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Dos (ex porteros) cabalgan juntos

  • La vuelta de Monchi y su valiente apuesta por Lopetegui tienen al Sevilla rozando el liderato.

  • El reputado director deportivo revolucionó la plantilla y la gestión del ex seleccionador da sus frutos.

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Justo cuando en la pasada temporada estaba contra las cuerdas, con la masa social convertida en un avispero con rumores cada vez más fuertes de venta a inversores extranjeros, críticas por ponerse un sueldo de 250.000 euros y otra vez el recurso a la desesperada de Joaquín Caparrós en el banquillo, José Castro se sacó un as de la manga en un tiempo récord. El presidente del Sevilla tardó menos de una semana desde que Monchi acabó su relación con la Roma para sentarlo en la sala de prensa del Sánchez-Pizjuán anunciándolo como nuevo director deportivo.

Y en sólo unos meses el gestor gaditano ha demostrado que algo de esto sabe, cambiando la faz por completo del equipo a nivel deportivo y marcando una pauta institucional con una figura de la que el Sevilla estaba huérfano desde su marcha dos años antes.

El equipo nervionense ha demostrado ya en 14 jornadas que no va de farol. Además, porque de esas 14 citas, sólo seis han sido al calor de su público y cuenta con la inestimable ventaja de que ya se ha medido a todos los grandes.

Monchi corrió riesgos al elegir una figura para liderar el proyecto a sabiendas de que, de entrada, iba a provocar rechazo. La abrupta salida de Julen Lopetegui de la selección dos días antes del Mundial de Rusia y su estrepitoso fracaso en el Real Madrid estaban demasiado recientes, pero el de San Fernando no varió su rumbo. Sabía que ese periodo de dudas era una etapa dentro del proceso que debía pasar. Después, al calor de los fichajes –y también de dos ventas impopulares pero inevitables como las de Sarabia y Ben Yedder–, el sevillismo se fue animando hasta que el estreno de la competición confirmó todos los buenos augurios. El Sevilla se ha fijado como objetivo poquito a poco volver a ser esa alternativa que ya soñó con un título de Liga con Juande Ramos hace algo más de una década y que si no repitió el modelo Valencia o Dépor fue porque tuvo que repartir esfuerzos al ganar ese mismo año una UEFA y una Copa del Rey.

Gracias a las ventas de Sarabia y Ben Yedder a la liga francesa, Monchi le dio la vuelta como un calcetín a la plantilla bajo una inversión nada menos que de 140 millones en fichajes que los números están demostrando que era un riesgo controlado con la garantía de acierto que siempre ofrece uno de los mejores directores deportivos del mundo.

El Sevilla, a un punto de Barcelona y Real Madrid (aunque éstos tienen pendiente el clásico), es el mejor equipo fuera de casa, con cinco victorias en ocho partidos, funciona como un reloj suizo y tiene jugadores –como siempre con Monchi de por medio– que van creciendo en cotización. El ejemplo claro es Lucas Ocampos, pero también Diego Carlos u Óliver Torres, al calor de otros ya asentados en el club como Banega, Jesús Navas o Franco Vázquez y un conejo sacado de la chistera del gaditano, el brasileño Fernando, un crack mundial a precio de saldo que se aburría en la liga turca.

Las comparaciones con el proyecto y el dúo que Monchi formó con Unai Emery y que engordó las vitrinas del club con tres títulos europeos han empezado a circular por Sevilla, aunque nadie despega los pies del suelo. De momento la victoria en Valladolid ha abierto una brecha con sus rivales por la Champions.

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