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La deuda de Manu del Moral

  • El jiennense recuerda sus sensaciones en una final de Copa con el Getafe que, siendo todavía muy joven, perdió ante el Sevilla de Juande Ramos en 2007 · "Seguro que disputaré otra aquí", afirma.

Manu del Moral es un chico muy normal en el trato que de amable y cercano no parece futbolista. Pero lo es. Es internacional. Ha fichado por el Sevilla y se encuentra muy a gusto, ha hecho buenas migas con Negredo, a quien conoció en la selección y con quien va a compartir ataque en el equipo de Marcelino, y tiene en un altar a Kanoute, a quien cierto día de junio de 2007 veía con rabia levantar una Copa del Rey en el Santiago Bernabéu. Él entonces era muy joven, pero había jugado un magnífico encuentro con la camiseta del Getafe, cuyos jugadores vieron cerca aquel día poder ganar a un Sevilla entonces imparable a las órdenes de Juande Ramos. Ahora, en este vestuario, aún puede sentarse al lado de algunos de los que fueron aquella noche sus enemigos.

"Fue nuestra primera final porque después jugamos otra con el Valencia y sólo el estar allí ya era un sueño, pero empezó el partido y nos dimos cuenta de que podíamos ganarla. El Sevilla venía muy cargado de encuentros y tuvo una ocasión Güiza muy clara. Ahí lo vimos... se podía. Me acuerdo que ese balón se lo sacó Palop muy bien, pero claro, luego la tuvo Kanoute y...". Chasquea la lengua Manu, pero sin perder la sonrisa, que se vuelve algo más cuando sigue rememorando cosas de aquella final. "Después me hizo un penalti Renato todavía en la primera parte...". ¿Que fue?, se le pregunta. "Que fue, que fue", responde riéndose pero muy seguro.

Manu espera que el destino le pueda dar otra oportunidad como aquélla, aunque ahora en el Sevilla. "Fue una decepción sobre todo porque tuvimos opciones de pelearla, de disputarla e incluso de ganarla. En el segundo tiempo el Sevilla dio un bajón, pero al final se impuso la experiencia también. Nosotros éramos un equipo muy joven, yo tenía 20 ó 21 años. Pero el mejor recuerdo de aquella Copa, y lo que creo que ha sido el mejor día de mi vida o uno de los mejores, fue cuando eliminamos al Barça. Fue la eliminatoria de aquel gol de Messi que se cruzó el campo y se formó una burbuja con eso que no nos hizo gracia. Habíamos perdido 5-2 y el presidente en el autobús nos dijo que íbamos a ganar 4-0. Cuando los eliminamos fue una locura. Tengo esa espinita y ojalá pueda jugar una final con el Sevilla. Seguro que sí".

Ahora, su reto es hacerse un hueco en este equipo, donde han coincidido un grupo de futbolistas de ataque de un nivel excepcional. Manu, no obstante, confía en su polivalencia y en que las tres competiciones harán que los minutos se repartan.

"Es un equipo muy completo en todas las líneas, pero arriba hay grandes jugadores, casi todos internacionales, aunque creo que va a haber encuentros para todos", subraya quien dice admirar a Kanoute desde hace tiempo y quien, a su juicio, es un maestro para los componentes de esta plantilla. "He visto que aquí es como un dios. En vacaciones estaba en Jaén y fue cuando escuché que seguía en el club. Yo creo que son muchos los fichajes de este equipo, pero el mejor de todos para mí es Kanoute por lo que significa para el vestuario, para la afición... y para la gente de arriba es una competencia más, aunque no lo tenemos que mirar así, sino como un referente del que tenemos que aprender día a día", explica el ex delantero del Getafe, que sigue alabando el fútbol del franco-malí: "En el campo da mucho juego, tiene mucha envergadura y cuando a lo mejor no encuentras opciones se la das a él y sabes que te la va a bajar, que te la va a jugar a la banda y que la mueve siempre con mucha coherencia. Para mí es el mejor fichaje".

También habla maravillas de Marcelino, un entrenador con el que nunca había trabajado, pero que desde la distancia siempre vio que tenía las cosas muy claras. En su llegada a Sevilla se ha fijado una primera meta, solucionar la falta de equilibrio defensa-ataque que tantos goles y puntos costó la temporada pasada. "Él quiere que estemos bien colocados, que no seamos un equipo vulnerable y que no perdamos el balón. Cuando esto ocurra, que si tenemos que presionar, presionemos y si no, replegarnos. Eso es positivo porque viendo la calidad que tiene este equipo, eso fue lo que falló la campaña pasada. El míster lo ha visto y sabe que si eso se corrige podemos hacer grandes cosas porque tenemos gente muy vertical en las bandas y por el centro. Si somos capaces de robar el esférico y dar ese paso adelante, podemos hacer bastante daño".

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