Isabel Preysler: "Mis mejores joyas son mis hijos"
La versión más "feliz" y relajada de la reina de corazones brilla en la inauguración de la nueva boutique de la familia Rabat en Barcelona
El trajín empezó pronto en los aledaños de la Casa Codina, en pleno Paseo de Gracia, junto a La Pedrera. La lista de medios acreditados era larga, la de invitados más, y ya ni hablar la de curiosos que allí congregados esperaban efusivos la aparición de la futura señora de Mario Vargas Llosa, Isabel Preysler. Tanto era el tumulto que casi desapercibidos, casi, pasaron caras tan célebres como el escultor Lorenzo Quinn acompañado de su esposa Giovanna Quinn, la actriz Alba Ribas, la diseñadora Purificación García acompañada de su hija Soledad Álvarez, los periodistas Oriol Nolis y Francesc Soler, el chef Sergi Arola, Susana Gallardo y su hija Marta Palatchi, Rosa Esteve, los doctores Vila Rovira y su esposa Montse Folch y un gran número de representantes de la sociedad catalana, además de personalidades institucionales como Xavier García Albiol, del PP catalán; Xavier Trias, presidente del Grupo Municipal de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona; Fernando Turró, cónsul de Grecia; y Hiroyuki Makiuchi, cónsul de Japón. Así mismo, diversos presidentes mundiales de marcas de relojería estuvieron presentes y rostros famosos como el de Mar Flores, Astrid Klisans, Alejandra Prat, Mireia Belmonte o Jaime de Marichalar. Todos acudieron, el pasado jueves, a uno de los saraos con más glamour de esta recta final de año: la inauguración de la nueva boutique de la firma de joyería Rabat en Barcelona. Más de 1.200 invitados llenaron la tienda, ubicada en el emblemático edificio modernista de 1898 y distribuida en seis plantas, iluminada para la ocasión de color coral, el más destacado de los recién estrenados elementos decorativos de la marca.
En el reloj marcaban las 20:39 cuando un responsable de la cuidada organización del evento dijo cerca de la zona delimitada para la prensa: "Va a entrar por allí", señalando a la parte izquierda del photocall. Tan cerca lo dijo que los periodistas se impacientaron, y comenzó el ajetreo. Isabel Preysler, o lo que es lo mismo la mujer de moda, entró en escena con un estiloso jumpsuit de Elie Saab bordado sobre encaje de Valenciennes en tonos verdes, rojos y morados, que combinó con un anillo con forma de espiral en oro blanco y brillantes, una sortija de brillantes negros con rubíes en pave; pendientes en oro blanco y brillantes con forma de chanciller y un reloj Rolex en oro rosa y brillantes. La familia Rabat, Esteban Rabat, Jordi Rabat y Tito Rabat, junto con Eva Palao y Rosa Mairal, la recibieron calurosamente y ella no dejaba de sonreír. Era su primer photocall -en el que estuvo exactamente siete minutos- después de mucho tiempo e incluso se asustó al ver a los periodistas hacerle un cerco para preguntarle, cómo no, por su "feliz, muy feliz" momento personal. La novia de Vargas Llosa entró en el edificio, en el que unos actores disfrazados de estilosos cacos hacían de atrezzo y sonaba el cristal de las copas de Moët & Chandon al brindar. Ya con su madrina allí, la nueva tienda de los Rabat quedaba oficialmente inaugurada.
"Estás aún más guapa y coqueta, Isabel, ¿será el amor que te sienta bien?", le preguntó la prensa rosa, de la que no faltó ni un medio. Encantada de la vida y en petit comité confesó: "seguramente será eso". No obstante, nada le hizo enternecer más la mirada que hablar de sus hijos. "Ellos son mis mayores joyas", aseguró. En cuanto a si tenía algún ojito derecho, "es imposible, ningún hijo es más que otro para una madre", dijo entre risas y visiblemente relajada. Bombones en forma de joya, elaborados para la ocasión por el catering de lujo barcelonés Ambrosía recorrían el salón, el ambiente iba menguando e Isabel ya se despedía del resto de invitados. Eran las 22:31, llegó el final, al menos para ella, de una velada brillante, en todos los sentidos.
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