La reina británica, Isabel II, quiere aprovechar el confinamiento y desescalada en el Reino Unido para alejarse de sus quehaceres y tomarse el que sería su período de descanso más prolongado de su reinado iniciado en 1952, hace 68 años.

Según The Sunday Times, la monarca quiere dejar en blanco su agenda hasta otoño, con las obligadas circunstancias que impedirán los actos multitudinarios y retirarse durante semanas a la residencia en Windsor, por lo que no regresaría al palacio de Buckhigham ni pasaría las vacaciones en el escocés castillo de Balmoral.

El estado de salud de su marido, Felipe de Edimburgo, que tiene 98 años, es un motivo de preocupación de la reina, que cuenta con 94 años y que el pasado viernes pronunció el discurso del 75º aniversario del fin de  la Segunda Guerra Mundial. Esta comparecencia podría ser la última hasta octubre o noviembre de este año. Será la ausencia más prolongada en el primer plano de la hija de Jorge VI, quien pronunció el discurso de la victoria sobre los nazis y a quien ha homenajeado en esta reciente intervención.