Pasarela

Naomi, carácter indomable

La escultural maniquí se libra de otro litigio tras llegar a un acuerdo extrajudicial con su ex asistenta, Gaby Gibson, que la acusaba de haberla golpeado y maltratado.

Una vez más la diosa de ébano sale a la luz no por sus méritos profesionales sino por las malas pasadas que le juega su temido carácter temperamental. Numerosos casos confirman la testarudez de la modelo que le han llevado a numerosos juicios por los que ha tenido que pagar varios miles de dólares, teniendo que prestar, incluso, 200 horas de servicios públicos, que la supermodelo decidió cumplir en un comedor público.

Desde que mantuviera una corta relación con el ex boxeador estadounidense, Mike Tyson, ya a finales de los ochenta, una de sus amigas achacó a dicha amistad su repentino carácter violento y su habilidad para encajar golpes, tanto fue así que la actriz italiana, Yvonne Scio, recibió un puñetazo en el labio por la simple razón de llegar tarde a su casa y acudir con un vestido similar al suyo. Aún así, en su violento capítulo de agresiones el arma blanca suele ser la mima, los teléfonos móviles, que lanza a diestro y siniestro, y por lo que la bella modelo ha tenido que comparecer en varios juicios. Desde 1998, tres asistentes personales han sufrido la ira incontrolable de la británica. La primera de ellas, Georgina Galanis, ganó el juicio por el que Campbell desembolsó una suma de dinero a modo de compensación y recibió unas clases de comportamiento, que de poco le sirvieron porque cinco años después volvió a golpear a su entonces asistenta personal, Amanda Brack.

Pero el caso más llamativo se produjo en el aeropuerto londinense de Heathrow, cuando la "pantera negra" se enzarzó a golpes y escupitajos con unos policías, y por lo que tuvo que pagar no sólo unos 4.500 dólares sino con la prestación a servicios públicos, y eso que anteriormente había vuelto a recibir otras lecciones de comportamiento.

Es evidente que Naomi no solo es incapaz de controlar sus emociones, sino que tampoco debe agradarle que sus episodios violentos enturbien su imagen de diosa, pero lo que seguro que le enfurece aún más, es lo caro que le salen sus enfados.

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