Todos los ojos en el equipo

A partir de hoy, a media mañana, momento en que José María del Nido presentará su dimisión como presidente, el Sevilla afronta una nueva era, una etapa llena de incógnitas por la desaparición de la escena del dirigente que ha llevado el timón de la nave en los últimos once años. El relevo de José Castro y el regreso de José María Cruz a la cúpula ejecutiva hace prever una línea continuista en la gestión del club, siempre y cuando la próxima Junta General de Accionistas le dé el visto bueno, como parece que será por el apoyo accionarial que respaldará al que será nuevo presidente gracias al grupo Sevillistas de Nervión. Pero es indudable que el empuje y la implicación que ha tenido el que hasta hoy ha sido la cabeza visible del Sevilla en la andadura deportiva, económica y social del club puede echarse en falta en momentos decisivos. Por ello, todos los ojos se vuelven a la respuesta del equipo en un final de año clave.

Sólo hay que recordar las imágenes de Del Nido animando a los jugadores, en particular a Reyes, antes del derbi, para cerciorarse de cómo influía en el comportamiento de éstos. Esa figura ya no estará y, posibles disensiones sociales al margen, que eso es otra cuestión, el equipo debe hacerse a la idea de que ya no estará a su lado esa figura tan protectora.

El aficionado de a pie también quiere dejar a un lado la negativa noticia para centrarse en la respuesta del Sevilla, que esta semana tendrá dos importantes citas, una más que otra. En primer lugar debe desplazarse a Friburgo, ya sin el habitual viajero Del Nido, para intentar amarrar el primer puesto de la Liga Europa, lo que en principio procuraría un cruce más asequible. La clasificación la tiene amarrada y el equipo alemán además tiene otras premisas más importantes: ayer perdió 0-3 con el Wolfsburgo y está en puesto de play off de descenso de la Bundesliga. Además, con el empate, el Sevilla tendría garantizado el primer puesto sin mirar al otro partido.

Más enjundia puede tener el encuentro del domingo ante el Athletic de Bilbao. El equipo de Ernesto Valverde vuelve a la Liga tras su derrota copera en Vigo por 1-0, pero aún espoleado anímicamente en la Liga por su victoria sobre el Barcelona, que lo ha catapultado al cuarto puesto. Los vascos llegarán a Nervión con la intención de hacerse fuertes en ese puesto de Champions y, además, no tienen que jugar esta semana al no estar clasificados para disputar competición europea, con lo que afrontarán el partido mucho más frescos que un Sevilla que tendrá que realizar un largo desplazamiento a la fría Alemania.

Ganar al Athletic confirmaría la buena racha que ha cogido el equipo de Emery, gracias a su definitiva irrupción a domicilio y a la goleada en el derbi. Hacía cuatro años, desde el buen inicio de curso con Jiménez en la 09-10, que el Sevilla no concatenaba tres victorias a domicilio, sumando la del viernes en El Sardinero. Pero esta buena racha ha llegado ante equipos de mitad de la tabla hacia abajo: Espanyol, Betis, Granada... Y ahora Emery, con esa nueva versión más práctica y sin tanta floritura gracias a su apuesta por los dos medios centro y a la renuncia a rasear el balón desde atrás con participación incluso del portero, debe medir su crecimiento ante rivales de la zona noble.

Tras el encuentro ante el Athletic, día que faltará Rakitic por sanción, otro factor muy a tener en cuenta a la hora de calibrar la respuesta del equipo, el Sevilla debe visitar al Villarreal de Marcelino antes del parón navideño, mientras que el día 5 de enero recibe en Nervión al Getafe, que ahora mismo lo antecede en la clasificación como séptimo, con un punto más. Después, para concluir la primera vuelta, visita al Elche.