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Entrevista con Isabel Cuenca

"La Iglesia es ecologista desde siempre"

Isabel Cuenca es la Secretaria General de Justicia y Paz España.

Isabel Cuenca es la Secretaria General de Justicia y Paz España. / Juan Carlos Vázquez

Isabel Cuenca (Villarrodrigo, 1949) es una de las mujeres más relevantes de la Iglesia católica en España. Comanda la organización Justicia y Paz, a la que llegó hace 30 años gracias a un anuncio que vio en la prensa. "Este es mi sitio". Aunque está casada y tiene hijos, su familia también son los pobres y el medio ambiente. Es licenciada en Ciencias Biológicas y coordina el Grupo Diocesano de Ecología Integral de Sevilla. Una herramienta para hacer una Iglesia más verde y concienciada con el cambio climático, que atribuye a la mano del hombre y culpa de muchos males de la sociedad actual. 

-Es usted secretaria general de Justicia y Paz, ¿qué es y para qué sirve?

-Nace como consecuencia del Concilio Vaticano II. La Iglesia se dio cuenta de que estaba muy encerrada sobre sí misma. Entonces, creó un enlace entre ellos y la sociedad. La misión de Justicia y Paz es divulgar la doctrina social de la Iglesia y recoger la preocupaciones de la gente normal y llevarlas a la Iglesia jerárquica. En definitiva, trabajar por una cultura de paz, los derechos humanos y el medio ambiente.

-¿Medio ambiente?

-La Iglesia es ecologista desde siempre, pero hay una tendencia social a identificar este asunto con movimientos de izquierda. En la propia Iglesia hay cierta reticencia a esto. Algunos no la ven como una misión de los cristianos, pero no es verdad. Desde el principio vemos que ha estado en la preocupación de la Iglesia desde el Antiguo Testamento. Dios decidió destruir la humanidad y salvar a Noé porque el hombre había pecado y no cuidaba la creación. Más tarde, da a Adán y Eva el paraíso y ellos le ponen el nombre a las cosas. Se pone nombre a lo que se conoce y a lo que se ama. Desde el Génesis estamos viendo la preocupación por el medio ambiente. Por ejemplo, Jesucristo citaba mucho a la naturaleza en su enseñanzas.

-¿Los papas han seguido por esta senda ecologista?

-El primer papa que inicia la doctrina social, León XIII, ya hablaba de consumo. La preocupación ha ido aumentando a medida que el deterioro medioambiental ha avanzado. En el Concilio Vaticano II se hace patente esta preocupación. Juan XXIII, por ejemplo, era hijo de campesinos y hablaba de estos asuntos. Pablo VI empezó a denunciar que estaba habiendo un desarrollo desigual en el mundo. Él habló de procurar el desarrollo del hombre y de todos los hombres. Pero el verdadero punto de inflexión fue Juan Pablo II. En la Jornada Mundial de la Paz de 1990 escribió que percibía que en la Iglesia se estaba empezando a crear una sensibilidad ecológica y que se estaba intentando reprimir. Dijo que había que estimularla y potenciarla. Luego, Benedicto XVI muestra de nuevo la preocupación por la obra de Dios. Llama a la conversión ecológica. Francisco I recoge esta tradición y une el cuidado con el tierra con el de los pobres. Se basa en estudios científicos para defender que los países más empobrecidos van a ser los que más van a pagar el cambio climático.

"Dios decidió destruir la humanidad y salvar a Noé porque el hombre había pecado y no cuidaba la creación"

-Ya se empieza a hablar de refugiados climáticos, ¿existen?

-El Vaticano está pidiendo que la gente que se tiene que desplazar por cuestiones medioambientales se les dé el mismo estatus que a los que huyen de una guerra. Hay muchos que por la sequía y la hambruna tienen que irse de su tierra. Por ello, cuidando el medio ambiente luchamos contra la pobreza.

-¿En Andalucía cómo ve la situación en este aspecto?

-Me preocupa mucho la situación y no sólo en las ciudades. El cambio climático es real y el aumento de la temperatura también. O ponemos remedio o vamos a un escenario complicado. Los estudios dicen que la sequía va a aumentar. Este año lo estamos viendo. Todos los años batimos los récords de temperaturas mantenidas: estuvimos durante 15 o 20 días por encima de los 42 grados. Eso es una burrada. Pensemos que esto hace que aumente la evaporación y, por tanto, la desertización. Yo soy de la Sierra de Segura y de pequeña veía cuatro o cinco nevadas al año. Este año, ni un sólo día. Y el pasado, un poquito. Desde mi punto de vista, es un disparate la cantidad de superficie de regadío que cada año se aumenta en Andalucía. Hay que plantear un uso del agua racional. Y en las ciudades faltan árboles. Necesitamos sombras y sobra porquería en el suelo. Tenemos unas ciudades bastante sucias. Afortunadamente, en el colegio se mentaliza cada vez más en buenas prácticas medioambientales.

-¿El cambio climático es reversible?

-Los expertos dicen que no. En agosto salió un informe devastador del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Hay que ser valientes y tomar medidas drásticas.

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