Liga bbva

El poder del banquillo (2-0)

  • Vitolo y Krohn-Dehli rescatan al Sevilla en una tarde desangelada y le dan el undécimo triunfo casero. Unai Emery acertó con los cambios El viento influyó mucho en el juego.

Triunfo de tremendo valor para el Sevilla. El recurso de los suplentes, o los titulares que habían rotado en esta ocasión, fue fundamental para que el cuadro de Unai Emery sacara adelante una tarde de lo más complicada ante la Unión Deportiva Las Palmas. El cansancio, sobre todo el síquico; la resaca de un éxito muy peleado, como es superar el exigente enero de la Copa del Rey, el viento; y la apuesta del rival por la posesión del balón fueron factores que se juntaron para que el cuadro nervionense sufriera más de la cuenta en su fortín. Bueno, eso y el juego carente de profundidad que mostraron Reyes, Banega y Konoplyanka durante un primer periodo de lo más espeso. Pero la diferencia entre un equipo grande y quienes no alcanzan ese nivel está precisamente en los recursos que pueden surgir desde el banquillo y el entrenador vasco tenía a Vitolo y Krohn-Dehli para apelar a ellos.

Fue la clave para que el Sevilla fuera rescatado cuando más complicada se estaba poniendo la cosa. Pese a que en el segundo tiempo todo había variado y el juego ya se había volcado hacia el área de Javi Varas, tal vez porque el viento empujaba de popa para los propietarios del Sánchez-Pizjuán, estaban los blancos atascados en su afán de conseguir el primer tanto. Banega había estado todo el primer tiempo como ausente después de un varetazo que le pegó Wakaso en torno al primer cuarto de hora y el rostro del argentino era el fiel reflejo del dolor que sentía en su pierna, tentado incluso a pedir el cambio en más de una ocasión, pero la cosa había variado bastante tras el intermedio. No es que el fútbol fuera mucho mejor, pero ya todo era un monólogo ofensivo por parte de los blancos.

Eso sí, se echaba en falta más fútbol de verdad, ir menos al arabesco y más a pases cortos y precisos para superar las líneas rivales. Emery lo vio claro, era el momento para apelar a Vitolo y después a Krohn-Dehli, pues el cansancio que habían acumulado en el pesado césped de Balaídos no debía afectarles con sólo media hora de juego. El canario y el danés saltaron al campo con un intervalo de apenas nueve minutos y a partir de ese momento todo viró, y no sólo el fuerte aire que soplaba ayer en el coliseo blanquirrojo, de manera definitiva.

Dicho y hecho. Vitolo comenzó a avisar con un fútbol mucho más profundo por la banda derecha y desde ahí hacia todo el frente de ataque y Las Palmas empezó a padecer la calidad de uno de sus aficionados más ilustres. Desde ese instante, lo que había sido un dominio exclusivamente territorial sí comenzó a traducirse en opciones de gol. Los ejemplos más claros fueron un balón hacia Gameiro, que se quedó solo y no llegó a rematar siquiera y un disparo de N'Zonzi que obligó a Javi Varas a demostrar sus cualidades. Eran avisos ya serios.

El tercero sí iba a tener más rédito y lo protagonizaban Vitolo y Banega con una serie de pases en corto, de paredes en el borde del área hasta que el argentino decidió que era el momento de romper con ellos y buscar la ventaja para el disparo. Su movimiento en el borde del área es bastante parecido al que hiciera en el gol que aseguraba la final de Copa para el Sevilla con la diferencia que ayer había muchas más piernas alrededor y que el balón se le quedó en la izquierda, su pierna mala en teoría. Pero el zurdazo de Banega fue potente y las manos de Javi Varas se doblaron antes de pegar la pelota en el poste y colarse dentro. El Sevilla comenzaba a salvar la tarde.

Pero ya había cambiado también el juego y todo se iba a volver a favor del Sevilla, incluidas una manos de Cristóforo dentro del área a disparo de Tana que Prieto Iglesias no vio, como tampoco vieron sus auxiliares algunas posiciones legales que dieron como fuera de juego, cierto es, en acciones de mucho peligro para Javi Varas. Ese regalo del juez fue agradecido por los anfitriones y también les sirvió como aviso para rematar el litigio sin dar lugar a una sorpresa de última hora.

Y lo hicieron en una jugada colectiva de una gran calidad. Rami sale desde atrás con un arabesco que provoca algún murmullo entre el público, pero el francés se ve sobrado y arriesga un pase complicado para cualquier central. Interior, con varios rivales en la presión, pero con tremenda precisión para dejar a Krohn-Dehli solo en el eje del campo y con muchos metros. Gameiro traza el primer desmarque pero se mete en fuera de juego y el danés espera al momento justo para habilitar a Vitolo por la banda, éste se escapa del lateral y su pase al delantero francés es un verdadero pastelito. Gameiro se lo come gracias a su velocidad, que lo lleva a empujar a puerta vacía y grita al viento que su equipo ha sabido solventar un partido de lo más desaborido.

Son ya 11 los partidos que ha ganado el Sevilla en el Ramón Sánchez-Pizjuán, los mismos que atesora en la clasificación, pues fuera aún no se ha estrenado, y cada uno ha sido de una manera diferente. Este triunfo contra Las Palmas no figurará en los anales de la brillantez, pero sí lo hará por otras cuestiones que también tienen su trascendencia, tales como la paciencia o la capacidad para ejecutar un plan B con los hombres que se quedaron en el banquillo. Pero que nadie se confunda, valen tres puntos, igual que los más brillantes.


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