"La música clásica nunca pasa de moda"

Pedro Gálvez | Músico, director de orquesta y compositor

Es director de la Joven Orquesta Campos Andaluces, un grupo que creó con apenas 17 años de edad

“Con inteligencia artificial, un robot puede tocar un violín, pero no emociona. La imperfección humana da sentido al arte”, afirma

El joven jerezano Pedro Gálvez.
El joven jerezano Pedro Gálvez. / Manuel Aranda
E. M. Cañas

29 de agosto 2025 - 06:59

Pedro Gálvez (Jerez, 2001) es un joven músico jerezano que con 17 años decidió fundar su propia orquesta, la Joven Orquesta Campos Andaluces. Tras sus estudios de dirección de orquesta, compagina su trabajo docente con la labor al frente de este grupo que tiene a integrantes que van desde los 13 a los 23 años. Además de pasodobles y obras sinfónicas, ha compuesto una quincena de marchas procesionales.

Pregunta.Ha dirigido recientemente a su orquesta en la Sala Dorada del Musikverein de Viena. ¿Cómo fue la experiencia?

Respuesta.Es un sueño que realmente no sabía que tenía porque no aspiraba a dirigir allí y, ni mucho menos, a la edad que tengo. Sigo teniendo una sensación de irrealidad cuando lo recuerdo. Pero es que hemos estado dos veces allí. Ya estuvimos el año pasado; ganamos el premio a nivel internacional y nos invitaron a regresar este año para la clausura.

P.Con la Marcha Radetzky incluida...

R.Fue como estar en una nube. Pero lo más importante es que hemos estado allí con música de nuestra tierra. A excepción del cierre con la Marcha Radetzky, todos fueron autores españoles y, concretamente, andaluces. Hay que hacer pedagogía para demostrar que aquí tenemos a autores tan grandes como Turina, Falla, Granados, Albéniz, Beigbeder... El año pasado ganamos un primer premio en Viena con música de estos autores, lo que dice que lo que tenemos aquí también vale.

P.¿Cómo surgió la idea de crear la Joven Orquesta Campos Andaluces?

R.Ahora acabamos de concluir nuestra quinta temporada. Con 17 años decidí crear la orquesta y, al principio, muchos nos dijeron que teníamos demasiados pajaritos en la cabeza. Al principio, fue una orquesta entre amigos del Conservatorio. Empezamos sin demasiadas ambiciones montando conciertos y poco a poco fuimos creciendo. Tras la pandemia, decidimos continuar con más fuerza. No solo hacemos conciertos de música clásica sino también hemos tocado con artistas o hemos hecho conciertos de bandas sonoras, entre otros géneros. Me gusta que el proyecto no se limite a la música clásica, sino que, cuantos más géneros abarquemos, mejor. El objetivo de esta orquesta no es otro que poner en valor a la juventud que ha decidido, en lugar de estar en casa en verano, pasar horas y horas ensayando para un concierto en Viena.

P.Tan joven y tiene una orquesta propia...

R.Sí es cierto que es una oportunidad. En ese sentido me siento muy afortunado y muy agradecido a todos los que confían en mí y en el proyecto. Somos una herramienta de difusión cultural que quiere poner el foco en la música de autores que están un poco más olvidados. Nosotros ponemos el 1 de enero el Concierto de Año Nuevo y escuchamos esos valses y esas polcas de los Strauss y nos parece música maravillosa. Y lo es. Pero nosotros no tenemos nada que envidiarles. Me encantaría que en España también se hiciera un concierto de Año Nuevo con música tradicional española. De hecho, decidimos ponerle el nombre de Campos Andaluces a la orquesta en honor al compositor jerezano Germán Álvaro Beigbeder que tiene muchas composiciones que son preciosas, aunque no sean muy conocidas. Una de ellas es Campos Andaluces, un poema sinfónico que está inspirado en el amanecer de los campos de Jerez.

P.¿Hay futuro para la música clásica?

R.Siempre tendemos a ser muy cainitas y a decir que está muerta. Pero eso se lleva diciendo desde hace 200 años y sigue ahí. Es una música que jamás pasa de moda por el valor que tiene. Sí es cierto que estamos en un momento en lo que nos gusta solo la inmediatez, la comida rápida y los vídeos de ‘TikTok’. La música clásica necesita un estado de concentración y sosiego a lo que no estamos muy acostumbrados. Por eso creo que hay mucho futuro, porque hay mucha pedagogía que hacer y mucho que crecer.

P.¿Qué tiene que tener un director de orquesta?

R.Casi un 95% del trabajo de un director de orquesta está en los ensayos. En cambio, en los conciertos, si ha hecho bien su trabajo, solo tiene que dar algunas entradas puntuales o indicaciones. Tiene que ser una persona muy estudiosa para meterse en la música que se va a interpretar hasta empaparse de ella. Lo segundo es tener capacidad de liderazgo, porque hay que ponerse al frente de muchas personas, ya sean profesionales de 30 o 40 o 50 años o niños de 15 años, como es mi caso. Hay que saber imponerse, pero no por la fuerza, aunque los antiguos directivos tengan esa fama de divos. El director tiene que inspirar a los que tienen delante, y eso no se hace por la fuerza o con palabrería barata, sino teniendo las ideas claras y siendo muy trabajador.

P.También es compositor y ha compuesto varias marchas para cofradías...

R.En casi toda Andalucía es una celebración que se vive muy intensamente y es un despliegue de arte en casi todas sus facetas, entre ellas la música, que tiene un papel fundamental. A mí me ha encantado desde pequeño pero, aunque esto no ha ocurrido en ciudades como Sevilla, yo echaba en falta que desde que terminó una generación tan buena de compositores como Beigbeder, Andrés Muñoz, Moisés Davia o Francisco Orellana había una especie de desierto en la creación musical. Lo que he pretendido es aportar mi granito de arena en una ciudad como Jerez donde es difícil dado que no tiene una banda de música que salga en Semana Santa y pueda defender el patrimonio jerezano, sino que dependemos de que las monten las bandas de fuera. En estos últimos cuatro o cinco años he compuesto 14 marchas, unas tres o cuatro por año. No todas son de Jerez. Las de fuera las he hecho por encargo, pero las de Jerez han sido han sido puramente por pasión. Para mí, un compositor y un director de orquesta son dos caras de una misma moneda. Eso sí, actualmente hay muy buenos compositores como David Hurtado, Cristóbal López Gándara, Daniel Albarrán o Pablo Martínez-Recio, por decir algunos, que están componiendo mucho y bien. Al fin y al cabo, el compositor tiene que trazar un camino desde su mente hasta llegar a escribirlo en la partitura. Y el director de orquesta tiene que hacer justo lo contrario: tiene que ver la partitura del compositor y, a partir de ahí tiene que intentar llegar hasta la mente del compositor y saber qué quería transmitir. Es un tren de ida y vuelta y el estar en los dos sitios me ayuda mucho para ambas funciones.

P.¿Se valora la educación musical?

R.No. Por desgracia está en un segundo plano. Lo ha estado siempre. La sociedad actual nos está alejando del estudio de la música en favor de otras cosas. Estamos en una sociedad que ahora tiende hacia la inteligencia artificial que va a sustituir en gran medida muchas de las tareas que creíamos que los seres humanos éramos los únicos que podíamos hacerlas. Pero una de las cosas que no va a poder sustituir es el arte porque un robot podrá tocar un violín, pero no podrá emocionar con él. Es la imperfección humana la que da el sentido al arte. Aunque sea una utopía, creo que poco a poco se apostará por el arte porque es lo que nos va a distinguir de las máquinas.

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