Pedro Moreno | Psicólogo

"Nuestra vida antes de la pandemia está en jaque mate"

El psicólogo Pedro Moreno / M. G.

El psicólogo Pedro Moreno / M. G.

El psicólogo Pedro Moreno (Murcia, 1968) publica de la mano de la editorial Desclée de Brouwer el libro Ansiedad crónica. Una guía para pacientes (e impacientes). Moreno explica que "la ansiedad es una emoción que llevamos todos de serie. Es una forma de orientarnos y anticiparnos al peligro. Si el miedo te avisa de un peligro que hay más adelante, la ansiedad es un mecanismo que va un poco más allá y nos permite, gracias a nuestra capacidad cognitiva, imaginar qué pasaría si ocurre esto o lo otro. Mientras este mecanismo no se pase de rosca, nos ayuda a sobrevivir".

–Afirma en sus redes que el mundo, como lo conocíamos, ha desaparecido. Es una ocasión para mejorarlo, ¿pero nos da miedo?

–Para que con el coronavirus volvamos a un mundo como el que conocíamos, tiene que haber una vacuna. Y para eso, por mucho empeño que se le ponga, hace falta un tiempo y unos plazos. No vamos a tener una vacuna pronto. Ojalá, pero no va ser.

–Es complicado.

–En países como el nuestro, donde somos muy sociables, el coronavirus ha cambiado la forma de vida. Tenemos coronavirus para rato y habrá que aprender a vivir con ello. Se plantearán tensiones y problemas mientras llega esa vacuna.

–¿El miedo es necesario?

–Es fundamental. Si no tuviéramos miedo, moriríamos pronto. La gente que no tiene miedo al coronavirus hace disparates, como bailar encima de un escenario escupiendo alcohol a la gente. Un poco de miedo ayuda a evitar peligros. Hay que sentirlo como una forma de orientarnos frente a los peligros de la vida.

–Es normal tener miedo.

–Otra cosa es el miedo patológico. Cuando tengo miedo en situaciones que no son objetivamente peligrosas, se convierte en un problema.

–¿Qué es la ansiedad crónica, el objeto de su libro?

–Es cuando nos metemos en ese punto en el que este mecanismo de preocupación (y si pasa esto o aquello...) se centra en las situaciones que no son probables que ocurran, pero nos generan mucha angustia.

–¿Somos conscientes de que es nuestra mente la que nos genera el sufrimiento?

–Normalmente, no. La gente suele situar la fuente del malestar en las cosas que pasan en la vida. Y muchas veces la causa del sufrimiento está en cómo tu mente se enfrenta a lo que ocurre.

–¿Tiene ahora más trabajo?

–Sí, bastante más, porque conforme esta situación se va alargando, vamos entrando en una fase de agotamiento y estrés que acaba dando problemas. Ahora me encuentro con pacientes a los que el confinamiento les sentó fatal, les causó un malestar importante y les acentuó problemas que ya tenían.

–¿Planear ahora el futuro nos da ansiedad?

–Pensar en el futuro nos causa ansiedad, porque estamos viendo la situación. Aunque nos intentan decir que la vacuna viene ya, son muchas las dudas que se ciernen sobre nosotros. Nuestra forma de vida como la conocemos antes de la pandemia está totalmente en jaque mate.

–Estamos viendo el peligro.

–España depende mucho del turismo y todas estas personas que dependen de ese sector están viendo que se va a solapar la crisis sanitaria con una crisis económica parecida a la que hubo en 2008.

–¿Qué da más ansiedad que no poder alimentar a tus hijos?

–Claro. Ahora estamos centrados en el miedo por la crisis sanitaria, pero ya se empieza a ver que como esta situación se alargue mucho, se verá muy afectada la situación económica y familiar.

–¿Se puede vivir sin preocupaciones?

–Mientras tengamos asegurado el sustento, se puede vivir sin preocupaciones. Me refiero a lo básico. Si quieres dormir en una cama de rey y comer un menú de rey y vivir a lo grande, pues te tienes que preocupar mucho para lograr todo eso. Como dice Mark Twain, "la mitad de mi vida me he preocupado por cosas que nunca llegaron a pasar". Entonces, esa preocupación excesiva sí que podemos controlarla y reducirla a un nivel sano.

"Hablar de fútbol o de política es una buena forma de desaprovechar un momento de calidad con los amigos y la familia"

–¿Podemos entrenar nuestra mente para controlar las crisis?

–Por supuesto. Algunos tipos de meditación nos pueden ayudar a entender cómo funciona la mente y cómo se queda anclada en la angustia y en la ansiedad. En la medida en la que aprendemos cómo nuestra mente fabrica el sufrimiento extra, se puede reducir y quedarnos sólo con el sufrimiento normal.

–¿Saber sufrir?

–Si se muere un ser querido, lo echo de menos, lo lloro, pero no me quedo atascado. Hay una parte de sufrimiento que es inherente a la vida y aceptar que eso es así ya libera mucho. Vivimos en una sociedad en la que estar mal no se ve bien y hay que estar feliz y contento. Cuando uno viene de una situación como un duelo o una separación, es normal sentirse mal.

–¿Es mejor afrontar los problemas que evitarlos?

–Eso siempre.

–¿La famosa técnica del avestruz es perjudicial?

–Es la mejor forma de seguir teniendo problemas o aumentarlos. Aunque a veces mirar a los problemas no significa solucionarlos, porque hay problemas que no tienen solución. Pero incluso es mejor mirarlos de frente, aceptar que no tienen solución y aprender a vivir con ellos.

–¿Vamos muy rápido? ¿Somos muy impacientes?

–Eso de estar mal no nos gusta. La causa última de la ansiedad crónica es la impaciencia con tu ansiedad. Tenemos que normalizar la ansiedad, permitir que esté ahí, aprender de ella y empezar a hacer cambios en nuestras vidas. Si me quedo atascado en el rechazo a la emoción, va a hacer que me hunda.

–¿Nuestro ritmo de vida facilita esos episodios?

–En el Facebook la gente no pone los momentos de ansiedad, de crisis y de tristeza. Sólo algunos. Se suele poner la mejor de las sonrisas en la playa. A la gente le gusta presumir de lo que va bien. Cuando tiene emociones negativas, quiere acabar con ellas pronto para ser normal, por así decirlo. Y esas prisas son las trampas que nos pone nuestra mente.

–De fútbol y de política mejor no hablar...

–Hablar de fútbol o de política es una buena forma de desaprovechar un momento de calidad con los amigos o la familia. Hablar de política es perder el tiempo. Al final, los políticos van a lo suyo y nos venden que quieren salvarnos de las miserias del mundo.

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