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Alberto de Mónaco , sordo ante su presunta hija

  • La tercera demanda de paternidad contra el soberano monegasco sigue su curso; el juicio será en febrero

Alberto de Mónaco , en una imagen reciente.

Alberto de Mónaco , en una imagen reciente. / Efe

La Casa Grimaldi ha tenido a los príncipes más rebeldes de toda la realeza europea y, uno de ellos, es el príncipe soberano Alberto ll, quien antes de tomar el trono que le dejó su padre, Rainiero lll, era un indómito heredero. Con sus hermanas Carolina y Estefanía, dieron mucho de qué hablar en sus años de rock and roll, fiestas y amoríos escandalosos. Era, pues, uno de los solteros más codiciados de aquellos tiempos y, fruto de tantos deslices, tuvo dos hijos extramatrimoniales. Ahora, por si fueran pocos, el príncipe Alberto se enfrenta a otra demanda de paternidad, la tercera en su vida: la de una niña brasileña de 15 años de edad.

Alberto, cuando eran un veinteañero, con la actriz Brooke Shileds, con la que -dicen- tuvo un romance. Alberto, cuando eran un veinteañero, con la actriz Brooke Shileds, con la que -dicen- tuvo un romance.

Alberto, cuando eran un veinteañero, con la actriz Brooke Shileds, con la que -dicen- tuvo un romance.

Esta nueva hija que habría nacido fruto de una noche de pasión de Alberto de Mónaco con una mujer brasileña sería su quinta hija, como asegura el medio Histories Royales. Se hace eco no solo de la denuncia, sino de la historia que esconde esta mujer brasileña de 34 años que desea preservar su anonimato mientras dure el proceso legal que ha iniciado para conseguir el reconocimiento de su hija.

En la sombra permanecerá al menos hasta el próximo mes de febrero de 2021, fecha en la que se ha fijado el juicio en Milán por la paternidad y que desvelará si efectivamente el príncipe Alberto amplía la familia por sorpresa o se conforma con dos hijos legítimos y otros dos bastardos.

Esta mujer brasileña está empeñada en demostrar que el Alberto fue su amante y que fruto de sus encuentros nació su hija el 4 de julio de 2005. Dice que se conocieron en Brasil y que mantuvieron una discreta relación hasta que él tuvo conocimiento del embarazo y nacimiento de la pequeña. Incluso recibió fotos de la niña, momento en el que decidió romper cualquier lazo y desaparecer.

El soberano monegasco con Jazmin Grace, su hija extramatrimonial. El soberano monegasco con Jazmin Grace, su hija extramatrimonial.

El soberano monegasco con Jazmin Grace, su hija extramatrimonial. / Instagram

La que afirma ser su hija no ha dudado en escribir directamente al soberano monegasco para intentar ablandarle el corazón y conseguir que se haga cargo de ella. Pero él se ha negado de forma reiterada a reconocerla legalmente, por lo que la joven y su madre han decidido emprender acciones legales para que sea la justicia italiana la que decida sobre el futuro de su hija. Sin embargo, ambas partes confían en que antes del juicio se llegue a un acuerdo amistoso y a puerta cerrada.

Alberto II de Mónaco con su esposa, Charlene, y los dos hijos legítimos que tiene con ella. Alberto II de Mónaco con su esposa, Charlene, y los dos hijos legítimos que tiene con ella.

Alberto II de Mónaco con su esposa, Charlene, y los dos hijos legítimos que tiene con ella. / Efe

No parece que a Alberto de Mónaco le preocupe demasiado que se abra un proceso judicial, ya que todo indica que está más que seguro de que no es el padre de esta joven brasileña. Además, son en todo caso, historias que pertenecen a su pasado, antes de conocer a su mujer Charlene, junto a la que ha sido padre de dos mellizos legítimos. De hecho, no sería la primera vez que, ante la duda, se somete a una prueba de ADN en una situación parecida. Fue en 1992, cuando quiso pasar por el laboratorio para demostrar que no era el padre de un joven alemán que decía ser su hijo, mientras que con Jazmin Grace y Alexander no tuvo mucha opción y tuvo que reconocerlos públicamente como sus hijos. Y aunque ninguno de los dos está en la línea de sucesión al trono monegasco, ahora son dos más de la familia y disfrutan de los lujos y privilegios de ser un Grimaldi.

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