La movida de los 80

Escuredo y Borbolla, que precedieron a Chaves en la Presidencia de la Junta, compartían caseta · El ex general jefe de la Fuerza Terrestre Pedro Pitarch faltó la última Feria, pero en ésta ha venido de EstrasburgoEl primer día con carruajes en el real empezó con amenaza de lluvia y terminó en tarde soleada · La oposición anima al alcalde para que la diplomacia del regidor traiga a la Feria a Carla Bruni desde Madrid

Retén de sevillanas en improvisada pasarela de trajes de gitana.
Retén de sevillanas en improvisada pasarela de trajes de gitana.
Francisco Correal

29 de abril 2009 - 01:00

Ni a Argentina ni a México. A la Feria. El dengue les obligó a anular las reservas de un viaje al país del tango. La psicosis de peste porcina aceleró la devolución del dinero que habían entregado para un viaje a México, la alternativa que encontraron sobre la marcha. El padre y uno de los hijos se habían documentado con un libro de Hugh Thomas. Como los mundialistas de México 86, se han visto sacudidos por el mal de Moctezuma. La madre, que siempre que puede reza el padel nuestro en las pistas del Labradores, quiere huir de la Feria, pero no hay manera.

Lo que no les dio Argentina ni México se lo da la Feria. Esta familia obligada por imperativo sanitario a una cura de austeridad en el real de la Feria se topó con la América auténtica. En la caseta Los 12 Amigos, calle Chicuelo, vieron el trasiego del primer día de carruajes Jaime Lacayo, nicaragüense, e Ilka Jirón, panameña. "En Panamá tienen Torrijos, pero no saben lo que es el solsticio de invierno", bromea una de sus anfritrionas.

Esta pareja de la cintura de América -por eso allí surgen el merengue y el calypso- dejará Sevilla para pasar unos días en París. "Llegaremos antes que Sarkozy". Y después, a Panamá para votar el próximo 23 de mayo. "Es uno de los pocos países de esa zona que no está bajo la órbita de Hugo Chávez", dice Lacayo. En Panamá, vuelve a intervenir la anfitriona, no hay crisis. Que no lo digan muy alto: no va a quedar en la Feria ni el caballo de Manolo Aspirina.

"Si yo fuera el alcalde, haría lo imposible porque viniera a la Feria Carla Bruni". Lo dice Gregorio Serrano. El concejal del PP acaba de entrar en El Tronquito, caseta de los militares, con Juan Ignacio Zoido. No está Bruni, pero la realidad imita un artículo de Antonio Burgos: un centenar de curiosos asisten en la portada a una entrevista televisiva a Risitas, que acaba de llegar al real. A la recepción castrense ofrecida por Virgilio Sañudo, general jefe de la Fuerza Terrestre, montañés de Cabezón de la Sal, ha acudido su predecesor. "El año pasado no estuve y tenía mono de Sevilla", dice Pedro Pitarch, que ha llegado desde Estrasburgo y se irá en mitad de la Feria porque tiene que desplegar un cuartel en Alemania. Y el 6 de junio organiza en la sede del Eurocuerpo la fiesta de la Primavera, síntesis de Feria y Rocío para alborozo de soldados luxemburgueses y polacos.

El día amenazó lluvia y al final salió el sol. Un día perfecto, en la terminología del periodista Manolo Rus. El Tronquito era plataforma para otras casetas: José Joaquín Gallardo, decano del Colegio de Abogados, iba a la caseta de la Guardia Civil. Un gesto de Juan José López Garzón, delegado del Gobierno en Andalucía, acompañado por su segundo Faustino Valdés, servía para que media docena de personas pusieran pies en polvorosa. Les habían llegado directrices de la situación de Griñán, nuevo presidente de la Junta y destacado militante socialista, en la astuta maledicencia de Zoido y Serrano, de la agrupación de Nervión.

Las fuerzas vivas buscan a Griñán. Dos de sus antecesores, Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla, comparten caseta en Las Golondrinas. Los presidentes de la Junta en la década de los 80 con sus respectivas presidentas consortes, Ana María Ruiz Tacgle y Gracia Fernández Caballos. Con Jaime Montaner, que fue consejero con los dos y tuvo tiempo de serlo con Chaves. Tres generaciones de bonhomía: Juan Salas Tornero, Juan Salas Tirado y Juan Salas Alarcón, apellido éste que debe el niño a su abuelo materno, Manuel Ramón Alarcón, primer marido de Amparo Rubiales -la abuela también estaba, ufana de nietos- y cónsul de Croacia en Sevilla.

El pintor Ricardo Suárez, que diseñó una portada de Feria y no llegó a un acuerdo para ilustrar la Semana Santa, llega con dos admiradoras de James Joyce, Anichi y Beatriz, y con Carmen Castillo, "de los Ybarra de toda la vida". Un Lacayo y un Criado señores de la Feria en el real. Un Lacayo amigo de los de Palacagüina, paisano de Rubén Darío, y Javier Criado, hermano mayor de Pasión y psiquiatra de profesión. "Yo he atendido en mi consulta a personas que han sufrido trastornos por temas de Semana Santa o del Rocío, pero de Feria ninguno. Es mucho más superficial".

En diferentes casetas están Joaquín Moeckel, ex hermano mayor del Baratillo, que atribuye al celo de la SGAE que en la caseta de los militares no suene música ninguna; José León Castro, ex hermano mayor del Gran Poder, y Antonio Rodríguez Cordero, hermano mayor del Silencio. El primer día rinde pletórico. Con un susto en Joselito el Gallo por la caída de una amazona del caballo. Tuvo que ser asistida en ambulancia y el percance obligó a desviar el tráfico a otras calles del real.

Fotógrafos cofrades como Fernando Salazar o Jesús Martín Cartaya llevan su tercer ojo a la Feria para captar estampas de esta prolongación desacralizada de la pasión. La caseta de los militares se va quedando tranquila. Sevillanas a paso ligero, ria Pitarch. Gallardo, el decano de los abogados, sale con Carlos González Vilardell, presidente del Colegio de Médicos. Los dos descartaban la posibilidad de que las instituciones que representan tengan caseta de Feria. Estamos hablando de más de ocho mil médicos y sobre seis mil abogados. "Si algún día tenemos caseta, saldrá de una Asociación de médicos, no del colegio", dice González Vilardell, "y cuando amplíen la Feria". "Deberíamos tomar tomo ejemplo la caseta del colegio de Farmacéuticos", dice Gallardo, que preparaba ese salto tan gratificante de la Feria institucional de saludos y recepciones a la más privada de afectos y confidencias. En esa segunda parte ya irá con su mujer y sus tres hijas, las cuatro vestidas con trajes de gitana.

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