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Una inviable invitación al descontrol

  • El Betis reaccionó ante una adversidad, al tiempo que creó otra sin solucionar

El Betis estaba obligado a borrar imágenes pasadas y volvió a encontrarse adversidades que tumbaron sus pretensiones. El cuadro de Víctor Fernández enseñó sus grandes deficiencias y desaprovechó la presencia de un contrario inofensivo con detalles que aparcan nuevamente los sueños de ascenso.

En Gran Canaria volvió a encontrarse el Betis ante una adversidad inmediata pese a que Goitia solucionara parte de ella. Cuando la situación tomaba un aspecto amenazante y poco propicio, el Betis supo levantarse con el apoyo de muchos béticos en las gradas y la inexistencia de un adversario inocente enfrente. Aun así, fue incapaz de cerrar su reacción cuando ésta parecía lograda.

Cuando el encuentro apuntaba hacia la negatividad, el Betis reaccionó para estar más cerca de la victoria que su enemigo. Cuando el partido apuntó hacia la facilidad, el cuadro bético congeló su pragmatismo y regaló unos puntos que quizás no resulten recuperables.

La plantilla lamentaba hace una semana no haber sabido reaccionar a la expulsión inicial y al marcador en contra. Ante Las Palmas consiguió dar la vuelta a la adversidad sin que ello sirviera para que el logro se completara hasta el final. Demasiados regalos cuando la intención es sumar de tres en tres.

El color verdiblanco en las gradas suponía un aliciente de enorme mérito para el equipo en Las Palmas. Los ánimos ayudaron a que el cuadro verdiblanco controlara la situación tras un nuevo error de Damià. Pero no bastó. En el terreno de juego los detalles siguen mandando y sólo los errores del rival propiciaron que durante unos minutos el logro de la reacción fuera posible.

Víctor Fernández movió el banquillo motivado por las circunstancias en vez de tratar de cambiarlas a través de los cambios. La realidad volvió a mostrar un Betis que jugó contra sí mismo durante gran parte del duelo y terminó pidiendo más minutos cuando había desechado demasiados. Las tres ocasiones del descuento evidencian la superioridad bética, pero ya fue imposible volver a reaccionar cuando tanto había costado levantar el primer obstáculo.

El Betis provocó el primer contratiempo, provocando un penalti evitable y fue culpable del segundo al no saber defender una falta desde tan lejos. Era la invitación al descontrol a un rival que sólo aspiraba a lograr algo a través de ese camino.

Menos margen de error le queda al Betis en su afán por lograr el objetivo y más preocupación tras un encuentro en el que volvió a ser incapaz de sobreponerse a las adversidades. Las circunstancias volvieron a ser las culpables, pero sólo el Betis debía tratar de remediarlas y volvió a desaparecer en el intento.

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