Una hermosa historia ocurrida en la Semana Santa
De niño paje en la Madrugada de 2002 y de policía nacional en la de 2022: siempre a la vera de la Santa Cruz
Una Semana Santa es un cofre que guarda miles de historias marcadas por la emoción, los sentimientos, la memoria, el fervor... La gran mayoría se viven en la intimidad, no se difunden porque de forma natural quedan en la esfera privada, familiar o en el interior del templo o de la casa de hermandad. Son historias hermosas que dan autenticidad a unos días santos. Hay veces que nos encontramos con las mismas personas al ver una cofradía porque siempre apostamos por la misma calle. Y nos reconocemos unos a otros. O formamos en el tramo con los mismos hermanos durante años porque somos fieles a la misma imagen. Tanto que si un año echamos en falta un rostro nos preguntamos qué habrá sido de ese hermano. Ocurre igual con las sillas de la carrera oficial. Nos inquieta no haber tenido al lado al abonado de siempre, con el que llegamos a tener buenas tertulias al paso de las cofradías con más nazarenos.
Pasó algo muy hermoso la pasada Madrugada cuando avanzaba la Santa Cruz del Silencio, donde forman siempre dos pajes que flanquean al fiscal de cruz. En 2002 salió de pajecillo en ese sitio el niño Luis García Ridao. Pantalón, chalequillo, chaqueta, galones dorados, manoletinas con hebillas, guantes blancos... Toda la inocencia en el rostro que descubre la noche de las noches por antonomasia de la ciudad.
Y este año, 2022 en el calendario, precisamente en la Madrugada del reencuentro, vimos al mismo Luis, en el mismo sitio, delante de la Santa Cruz, nada menos que de agente de la Policía Nacional. La misma cruz, el mismo hermano, la misma medalla, siempre al servicio de la cofradía como paje o como agente de la autoridad. ¿Qué agente cuidaría mejor de la cofradía, con más amor y mimo, que uno que precisamente es hermano y conoce el estilo de proceder de la Casa? Y si encima lo ha aprendido desde muy pequeño, pues valor añadido, que se dice ahora para ponderar las cosas. El trabajo y la devoción unidos en la misma noche. Hermosas, muy hermosas historias que nos enseñan la mejor cara de una semana y nos alejan de los problemas de horarios, itinerarios, bares sin alcohol, falta de urinarios y toda esa logística necesaria, pero que nos distrae de las grandes verdades que sostienen la Semana Santa, que la convierten en única e incomparable con otra fiesta.
Los meandros de la vida pueden llevarle a uno a destinos y circunstancias muy diferentes y, por supuesto, imprevistos. Pero la Semana Santa en general y la cofradía de uno en particular suponen un reencuentro con uno mismo, con sus raíces, con su juventud, con sus antepasados. Un día lo comentamos con Álvaro Pimentel, concejal del Ayuntamiento al que siempre vemos portando la caña en el Corpus de la Magdalena, justo detrás del precioso paso del Dulce Nombre de Jesús. En el ambiente de boato y suntuosidad del Salón Colón se lo advertimos: “Espero que ahora sigas llevando la caña”. Y nos respondió: “La caña nunca se deja, por supuesto que la seguiré llevando”. Pues eso. La cofradía nunca se abandona porque nos fija, nos devuelve al sitio del que procedemos, al origen que nunca se debe olvidar. La Santa Cruz, la devoción, el acudidero seguro.
Mal detalle en el Salvador
Qué raro fue ver el pasado lunes la salida de las imágenes de la Redención por una de las puertas secundarias de la fachada principal del Salvador. No se pudo usar la puerta grande porque, al parecer, lo impedían el mostrador y los expositores de artículos de la visita turística. La comitiva salió por una de las pequeñas, recorrió el espacio interior entre la verja y la fachada y ya pudo descender por la rampla por todos conocida. Pero quedó algo extraño...
El Sol
Hemos tenido polémica esta semana por las quejas de hermanos del Sol sobre comentarios despectivos que se han vertido sobre la cofradía en las redes sociales e incluso testimonios de gente que habría tenido un trato desconsiderado con la hermandad del Plantinar en la propia calle. Sin duda alguna, no se debe acudir a ver una cofradía si es para realizar gestos de desprecio o exhibir otro tipo de faltas de respeto. Cualquier cofradía que sale a la calle merece un respeto. No es que todos los gustos valgan –opinión facilona y buenista– sino que simplemente no hay que ofender a ningún cortejo ni reírse de la devoción de nadie. No vaya usted a verla si no le gusta, no le pareció oportuno en su día su ingreso en la Semana Santa o considera que no guarda los mínimos requisitos estéticos. Pero la mofa pública está absolutamente fuera de lugar.
El coste de quitar la cera
Unos 140.000 euros cuesta la retirada de la cera de las calles por donde han pasado cofradías. Yse tarda un mínimo de tres semanas en suprimir unos restos que son un verdadero peligro en cuanto bajan las temperaturas y hace un poco de calor, como pasó a principios de semana en esta primavera, loca como buena primavera, como corresponde a la fama de esta estación del año.
Catedral 2023
Es menester que el Cabildo prepare ya la instalación del Monumento en el Altar del Jubileo. La solución de la Capilla Real no debe extenderse en el tiempo. Se pierde mucho realce por razones varias: la reja, los bancos, la cinta que suele estar puesta de forma absurda... La estación ante el Santísimo debe ser cuidada al máximo por el Cabildo y las hermandades. Basta con usar de nuevo el altar de Laureano de Pina, que garantiza el máximo esplendor y permite un recorrido más ordenado en el interior del templo.
El pertiguero
Primer golpe. ¡Que se enteren ya todos! Que no se paga nada al Cabildo por quedarse una cofradía en la Catedral en caso de lluvia. Así se lo comunicó además un canónigo a un hermano mayor del Lunes Santo, que respondió: “Qué alivio acabo de sentir”. La facilidad que tiene esta ciudad para alimentar leyendas es en ocasiones tremenda... Segundo golpe. Oído en el Ayuntamiento: “El hermano mayor me anunció que él no podía dejar la cofradía dentro, que debía salir. Su patrimonio es el barrio por encima de todo”. Tercer golpe. Se busca al pillo. ¿Quién hurtó de las dependencias municipales de la Plaza Nueva una la palma rizada que era un obsequio personal para el teniente Cabrera?. Y ciriales arriba. ¿Qué nazareno y ex altísimo cargo del Consejo se acercó al palquillo el Miércoles Santo para quejarse del retraso dejado por una larga y preciosa cofradía?
El Lagarto de la Catedral: "La primera Semana Santa de monseñor Saiz ha sido espléndida. No tendrá queja de las cofradías ni, por supuesto, las cofradías de monseñor. El Jueves Santo tuvo al nuncio a su lado. Los dos cenaron en el Real Círculo de Labradores antes de dirigirse al palquillo para vivir la Madrugada"
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