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José Antonio de Yturriaga | El diplomático opina que Europa ha pasado de ser el centro del mundo a un apéndice de Asia"

"España no tiene una política exterior definida"

José Antonio de Yturriaga Barberán (Granada, 1936)

José Antonio de Yturriaga Barberán (Granada, 1936) / G. H.

"No sé si me va la marcha o soy un cenizo, pero por donde he pasado me han pasado cosas difíciles", asegura José Antonio de Yturriaga (Granada, 1936). Este jurista y diplomático español, formado en Sevilla, fue a Lisboa pensando que era una plaza tranquila y vivió en primera persona la Revolución de los Claveles, como embajador en Irak le pilló la guerra contra Irán y en Rusia le tocó lidiar una época difícil en los 90. "Creo que el único sitio relativamente tranquilo ha sido Irlanda", reconoce alguien muy pegado la actualidad y mostrando su perfil incómodo desde el atril, a través de su blog o en sus ensayos políticos sobre Cataluña y otras cuestiones.

Entre sus mejores anécdotas, la curiosa historia familiar de cómo formó parte de esa estrambótica firma de la paz entre el pueblo granadino de Huéscar -de donde remanece- y Dinamarca. Hoy confinado desde su domicilio en Madrid echa en falta poder salir a por los periódicos, pero vive en permanente contacto con la realidad del minuto a minuto.

–La pregunta es obligada. ¿Cómo se encuentra y cómo analiza la situación que estamos viviendo?

–Preocupado tanto por el peligro físico y las pérdidas de vidas como por las consecuencias económicas que van a ser desastrosas. Lo peor que una catástrofe que se ha agravado por el Gobierno que no ha tomado las medidas que debía. Otra cosa es que le haya pillado por sorpresa, como a todos, pero no solamente no lo han paliado sino que lo han empeorado con cosas como la manifestación del 8-M.

–¿Es la crisis más grave en España desde la Guerra Civil como ha dicho Pedro Sánchez varias veces?

–En cierto sentido sí al llegar a una paralización cuasi total de la vida del país, sí. En cuanto a la gravedad vamos a ver las consecuencias. La situación está mal pero puede ser aún peor. Si todo queda en esto como en China que parece que van recuperándose con la apertura de Wuhan y ya no hay contagios locales, a ver si esto pasa también en Italia o España que son los países donde se producen más casos y todo queda en una pérdida lamentable de vidas humanas. El problema es que esto persista y no sean semanas sino meses con un colapso económico total.

–Es partidario de que, pese a la unidad, es importante decir lo que se ha hecho mal, a su juicio.

–Es cierto que en este momento no es de exigir responsabilidades y ponerse a discutir sobre quien tuvo la culpa. Lo importante es que todos respaldemos al Gobierno, pero no incondicionalmente si no actúa como debe actuar. Si actúa mal no se le puede apoyar. Hay que apoyarlo en todo lo apoyable. No es óbice para que seamos conscientes y le digamos al Gobierno que ha cometido una serie de errores y sigue cometiéndolos.

"Creo que en la actualidad no se puede decir que España tenga una política exterior definida"

-¿En qué lugar queda Europa en todo esto?

–Europa es un sitio curioso. La Unión Europea surgió en un momento crítico y siempre ha estado en crisis. Pero hasta ahora las crisis siempre han sido un avance y poco a poco se han ido estableciendo un mercado, políticas comunes o una moneda única. Ha ido paso a paso con muchas dificultades. Pero ahora mismo está en una coyuntura muy peligrosa porque se encuentra impotente ante grandes potencias como China y en menor medida Rusia que ha renacido. Europa se ha quedado a trasmano. Ha pasado de ser el centro del mundo a convertirse en un apéndice de Asia. El centro se ha trasladado del Atlántico al Pacífico con el desarrollo de China pero también de una serie de países como Japón, India, Indonesia o Corea.

-¿Se ha ido achicando?

–Europa todavía tiene un peso si quiere, más que político, moral porque ha sido la única entidad capaz de establecer unos principios de derecho, una economía de mercado, sentar unas bases de estado del bienestar y mantener la paz e impedir al estado de guerra permanente entre los países europeos. Son logros que nadie le puede negar, su desarrollo y haber sido la primera potencia económica. Ahora resulta que se va perdiendo esa situación. Para mí uno de los grandes culpables ha sido Gran Bretaña, que ya desde antes de entrar se negó, pretendió contrarrestarla y luego cuando vio que no tenía éxito pidió su ingreso. Desde que ha entrado, Gran Bretaña ha sido una rémora.

-Otro de los temas que ha estudiado en profundidad es la cuestión catalana. ¿Qué opina de lo que está pasando en esta crisis?

–Ha habido ejemplos de antiespañolismo fomentado por el representante del Gobierno en Cataluña. El caso de Torra es que no hay por donde cogerlo. Ha hecho bueno a Puigdemont. Lleva dos años en el Gobierno y no ha adoptado una sola ley, todo es oponerse a España y hacer todo lo posible para crear un ambiente enrarecido e independentista.

-¿Cómo valora la política exterior de España?

–Estoy un poco atónito, soy profesor de Derecho Diplomático desde hace 50 años y todavía doy clases en la Complutense. Escuché a la secretaria de Estado decir ante una serie de embajadores que se comprometía a seguir una política exterior feminista. Me quedé patidifuso, jamás oí eso en 50 años. Que me digan a mí que es eso. Si es nombrar a todas la mujeres embajadoras no creo que sea feminista, es un nepotismo como cualquier otro. Creo que ahora mismo España no tiene una política exterior definida.

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