En busca del colofón

Liga europa: fiorentina - sevilla · la previa

El Sevilla huye de cualquier confianza para hacer bueno el tres a cero que obtuvo en la ida contra la Fiorentina. La lección de la pasada temporada en Valencia está muy presente.

Banega, Aleix Vidal y Vitolo, en el centro de uno de los rondos que realizó el equipo en el entrenamiento oficial que tuvo lugar en el Artemio Franchi.
Banega, Aleix Vidal y Vitolo, en el centro de uno de los rondos que realizó el equipo en el entrenamiento oficial que tuvo lugar en el Artemio Franchi.
Francisco José Ortega (Enviado Especial A Florencia)

14 de mayo 2015 - 05:02

El Sevilla quiere dar un paso más para ponerle el colofón a su brillante curso 2014-15. El equipo de Unai Emery está a un partido de repetir en una final de la Liga Europa y para ello tendrá que hacer bueno el tres a cero que figura en la eliminatoria desde hace siete días en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Para quienes lo observan todo desde la distancia de no estar metido en este bellísimo sueño, pues está claro que les parecerá fácil que así sea, pero quienes tuercen por la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Nervión espantan cualquier tipo de confianza. Nada de pensar en Varsovia, todo sucede hoy en el estadio Artemio Franchi de Florencia y ahí están los cinco sentidos de quienes se subieron ayer al avión con destino final en la hermosa ciudad italiana.

Porque, además, la lección en el Sevilla no está tan lejana en el tiempo. Basta con retrotraerse un año y algunos días para pensar en lo que sucedió en cierta noche valenciana. Allí llegó el cuadro de Emery un poco más apretado, es verdad, pero sólo un pelín más, y en el minuto 92 del partido los nervionenses estaban fuera. Pero no, aquello acabó como acabó, Mbia remató el saque de banda de Coke prolongado por Fazio y en las vitrinas del Sánchez-Pizjuán ya figuran tres títulos de la Liga Europa, aunque los dos primeros aún fueran con la denominación de Copa de la UEFA. La posibilidad de conseguir la cuarta es el sueño al que ahora mismo se agarran todos los sevillistas, aunque a día de hoy otros le dan más importancia a jugar la próxima edición de la Liga de Campeones.

No, eso sería el premio añadido, que también tendría un enorme valor, pero lo que realmente persiguen todos los que están aquí, sobre todo los profesionales, es la gloria de pasear una nueva copa en un autobús descapotable por Sevilla. Pero eso, el desarrollo de una posible final, ahora incluso es lo menos trascendente. Lo importante es meterse en ella y para ello lo que se anuncia esta noche en el estadio fiorentino será una nueva batalla. Como ya lo fueron las que tuvo que librar la legión de Emery, excelente definición de esta plantilla, en Mönchengladbach, Villarreal y San Petersburgo. Porque el camino hasta aquí no ha sido precisamente fácil e incluso a muchos les entra la risa floja cuando se apela a la diosa fortuna para hablar del devenir sevillista en esta competición. Se supone, lógicamente, que ésta no habrá tenido mucho que ver con los sorteos, pues el listón cada vez se iba subiendo más alto hasta llegar a esta Fiorentina que tan buena imagen dejara en algunos tramos de su visita a Nervión hace siete días.

Pero la imagen sólo sirve para valorarla y darle aún mayor mérito al resultado con el que llega el Sevilla a este día señaladito. Los dos goles de Aleix Vidal como lateral derecho y el tercero rubricado por Gameiro no más salir al campo tienen un valor enorme para que el Sevilla pueda vivir una nueva final continental. Ése será el preciado tesoro a defender, aunque Emery no quiere ni oír hablar de esa palabra, de defender, y prefiere pensar en el posicionamiento de los suyos como la mejor manera de proteger a Sergio Rico de los ataques que pueda hacer la Fiorentina.

Por ejemplo, el modelo tal vez pudiera ser el partido de ida de la eliminatoria entre el Villarreal y el Sevilla. En el primer asalto, la Fiorentina evidenció que tiene ciertas similitudes con el juego del conjunto levantino, entre otras cosas porque tres de sus futbolistas destacaron, y mucho, en su paso por el club presidido por Fernando Roig, concretamente Gonzalo Rodríguez, Borja Valero y Matías Fernández. Estos dos últimos, precisamente, tal vez fueran los más peligrosos del cuadro viola en su visita a Nervión por el manejo del balón en el centro del campo, pero el chileno no tuvo mucho acierto a la hora del remate a gol. Lo que sí está claro es que el conjunto de Vicenzo Montella gusta de un fútbol de toque por el medio para después buscar balones a las espaldas de la zaga o aperturas a los costados.

¿Y cuál va a ser el antídoto que emplee Emery para tratar de ganar incluso este segundo partido en Florencia? La referencia está marcada con aquel triunfo en Villarreal y eso indicaría la posibilidad de tres torres por medio, con Iborra más adelantado, casi de delantero cuando el equipo ataca y ayudando atrás cuando defiende. Es una opción, sin duda, pero eso implicaría que se cayera del once Banega y es verdad que no está Pareja, que fue clave con el golpeo en largo y a balón parado. Tal vez sea la principal de las incógnitas de una alineación en la que esta vez parece muy claro el resto de los integrantes. Cabe suponer que Aleix Vidal no estará en el lateral derecho, pues es más prioritario proteger la portería propia que atacar la ajena.

De cualquier manera, la lección de Valencia también debe servir para pensar que el Sevilla haría bien en amenazar en las contras para que la Fiorentina no pueda lanzarse a tumba abierta. Ya se vio en la ida que la parte más débil de los italianos está en la zaga, donde conceden muchas opciones de gol y es evidente que un tanto visitante dejaría ya la eliminatoria imposible para Joaquín y compañía.

Son cuestiones que tienen que ver con los protagonistas del litigio, pero hay una cosa que obsesiona a Emery y al resto de su cuerpo técnico. Luis Enrique, en las vísperas de su visita al Bayern y con un resultado idéntico, lo definía a la perfección. "Hay que controlar las emociones". El técnico del Barcelona se refería, está claro, a no caer en errores de inmadurez, como hundirse con un gol tempranero, cosa que el Barça no hizo en Múnich. O lo peor, una expulsión tempranera. La principal manera, no la única, para desperdiciar un tres a cero a favor en una eliminatoria a dos partidos entre dos equipos con un nivel más o menos similar es jugar gran parte de una de las dos citas en inferioridad numérica. Ése es el riesgo que tienen que evitar los sevillistas en Florencia, casi es mejor encajar un gol que una expulsión. Ése sería un castigo cruel y pondría en riesgo todo el trabajo realizado hasta hoy.

Pero son las circunstancias que, indudablemente, se pueden dar durante los noventa minutos que dura un litigio balompédico. Evitarlas, pues, ha de ser el primer mandamiento del ideario impuesto por Emery a los suyos. Como también lo será abstraerse de la presión que pueda llegar desde el graderío. La Fiorentina, como no podía ser de otra manera, ha calentado el encuentro con una iniciativa muy similar a la protagonizada por el Sevilla en la ida. La idea es que el Artemio Franchi, nombre que tomó en 1983 tras el fallecimiento del antiguo ex presidente de la UEFA y de la Fiorentina, se tiña entero de viola. Bien, no está mal sumar algunos puntos de presión, como ya lo hiciera el Sevilla, pero en el campo juegan los futbolistas y los de blanco ya demostraron que pueden ganar. De momento, el marcador señala un cero a tres y ése es el botín a conservar para llegar a Varsovia. Merece la pena luchar por ello.

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