Bilbao Basket 75-Coosur Betis 69

La misma mala película (75-69)

  • Un nefasto inicio del partido lastra las opciones del Betis de ganar ante el Bilbao

  • Los fichajes, necesarios para cambiar la cara del equipo; varios no aportan

El base bético Sipahi entra a canasta ante la defensa de Balvin.

El base bético Sipahi entra a canasta ante la defensa de Balvin. / Javier Zorrilla / EFE

Este Coosur Real Betis necesita fichajes. Aire nuevo, que eleve las opciones competitivas del equipo. Con lo que tiene, ahora mismo, no le basta para competir prácticamente en ninguna cancha y lograr el objetivo de la salvación, que nadie dijo que fuera sencillo, por otro lado. El foco se sitúa, cada vez más, en unos cuantos jugadores cuya aportación resta más que suma, que todavía parecen no haberse enterado de qué va la película. Fallos repetitivos, reiterativos y cansinos muchas veces, que a estos niveles de competición penalizan. No en vano, la Liga Endesa no es la segunda competición más importante del mundo por ser sencilla.

Sólo con garra en este torneo no se gana. Es evidente. Slaughter no puede llevar únicamente el peso ofensivo del equipo. La marcha de KC Rivers, hace más de un mes, dejó al polaco como principal argumento bético hacia la canasta contraria. Y, aunque Conger parece tratar de ocupar ese vacío dejado por el ahora jugador del Zalgiris, la necesidad de que lleguen nuevos jugadores que eleven el nivel competitivo del roster cada día se hace más latente para un equipo que, según los resultados, podría verse otra vez como colista en la clasificación en función de lo que haga el Estudiantes en su duelo frente al UCAM Murcia.

Fichajes para reforzar el juego exterior e interior. Balvin, uno de esos pollitos criados en Sevilla y que ahora disfrutan en otras tierras –es incomprensible que no se fuera a por él en verano tras probar suerte en algún campamento de verano en la NBA–, fue un auténtico ogro para los interiores verdiblancos. Él solito anotó más puntos –15– que los tres pívots que tiene en nómina el equipo bético. Y, claro, eso pasa factura al final. Aunque el baloncesto moderno invite a jugar por fuera, los centímetros son un ingrediente que siempre juega a favor. Todo ello a pesar de dominar los rebotes (27-38); la sensación de poco dominio bajo los tableros es intimidante.

El mal inicio del partido fue otro de los ingredientes para entender el porqué de la derrota bética ante el Bilbao, que sueña con colarse en la Copa del Rey. No hay que olvidar que hace menos de un año, ambos equipos estaban en la LEB Oro, aunque el panorama de uno y otro, a día de hoy, es bien diferente. Los bilbaínos salieron con una marcha más desde el primer instante, y guiados por Bouteille y Kulboka, que casi rozaron la veintena de puntos en el primer cuarto, y con un Lammers hartándose de hacer txapelas a medida a los jugadores béticos –puso cuatro tapones en el inicio–, sólo la energía de Borg, Nacho Martín y Almazán en defensa impedían que los locales dejaran el partido sentenciado ya en el primer acto (26-15).

A partir de ahí, la mejora bética fue sustancial. Quizás la capacidad de reacción fue la nota positiva del partido. Mejorando en defensa, sobre todo después de que Bouteille, con su tercer triple sin fallo, volviera a poner la renta bilbaína por encima de los diez puntos. La reacción bética llegó de la mano de Conger y de Slaughter, que metieron de nuevo al Betis en el partido con todo el segundo tiempo todavía por delante (42-37). Ya llovía menos en Miribilla.

Perdió su oportunidad el equipo de Curro Segura de equilibrar la balanza en los primeros compases del tercer cuarto. Sipahi anotó para colocar a los forasteros a tres puntos y, después de recuperar el balón, con la opción en las manos para colocarse a un punto o, igualar el marcador –algo que no había pasado desde el 0-0 inicial–, los béticos regalaron la pelota a Bouteille, que seguía haciendo daño en la canasta verdiblanca y calmaba la revolución hispalense. Tampoco ayudó para nada la técnica que pitaron a Niang, cuando el equipo estaba cuatro abajo en el marcador (48-44). Al menos, en el intercambio de canastas, los béticos lograron no perder demasiado fuelle para llegar con opciones al cuarto definitivo (57-51).

Tras un parcial de 0-9, con Borg como autor de cinco puntos, los de Curro Segura lograron colocarse a uno y meterle el miedo en el cuerpo al Bilbao Básket (61-60). Era el momento del todo o nada, de dar el zarpazo definitivo para regresar con la primera victoria fuera bajo el brazo. Por delante, más de cinco minutos de juego. Sin embargo, Balvin se encargó de enterrar toda opción bética de asaltar Miribilla aprovechándose de un Izundu que se quedaba siempre arriba en los bloqueos, lo que permitía al pívot checo usar sus centímetros para encontrar la canasta rival con facilidad. La cuarta falta de Slaughter tampoco ayudó, y Brown, después de dos tiros libres, volvía a poner a tres a los suyos. Una ventaja que ya nunca bajó de ahí, llegando a ser de nueve (75-66) tras un nuevo triple de Bouteille, que acabó con 23 puntos.

Una nueva derrota, esta vez en Bilbao, aunque un rival que se suponía igual, y que demuestra que los béticos todavía tienen mucho trabajo por delante. Tanto en la pista como en los despachos para firmar jugadores que refuercen.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios