La base táctica de Míchel en el nuevo Sevilla será el 4-3-3, el mismo con el que triunfó en el Getafe, si bien allí solía ubicar a un mediapunta por delante de dos medios específicos de cierre habitualmente. La temporada pasada, entre lesiones, bajo rendimiento de algunos futbolistas y la propia configuración de la plantilla no pudo llevarlo a efecto tantas veces como le hubiera gustado. Y cuando lo hizo, el sistema no estaba trabajado lo suficientemente en un equipo acostumbrado a jugar bajo el patrón del 4-4-2 desde muchos años atrás, gracias en gran medida a que Kanoute, como mediapunta, ofrecía fútbol y control con ese esquema. Pero la salida del legendario futbolista consagrará el nuevo sistema.

"Creo más en el 4-3-3 y ocupar el centro del campo, de hecho, cuando más hemos sufrido es cuando no hemos podido poblar el centro del campo", reconocía Míchel el martes por la noche. El entrenador sevillista trabajará sobre estos fundamentos tácticos desde la vuelta al trabajo a finales de junio. Entre otras cosas porque entiende que de esa forma el Sevilla va a controlar mejor los partidos. La falta de control ha sido el principal mal del Sevilla en los últimos años, un defecto que cuando contaba con el mejor Luis Fabiano o el mejor Kanoute paliaba a base de goles y pegada. Pero ahora Míchel quiere implantar su filosofía de juego en una plantilla que entiende que será versátil y que contará con mediocampistas de distinto corte para poder llevar a efecto un esquema que apenas pudo implantar el curso pasado.

"Mi primera idea era meter más atrás a Reyes y se nos perdía -reconoció Míchel-. Uno intentaba buscar soluciones y creo que el equipo cuando más cómodo ha estado es cuando Kanoute ocupaba esa posición en el terreno de juego". Míchel quiere que el Sevilla juegue la pelota desde atrás gracias a la presencia de más medios. En ello debe influir la mejoría de Rakitic, la irrupción de Javi Hervás, la evolución de Campaña y el fichaje de otro medio de cierre.