La situación personal de José María del Nido ha puesto sobre la palestra el debate sobre una hipotética sustitución presidencial ante la posibilidad de un revés judicial. Y el dirigente se mostró opaco y se fortaleció en su confianza de que todo saldrá bien. Este martes lo reveló con nitidez en la televisión del club, en el programa A balón parado. Del Nido habló de su problema con la Justicia y a renglón seguido expresó su voluntad. "En todo caso se va a dar la sucesión, porque, si todo sale como espero y deseo, José María del Nido Benavente será sustituido por José María del Nido Benavente, porque será otra persona".

"Desgraciadamente mi situación personal también afecta al futuro de la entidad -reconoció el mandatario-. La gente de mi entorno está sufriendo porque sabe que me juego mucho en ese recurso de casación, pero estamos tranquilos porque seguimos confiando en mi inocencia. Lo que nos gustaría es que exista criterio y falta de presión en el Tribunal Supremo. Se celebrará en poco tiempo una vista pública, antes de final de año, y estamos confiados en una resolución positiva", añadió.

Del Nido habló sobre cómo lleva este proceso. "Yo estoy acostumbrado toda mi vida a vivir con la presión, pero en el plano personal es difícil llevarla, me ha tocado vivirla y la tomo con humildad y con el carácter que siempre me ha caracterizado. Nunca me vendré abajo pase lo que pase".

Además, explicó por qué se decidió a realizar la revolución de la plantilla este verano. "Había que empezar de nuevo porque el Sevilla había vuelto a lo que era, un club plano, que quedaba en la mitad de la tabla. Llevábamos varios años errando, gastando más de lo que ingresamos y sin dar frutos. Pero como las cosas las habíamos hecho tan bien teníamos el saco lleno para tener rentabilidad económica. En los dos últimos años no se han hecho las cosas bien y pensamos: vamos a poner en el mercado la mayor parte de la plantilla y vamos sacar rentabilidad para uno, dos o tres años, porque este proyecto es de tres años, y ahí está el plantel", explicó el dirigente, que cifró las ventas en "90 millones que se pueden convertir en 110-115 millones de euros" y las compras, "entre 35 y 40 millones de euros". Por último, desechó criticar en público a los árbitros, "porque sólo es un brindis al sol ante la afición y eso se habla donde hay que hablarlo". Y elogió el papel del Sevilla en el Camp Nou, con una excepción: "La jugada del último gol en el minuto 93 no se puede dar en un partido de fútbol, con independencia de que el árbitro erró".