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La juez se ve sin fiscal

  • Alaya no toma inicialmente medidas cautelares contra Lopera y se antoja difícil que lo haga; además, siempre serían con caución. La Fiscalía no apoyó a la acusación particular y volvió a hablar de prescripción.

Mercedes Alaya ha optado en principio por la vía de en medio. Quizá la que aconseja la prudencia en un día tan ajetreado como el que vivió este miércoles en su habitual lugar de trabajo, la sede del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla. El quid de la cuestión, es decir, de la declaración de Manuel Ruiz de Lopera como imputado de un posible delito societario, residía en conocer si la juez tomaría algún tipo de medida cautelar contra el todavía máximo accionista de la entidad. Y la respuesta no se conoció ayer, sobre todo después de que la fiscal del caso, Margarita Viera, volviese a cambiar de opinión y actuase, a decir de la acusación particular, como una defensora de Lopera, tanto al negarse a la adopción de medidas cautelares contra él como en la parte del interrogatorio que ella efectuó.

La fiscal, que no recurrió el último auto de Alaya sobre la no prescripción de los delitos anteriores al año 98 -señal de que podría estar de acuerdo-, dio un nuevo giro y ayer habló de nuevo de prescripción. Igualmente, consideró abusiva la adopción de medidas cautelares sólo por un supuesto delito societario.

En ese punto, ante la falta de apoyo de la fiscal a la acusación particular, compuesta por las agrupaciones Por Nuestro Betis (PNB), Béticos por el Villamarín (BXV) y Liga de Juristas Béticos (LJB), la juez no resolvió sobre ellas aunque quiso saber si las partes aceptarían una posible caución (fianza) en caso de que en su próximo auto -entre hoy y mañana- decidiese la adopción de alguna medida. En este punto, sólo PNB se mostró dispuesta a contribuir en la medida de sus posibilidades, de ahí que se antoje difícil que Alaya corra con una decisión tan trascendente sin el apoyo de la fiscal ni el económico de BXV y LJB.

Hay que tener en cuenta lo que supondría una intervención judicial en el club o la anulación de los derechos políticos de una acciones que, además, hoy están ligadas a una venta por valor de 16 millones de euros. 

Desde las 8:30

El día fue muy intenso. Lopera, para eludir a los periodistas y al centenar de béticos que se fue agolpando a las puertas de los juzgados, llegó dos horas antes de la que tenía marcada en su citación y así a las 8:30 ya estaba en el interior del edificio del Prado de San Sebastián. Hasta las 10:55 no comenzó a declarar ante la jueza, los dos abogados de cada plataforma de la acusación particular, los tres procuradores, la fiscal, el secretario del juzgado y el oficial que sobre las 16:45 vio cómo se le amontonaba una extensa declaración que redactar.

Fue entonces cuando la juez decretó un pequeño receso que las partes aprovecharon para salir de la sala y tomar un pequeño refrigerio antes de regresar para leer la declaración completa de Lopera, firmarla y celebrar la vista encaminada a la adopción de las medidas cautelares que habían sido solicitadas y a las que se había negado la fiscal, muy molesta desde que Alaya usó su visión retrospectiva hasta el año 92 y se mostró convencida de que en el Betis se había producido un delito continuado, en contra de la teoría de aquélla de la prescripción de los delitos (no hay que olvidar que los dos abogados de Lopera, Alfredo Flores y José María Calero fueron fiscales hasta hace poco, el primero de ellos incluso fiscal jefe de la Audiencia de Sevilla).

Fue por eso que Alaya no tomara medidas cautelares por lo ocurrido en el período objeto del análisis, que abarca hasta 1999, ya que aún queda el segundo informe de los peritos judiciales, que comprende hasta 2008. Y difícilmente lo haga, incluso con caución, cuando entre hoy y mañana dé a conocer un nuevo auto. 

Lopera, en su línea

La extensa declaración de Lopera, por espacio de tiempo de casi seis horas, dejó algunas perlas de las que acostumbra. En todo momento, se vendió ante la jueza como el salvador del Betis y negó haber cometido delito alguno, ya que, aunque reconoció que sus empresas habían cobrado dinero del Betis, argumentó que en noviembre de 2008 lo devolvió todo cuando liquidó el club con Encadesa, que relevó a Tegasa en 1999.

Tras declarar que habría vendido su paquete accionarial, dejó un vaticinio apocalíptico. "La época que se le presenta al Betis es peor que la que yo me encontré en 1991", comentó.

Ante un ambiente crítico contra Lopera, pero con casi más policías que béticos descontentos, éste abandonó los juzgados pasadas las 21:15, tras casi trece horas, entre insultos pero con una sonrisa en su rostro, sabedor de que, por el momento, la instrucción, que continúa, se le ha puesto más favorable. "Estoy muy tranquilo", dijo Lopera. "Ha estado muy nervioso en todo momento, incluso al final estaba con los ojos llorosos", declaró Adolfo Cuéllar, de LJB, presente en el interrogatorio.

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