El don de atraer rivales

No todos los equipos de fútbol tienen la suerte de tener en su plantilla a futbolistas con un don único. Don y personalidad, pues ambas cosas tienen que estar unidas. Ante un equipo que se plantó descaradamente en el Sánchez-Pizjuán haciendo repliegue intensivo sin balón, con las líneas muy juntitas y renunciando a la presión a los centrales, el paso al frente de jugadores así resulta primordial. Y no hay muchos en el mundo. La referencia más clara es Leo Messi, un hombre capaz de atraer hacia sí a, como mínimo, dos defensas rivales, aunque a veces cuatro o cinco. Con ello, la creación de espacios para los compañeros está garantizada, aunque, lo dicho: hay que tener la personalidad -la calidad técnica se da por descontado- suficiente como para asumir todo lo que ello significa.

Ese futbolista en el Sevilla es, definitivamente, Yevhen Konoplyanka. El ucraniano, una vez soltadas sus ataduras el pasado miércoles en Manchester, es el hombre que la busca, la pide, la aguanta y que, con ello, genera los espacios que el Getafe quería evitar que aparecieran. Por ahí se abrió un partido que en su primera media hora estuvo cerrado.

DEFENSA

La actitud pasiva del Getafe retrasando tanto su línea de presión no complicó las cosas ni exigió esfuerzos que podían ser peligrosos con el desgaste del miércoles y la decisión de Emery de no refrescar apenas el once titular. El Sevilla no tuvo nunca que correr hacia atrás y, por tanto, Krychowiak tuvo un partido plácido, ideal para descansar las piernas. Los centrales tampoco tuvieron trabajo. Marcas cómodas y prácticamente sin cruces. La salida de N'Zonzi produce que se eleve el nivel de recuperaciones: más comodidad.

ATAQUE

Tras más de media primera mitad sin ver los huecos ante un 4-4-2 cerradito que basculaba metido atrás, la decisión de Konoplyanka empezó a dar sus frutos a medida que el ucraniano iba atrayendo a rivales. Eso, aparte del poder de desequilibrar y generar situaciones de uno contra uno, le aclaraba los pasillos interiores a un Banega inconmensurable sin rivales a su alrededor. Aparecían tres opciones, que Konoplyanka entrara conduciendo, que buscara un centro envenenadísimo o que el argentino diera el último pase o ejecutara el disparo. El resto lo hacía un Gameiro rápido e intuitivo en el área.

En la segunda mitad, esta situación siguió hasta acentuarse. Y se suma la mayor asiduidad de subidas de un hombre muy válido en los últimos 40 metros, Mariano. Los penaltis surgen desde las alas. En la dinámica de pases, los locales llegan antes a las reuniones en las paredes (destinario, balón y rival) y eso dentro del área favorece al Sevilla, mucho más voraz cuando se eliminó así un desafortunadísimo Vigaray.

VIRTUDES

Paciencia, movimiento, espacios...

TALÓN DE AQUILES

Tardó en entrar en el partido.