sevilla está en algo más que un bache es una evidencia que urge remediar.

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