"El buen humor es un purasangre salvaje"
José Manuel Poga | Actor
DEL CÓMIC A LO CÓMICO. A José Manuel Poga (Jerez, 1979, y afincado en Gines) le va el arte. Siempre quiso ser actor pero también soñó con dibujar cómics, pasión que abandonó por la escena, donde se ha hecho un nombre después de una trayectoria muy currada. Ha lidiado de lujo con el toro que le puso por delante David Sainz al convertirlo en Tomás, el protagonista de la serie En Fin, una alocada comedia sin medias tintas y muy poca corrección política.
–Protagoniza En Fin, una serie apocalíptica, lisérgica, surrealista... ¿Cuántos canutos se pudieron fumar David Sainz y Enrique Lojo mientras la escribían?
–No lo sé porque se ha ido fraguando durante cerca de diez años; en ese tiempo, media Jamaica.
–Ha quedado muy redonda, graciosa y buena.
–Un seriote, una cosa nueva, espontánea y singular.
–Tiene una carga crítica ante la tesitura del fin del mundo. Si se acercara ese día, ¿a qué se dedicaría?
–Cada día me gusta más la albañilería y el fin del mundo me vendría de lujo. Me haría un búnker de acero reforzado que ni Putin.
–Tomás, su personaje, se pira de casa abandonando a su mujer y a su hija. ¡Valiente marido y padre!
–De valiente nada, un cobarde. Te puedes ir de casa pero despídete, colega.
–El inicio promete: un montón de gente en pelotas tras desfasar en una orgía...
–Una orgía en una tienda de muebles, pero lo más inquietante es que de repente aparece un caballo entre la gente, las cosas surrealistas de David. Ya cada cual que imagine qué hace ahí.
–Malena Alterio hace muy bien de pava, también aquí. Pero en un capítulo lo borda de borracha y drogada. ¿Puro teatro o se puso hasta arriba de whisky y LSD?
–Julia, su personaje, se pone fina, siempre ha sido correcta, ve la ocasión de abrir las puertas de la percepción y le sienta estupendamente. Como a todos, pero la resaca luego...
–Ha dicho: "Es un envite al conservadurismo en la comedia: muy salvaje y muy punkie". ¿Somos muy políticamente correctos en España?
–Hay mucho blanqueamiento en la comedia, como que tiene que estar dentro de un corsé para no ofender a nadie, cuando el humor es mucho más salvaje. Queremos que sea un poni, pero el buen humor puede ser un purasangre salvaje que te galope por las entrañas.
–Un momentazo: sale Chenoa.
–Así son las cabezas de David Sainz y Enrique Lojo, estas cosas que hablan que son de combustión espontánea y salen porque la productora dice que sí y Chenoa igual. Es lo fantástico de En Fin, cualquier paja mental puede ser realidad.
–Otro: la tunda de los adultos a unos niños que son más malos que el demonio. ¿No temen que entre de oficio la Fiscalía de Menores?
–Es un ajuste de cuentas. Mi personaje es tan idiota que, como de pequeño sufrió bullying, ve el momento de vengarse de los niños. Pero, Tomás, eso lo deberías haber hecho antes, tonto.
Flipo desde siempre con Javier Bardem; trabajar con él sería como tener una escuela a un metro"
–¿Qué dicen sus amigos sevillistas de que guarde como oro en paño una camiseta del Betis de Alfonso?
–Tengo de los dos bandos; si uno se mosquea, me voy con otro de cervecitas y viceversa. Hay que tener amigos en todas las gradas.
–Con 40 años saltó a la fama por La casa de papel. ¿Dónde estaría hoy de no haberle salido ese trabajo?
–Quién sabe. Estos son caminitos que coge uno. Si no hubiera salido La casa de papel, habría sido otra cosa.
–Ha hecho papeles potentes aun con apariciones menores, ¿qué diferencias hay con este protagonista?
–Más curro e ir a diario al rodaje... Pero el compromiso es el mismo. Siempre que he hecho secundario, me lo he tomado como si fuera protagonista de mi pequeño universo.
–Su nombre artístico es Poga para, según dijo, incorporar a su ser "complejos e inseguridades" pero no lo ha conseguido del todo... ¿Es posible que se haya puesto pelo?
–Qué va. Me rapo, sale de nuevo, me ponen fibras capilares, me rapan otra vez... Con el pelo hasta yo me sorprendo. Soy camaleónico.
–No ha ido a Turquía.
–No, no, y me dan mucho cague las operaciones quirúrgicas. Prefiero tirar con lo que soy y lo que tengo.
–En muchas reseñas biográficas lo califican de "actor gaditano". ¿Algo que decir como jerezano criado en El Chicle con su abuela?
–Me da igual:gaditano, jerezano, español, andaluz, europeo, terrícola... Sé de dónde vengo, soy del Chicle, pero actor chicloso suena raro, ¿no? No sé cuál es el gentilicio de El Chicle.
–¿Ha sucumbido a la dictadura de la cerveza o es fiel al fino?
–Ya sabe: de la cerveza al vino me pongo fino y del vino a la cerveza se me sube a la cabeza. Soy de una cervecita fresquita y después un fino Tío Pepe, seco y perfecto, un Tío Pepazo, vaya.
–Ensalza los sándwiches de pollo del bar de sus padres, "los mejores de Jerez". ¡Muerte al sushi!
–Los sándwiches del bar Yellow de mi padre han sido categoría en la gastronomía jerezana. Le puso ese nombre porque quería un bar amarillo, que se viera en el barrio, en Vallesequillo, y Yellow para que sonara moderno. Así se pegó 43 años funcionando el bar.
–Uno de sus primeros papeles fue de municipal en El mundo es nuestro; también interpretó a un madero en Grupo 7; luego llegaron César Gandía (La casa de papel) y Pedro Rodríguez (El cuerpo en llamas). Definitivamente, tiene pinta de poli.
–Empiezo a dudarlo. Creo que soy policía que de vez en cuando hago de actor. Habré aprobado unas oposiciones y no me he dado cuenta.
–¿Tantos actores y actrices andaluces en primera línea es casualidad o hay algo más?
–Como me decía un maestro: "Poga, caminito", hizo una pausa, "caminito". Y me estoy haciendo el mío con todas sus cosas, sus subidas y bajadas.
–¿Cuándo pasó de querer ser actor a serlo de verdad?
–Lo tuve claro siempre. Quería se actor y mis padres me apoyaron, pero pensé que era de esmayao y quería ser dibujante de cómic. Me di cuenta de que era más difícil porque no había escuelas y volví a la idea original de ser actor.
–¿Con quién le gustaría trabajar?
–Lo flipo siempre con Javier Bardem, un referente. Cuando lo veo, lo estudio porque aprendo. Trabajar con él debe ser como tener una escuela a un metro. A ver si hay suerte. Penélope Cruz tiene una productora, ¿no? Pero lo importante es trabajar en buenas historias y buenos personajes que sean retos.
–Éste de Tomás ha sido un pelotazo y ojalá haya segunda temporada de En Fin.
–Espero que sí porque si no hay segunda temporada, yo ya no creería en nada y podría constatar que estamos en el apocalipsis...
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