Los Marichalar, unidos en el dolor por la madre
La madre del ex duque de Lugo, doña Concepción Sáenz de Tejada, falleció el jueves después de sufrir un ictus
La madre de Jaime de Marichalar, María Concepción Sáenz de Tejada, falleció el jueves en el Hospital de La Paz a los 85 años a causa de un accidente cerebrovascular. La condesa viuda de Ripalda llevaba ingresada varios días en el hospital madrileño tras sufrir un ictus. Abandonó este mundo a las 20.40 horas del jueves. Su funeral se celebrará hoy en Soria. Por expreso deseo de la familia, sus restos descansarán junto a los de su marido en la capilla de Los Clemente, en la iglesia románica de Santo Domingo de la capital soriana.
La Reina y la infanta Elena, ex mujer de Jaime de Marichalar, se interesaron el pasado martes por el estado de salud de la matriarca de los Marichalar, a quien incluso visitaron en el hospital.
Sáenz de Tejada nació en Logroño (La Rioja) el 3 de enero de 1929. Dama Divisera Hijadalgo del Ilustre Solar de Tejada (título heredado de su padre), era hija de Ignacio Sáenz de Tejada y Gil (natural de Torrecilla en Cameros, La Rioja) y de Matilde Fernández de Bobadilla y Echarri (natural de Lardero, La Rioja). Quedó huérfana de madre a los ocho años, hecho que sin duda marcó su vida. Contrajo matrimonio en el pueblo natal de su padre, Torrecilla en Cameros, el 25 de julio de 1957 con Amalio de Marichalar y Bruguera, octavo conde de Ripalda. Ella tenía 28 años, edad bastante avanzada para ser la década de los 50. Tuvo seis hijos: Amalio (de 55 años), Ana (de 54), Álvaro (52), Jaime (50), Luis María (49) e Ignacio (de 47).
Su cuarto hijo, Jaime de Marichalar, sufrió también como ella un ictus en diciembre de 2001, aunque él sí pudo superar esta grave situación. La boda y posterior divorcio de los duques de Lugo dio lugar a que se pusiese en valor ante la opinión pública la singular personalidad de una mujer que siempre permaneció en un segundo plano y que hizo de la sencillez y la discreción la piedra angular de sus 85 años de vida.
La condesa viuda de Ripalda fue la madrina de bautismo del nieto mayor de los Reyes, Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón. La primera familia del país, la Familia Real Española, siempre la distinguió con su respeto y la hizo depositaria de todo su afecto a raíz de emparentar con ella. De hecho, la Reina Doña Sofía y su ex nuera, la infanta Elena, mantenían con ella una relación cordial de la que han hecho gala hasta el final de sus días. Una gran dama, una madre ejemplar y una mujer discreta que se ha ido en silencio, el mismo que ella guardó en vida.
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