Feria de Abril

Antonio Montero Alcaide

Fuera todos

El Tren de la Bruja

El final de la Feria tiene algo de “fuera todos”, desecha la magia de tan concurrida fiesta

Hechizo shakespeariano

Los fuegos artificiales con los que este domingo acabará la Feria de Sevilla. / Raúl Caro / EFE

11 de mayo 2025 - 06:20

No digo “extra omnes”, bruja quisquillosa, por dos razones. Primera, y principal, para no asimilar el final de la bullanguera y expansiva fiesta de la Feria con el inicio del reservado y casi providencial cónclave que eligió a León XIV el jueves pasado. Y, después, para no indisponerte nombrando lo que puede darte yuyu, pues se ha elegido al sucesor de Pedro, más propiamente que de Francisco, y Satanás, tu patrón –¿será tu príncipe?–, no debe llevarse bien con la divina delegación del Vaticano.

–Resueltamente, eres un necio plumilla y no sé cómo hemos llegado hasta el domingo de Feria sin que te haga hecho perder el entendimiento y la razón, con lo poco que me costaría.

–Pero si todavía nos queda lo mejor, bruja disimulada, que he escrito un reportaje sobre los yates y cruceros amarrados durante la Feria en el Guadalquivir y tengo una invitación para pasar esta noche de los fuegos artificiales de la Feria en un camarote fabuloso.

–Vamos, que quieres vértelas conmigo de Feria en Feria, en un aquí te pillo aquí te mato.

–Tú sabes que no soy así y conoces mi disposición a retirarte de tu brujesca faena si te quedas conmigo. Y eso no es solo ponerte un piso, bruja enfurruñada, que te veo venir.

–No te fue bien, entonces, en el paseíto fluvial del barco Ron Legendario y te las has valido para hacerte con una noche de lujo embarcado en un crucero.

–Por mis méritos, bruja desconfiada, que el reportaje tiene buena pluma y el capitán me dijo que quería corresponderme con un cuidado detalle.

–No me estoy haciendo mayor, plumilla casi avezado, porque no tengo edad, pero acaso sí vulnerable, pues consigues que me lo piense y no ponga reparos, ay, a pasar la noche contigo, quién me lo iba a decir.

–Poca memoria tienes, y no es propio de una bruja excelsa, pues el año pasado también pasamos un f0in de fiesta en condiciones, aunque me dejaras plantado y sin bruja.

–Seguramente lo olvidé, encorajinada por el desliz de encamarme con un gacetillero tontorrón.

–Me lo voy a tomar como un guiño de complicidad, aunque parezcan no gustarte cuando los hago yo para que no te encabrites conmigo, y resulta que te enfadas todavía más.

–Venga, fuera todos, y me quedaré contigo, sea lo que Satanás quiera.

–Eso es, primero el “fuera todos” como expresión adecuada para decretar el fin de la Feria, aunque haya quienes quieran jugar la prórroga, ya a destiempo, con el real a punto de deshacer la magia de la fiesta. Disuelta la animosa concurrencia que la celebró, que se conforma y consuela con la sencilla pero rotunda conclusión de “que me quiten lo bailao”.

–¿Y después qué, plumilla de la expectativa?

–Después, o la vez, “fuera todos” a fin de que solo quedemos tú y yo, bien cerca para contemplar, desde el río, en la terraza del camarote, los fuegos artificiales con que acaba esta Feria y, para los más fervientes, empiezan a contar los días que faltan para la del año que viene, bruja de mis anhelos.

–Y así te vas a quedar tú, escribidor rendido, esperando otra Feria para volver a encontrarte conmigo y soportarnos sin avenencia.

–Años llevo haciéndolo, bruja irreductible, y no cejaré en mi empeño, aunque acaso no me esté dando cuenta, o caiga en este momento, de que me tienes hechizado para que resulte así.

–Ay, plumilla casi espabilado, mucho has tardado, pero más te conviene no saberlo, antes de irnos con la feria a otra parte.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último