Fernando Fabiani | Médico de familia

"El miedo a la enfermedad vende y siempre hay alguien que gana con ello"

Fernando Fabiani.

Fernando Fabiani. / Juan Carlos Muñoz

Fernando Fabiani (Sevilla, 1975) se ha convertido en una cara popular gracias a su colaboración en programas en la televisión pública nacional. Una actividad de divulgación que compagina con éxito con su trabajo como médico de familia y su afición al teatro. Esta semana reestrena por séptimo año la obra Poncio Pilato en Sevilla. Arte y medicina, un buen binomio: “El teatro me ayuda a comunicar mejor en mi consulta y lo que vivo en ella me hace más sensible y puedo trasladarlo al teatro”. Hace unos meses ha publicado un tercer libro, ¿Te puedo hablar claro? (Aguilar, 2020), en el que, en clave de humor, desmonta 30 mitos relacionados con la salud que se han convertido en creencias transmitidas de padres a hijos. Dice Fabiani, con ironía, que no es un libro para regalárselo a las madres y apunta que ni las carnes se despegan, “porque no son cohetes”, ni echar la cabeza para atrás es la solución cuando sangras por la nariz; como tampoco la leche, que antes era un remedio milagroso, produce moco como se dice ahora, ni se debe decir que una copa de vino es saludable.

–¿Le puedo hablar claro?

–Sí. Claro claro.

–¿Por qué cuesta tanto entender a algunos médicos?

–Probablemente porque no somos conscientes de lo que decimos tiene que estar adaptado a quien nos escucha. Y eso debería enseñarse en la carrera. En Medicina, y también en otras carreras, falta un ingrediente clave: aprender a comunicar.

–Está el doctor Google, que habla y enseña de todo...

–Es un compañero que no podemos evitar. La gente lo consulta, es la gran enciclopedia de la salud. Y no tiene sentido enfrentarse a él, nos va a ganar, hay que usarlo como un amigo. Tenemos que recetar también webs porque el paciente quiere ampliar información y hay que decirle dónde buscar.

–Existe el miedo a la enfermedad y contra eso no hay vacuna.

–El miedo vende mucho y siempre que surge un gran temor me pregunto: ¿quién gana? Hay que aprender a gestionar el miedo. Los sanitarios tienen que saber qué es lo que la gente teme para explicar si hay motivos o no.

–El miedo hoy se llama coronavirus. Tranquilícenos.

–El gran temor es que se convierta en un virus circulante y esto es lo que justifica que, a pesar de que su mortalidad no sea muy alta ni sea algo muy grave, se estén tomando tantas medidas . Hay que intentar evitar que nos visite cada año. A día de hoy no hay datos para preocuparse de otra forma, pero estas medidas que nos parecen de película están justificadas por la necesidad de prevenir.

"Frente al miedo es bueno reír, que no es lo mismo que tomarse las cosas a broma"

–Dice que siempre alguien gana. ¿Qué piensa?

–De momento se ha ganado a gente enganchada en las pantallas... audiencia. Y no sé, pero las mascarillas ya se venden a precios bárbaros por internet sin que nadie lo haya recomendado.

–Hay conductas ilógicas, pero también habrá preguntas sensatas, ¿no?

–La gente acude temorosa, pero entendiendo que quizás esto esté sobredimensionado por la gran difusión de estas noticias. Y hay gente preocupada porque tienen familiares mayores o con enfermedades y están oyendo que éstos son los que fallecen. Ojo: hay que tener cuidado con estos mensajes. Para no contagiar a estas personas precisamente hay que extremar las precauciones: lavarnos las manos, no tosernos en ellas... Es algo que venimos diciendo desde hace años con la gripe.

–¿Cuál es su diagnóstico de la situación?

–Nadie lo sabe, todas las instrucciones sanitarias se mueven entre el ojalá no llegue a ser un virus circulante... y el temor a que eso ocurra. Y por eso las medidas son cada vez más agresivas, se viven con alarmismo.

–Las cuarentenas asustan.

–Suenan a película y esas historias en el cine suelen acabar mal. Luego hay gente con mucha gracia. Me decía un amigo: “¿Dónde está el coronavirus? Me lo pincho. Quiero pasar 15 días en el sofá viendo Netflix tranquilo”.

–La guasa en las redes tardó un minuto en saltar...

–Frente al miedo es bueno reír y eso no es tomárselo a broma, es liberar ese miedo.

–Muchas veces oímos que tener una buena actitud o sentido del humor ante la enfermedad ayuda. ¿No es un mensaje peligroso?

–Creo que el humor y la actitud hace todo más llevadero, pero no se puede decir que eso cura porque, cuando alguien no se cura, hay quien puede pensar que fue porque no luchó lo suficiente o no se lo tomó bien y lo que nos falta encima son culpabilidades. Nadie pierde la batalla contra el cáncer, cada enfermo hace lo que puede. Hay que cuidar las metáforas bélicas, hay mensajes muy duros.

–También situaciones.

–Lo peor es el error. La medicina no es una ciencia exacta, errores hay todos los días, es humano y no hay que confundirlos con negligencias. Deberíamos hablar más de los errores.

–Sáqueme de algunas dudas. ¿La gente confía en los médicos de familia?

–Le contesto al revés. Si alguien no confía es mejor que cambie de médico. La confiaza es imprescindible para que ese médico sea útil. Eso en lo personal y luego está la confianza profesional: somos el hemano pequeño de la sanidad. Ser médico de familia parece que no tiene glamour. Quien lo ve así es que no conoce a su médico o quizás no usa la sanidad pública. Gran parte de nuestros políticos y funcionarios usan la privada.

"La pobreza mata, el código postal enferma más a veces que el código genético. Las consecuencias del coronavirus no serán igual en todos los sitios"

–¿Otra sanidad es posible?

–No tengo dudas. Y cuando hablamos de sanidad hay que verlo con perspectiva social. La pobreza mata, el código postal enferma más a veces que el código genético. El coronavirus tendrá más riesgo en situaciones donde no hay un buen servicio de salud, en las que hay más pobreza... ahí tendrá terribles resultados.Una buena sanidad tiene que venir de la mano de medidas sociales. Situaciones como ésta demuestran la importancia de la sanidad públic a y universal. La sanidad privada no quieres saber nada del coronavirus porque es una epidemia.

–No se vaya sin darnos una receta mágica.

–Hay que ir más al teatro, a los museos, hacer ejercicio... cultivar lo que nos hace disfrutar en todos los sentidos. Estar vivo es mucho más que no tener enfermedades.

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