"Que Caixa Catalunya se fusione es impensable"

El director territorial de la caja explica sus 'productos anticrisis' y habla de la unión Unicaja-CCM

César Barbosa.
César Barbosa.
F. Durán / Sevilla

18 de marzo 2009 - 05:02

¿Recuerdan aquella idea anglosajona de convertir las propiedades en rentas vitalicias para afrontar mejor las estrecheces del jubilado? No piensen que sólo los ingleses inventan en el mundo de las finanzas. Aquí, Caixa Catalunya comercializa desde 2008 dos productos únicos especialmente adaptados a la crisis: la transformación de la hipoteca en alquiler y la reducción de las cuotas mensuales.

Pensarán que hay truco -tratándose del mundo de la banca, probablemente lo haya-, pero César Barbosa, director territorial de la caja para Andalucía y Canarias, se empeña en aclarar los términos de una apuesta ortodoxa basada en la vieja y eficaz fórmula del "trato personalizado".

Uno. Hipotecas convertibles. "El factor psicológico es importante porque en este país prevalece la cultura de la propiedad, pero el cliente ya sabe en este tipo de situaciones que perderá su casa. Es una opción que no crea traumas familiares". La letra pequeña, según Barbosa, no es leonina: basta con estar al corriente del pago del IBI y de los recibos de la comunidad. "No hay ningún tipo de especulación; el alquiler es reconvertible sin plazos". Como al final se trata de un negocio del que Caixa Catalunya debe extraer réditos, Barbosa explica la filosofía aplicada: "Preferimos una operación viva que un impago o una ejecución judicial".

Dos. Reducción de cuotas. Es una vía aplicable durante un máximo de 5 años dentro de una horquilla de entre el 4,75% y el 6,75% del importe total de la hipoteca en términos anuales. El diferencial entre la cuota satisfecha y la resultante de aplicar el tipo máximo acordado, así como el capital que el cliente deje de pagar durante el periodo de carencia, también se capitalizará cada año.

La caja catalana, tercera por beneficios en España, cuenta con 72 oficinas en Andalucía, más de 70.000 clientes y un volumen de negocio superior a 3.500 millones. La crisis congelará en 2009 cualquier intención expansionista. "No abriremos nuevas oficinas", admite Barbosa.

Las fusiones, tan de moda últimamente, ocupan parte de la conversación. "Sólo hay dos opciones para que se produzcan: que dos entidades saneadas quieran -nadie quiere por ahora- o que una tenga un problema. Para nosotros, es una hipótesis impensable", descarta. El directivo no tiene problemas en hablar del tándem Unicaja-Caja Castilla-La Mancha. "Ése es un movimiento que crea muchos menos conflictos [que la unión de Unicaja y Cajasol] porque CCM tiene escasa implantación en Andalucía", opina. "Cuando hay fusiones dentro de una comunidad, la integración siempre es traumática por la duplicidad de oficinas y plantillas", añade. ¿Otro adepto a la teoría de las dos torres?

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