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María Isabel Rodríguez Palop | Periodista experta en flamenco

"Rosalía es maravillosa, pero no creo que 'Malamente' sea flamenco"

La periodista y diseñadora María Isabel Rodríguez Palop.

La periodista y diseñadora María Isabel Rodríguez Palop. / Ángel Márquez

María Isabel Rodríguez Palop es periodista especializada en flamenco y ha trabajado en diversos medios dedicados a este arte, tanto en radio, como en televisión y prensa. Actualmente escribe un espacio semanal en El Periódico de Extremadura dedicado a la actualidad de este género. Además, dirige la página web www.palopflamenco.com y es diseñadora de complementos relacionados con el flamenco. Acaba de publicar su primer libro, Flamenco para dummies (Planeta, 2020), con el que intenta acercar este arte a los profanos desde la ortodoxia con un estilo abierto y divertido.

-¿Cómo llegó el flamenco a su vida?

-Mi pasión por el flamenco me viene desde niña. Mi padre, Marcelo Rodríguez Boceta, con 87 años, aún sigue siendo el presidente de la Peña Flamenca Cultural Ciudad de Llerena, una de las más antiguas de Extremadura. Yo me he dormido y despertado escuchando flamenco ortodoxo, que es el que me enseñó mi padre. Tenía ocho o nueve años cuando fui a mi primer festival, en el que vinieron Calixto Sánchez y Camarón de la Isla a Extremadura, y recuerdo que ahí pedí mi primer autógrafo. Fue la primera vez que reconocí todo lo que escuchaba en las cintas de mi padre. También me arroparon en mi infancia otras figuras como El Cabrero, José Menese, Aurora Vargas... Cuando creces escuchándoles, aprendes flamenco desde las fuente más primarias. Ser hija de un peñista no sólo te impregna amor al flamenco sino el respeto que se merece.

-Defina el flamenco a un profano.

-Es la generosidad intangible. Es dúctil para que otras personas puedan hacer otra música a partir de él o para que mayores como Rancapino puedan seguir ejerciendo su forma de entender la vida a través de él. Acompaña a alumnas pequeñitas que empiezan en el baile... Invitaría a cualquier persona que quiera acercarse al flamenco a que vaya a una peña, a un tablao o a un festival y permitir que el flamenco te haga sentir.

-Pero muchas veces parece que es un arte sólo para iniciados.

-El flamenco está abierto a todo el que le trate con respeto. Para mí es algo casi eclesiástico. Se puede hacer de muchas maneras, a través de Los Chunguitos, de las sevillanas, de las saetas... Pero si quieres adentrarte de verdad en este mundo hay que hacerlo de una forma ortodoxa.

-¿La ortodoxia no mata la evolución?

-No defiendo la ortodoxia, aunque me guste. Yo escribo desde la honestidad y el árbol genealógico del cante (Flamenco para dummies, Planeta 2020). Pero en el libro también hablo de Rosalía o Ketama. No digo que esté mal la fusión. Lo que no me gusta es la confusión.

-¿Como al Niño de Elche?

-Bueno. Él ha pasado por la fundación de Cristina Heeren y sabe de flamenco. Como artista es libre de usar este arte tan amplio como un laboratorio de ideas para llegar otra parte, como hace Israel Galván. Todo está bien si se hace desde el respeto y el conocimiento. Que lo que hagan sea flamenco, ya me lo reservo. Lo que no me gusta es que una persona que nunca se ha interesado por el flamenco diga que lo que hace es flamenco.

-¿Qué le parecen las críticas a Rosalía por apropiación cultural?

-Me parece que eso es una tontería. El flamenco está declarado patrimonio de la humanidad, por lo que hasta un chino puede reclamarlo. Como arte está abierto a toda persona que quiera ampliar su cultura. Rosalía es un fenómeno maravilloso. También un producto de marketing maravilloso. Personalmente no considero que Malamente sea flamenco. Pero es cierto que ella sabe de flamenco y lo está usando también como laboratorio de ideas para llegar a otro punto en su arte. Todo el que haga las cosas con honestidad, ganas y respeto merece eso, respeto.

-¿El flamenco, ni es del sur, ni es gitano?

-Por supuesto. Yo estoy con la tesis de Ángel González Caballero de que el flamenco es una amalgama de culturas y folclore. No es patrimonio de los gitanos.

-¿El flamenco ha sufrido por ser usado en la dictadura como una imagen de España?

-Más que el flamenco, lo sufrieron los artistas de la época. Hay que comprender el tiempo que le toca vivir a cada uno. Peor prensa tuvo el flamenco en la época del café de Silverio Franconetti, cuando mataron al Canario en Triana, y muchos escritores de la generación del 98 se erigieron en antiflamenquistas. Esa época fue mucho más dura y aquí estamos. El flamenco está por encima de todos nosotros.

-¿Qué referentes ve ahora?

-Mi referente es Calixto Sánchez, como he dicho antes. Y de hoy en día me gusta mucho Rancapino Chico, María Terremoto, Edu Hidalgo, extremeños como Manuel Pajares o bailaores como Jesús Ortega o Águeda Saavedra, o un guitarrista como Javier Conde.

-En la era digital, ¿es posible romper con discos de estudio como hicieron en su día La Leyenda del Tiempo u Omega?

-Creo que los artistas que van a romper son los que saben lo que cantan y saben mover su trabajo en las redes sociales. Hay artistas que están más presentes en las redes que en los tablaos y se dan a conocer así. Creo que los discos pueden volver, pero a la inversa. Primero se pasará por la digitalización y luego ir al vinilo. Todo está inventado. Lo único que cambia en el ciclo artístico son los tiempos.

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