Historias

La emperatriz Sissi (aunque no la llamaran así) y los 125 años de su fallecimiento

Romy Schneider como 'Sissi' en la película de 1955

Romy Schneider como 'Sissi' en la película de 1955

Casi en paralelismo a The Crown, historia de la casa real inglesa a lo largo XX desde los ojos de Isabel II, fallecida el pasado años; la plataforma Netflix presentó el pasado la primera temporada de La Emperatriz, retrato de otra Isabel, la de Austria-Hungría, conocida por las películas como Sissi, Sissí, aunque fue un nombre forjado por el mito posterior. De esta tocaya de la soberana británica se acaban de cumplir 125 años de su fallecimiento a consecuencia de un imprevisto magnicidio. Las series de ambas emperatrices Elisabeth siempre merecen un visionado.

La reina de los húngaros y austríacos, de origen alemán, se vio envuelta en las intrigas palaciegas de la corte de un marido sometido por su madre y por los intereses cruzados de un endemoniado complejo de nacionalismos, lenguas y religiones. Si el Imperio Austro-Húngaro, fetiche de Berlanga, desencadena la Primera Guerra Mundial, era inevitable que fuera un nido de avispas y terminara desintegrándose. El legado envenenado alcanzó de lleno en los fascismos y sus consecuencias duran en el mapa y los recelos que existen en nuestro continente.

'Sissi' según la serie de Telecinco que se estrenó este año 'Sissi' según la serie de Telecinco que se estrenó este año

'Sissi' según la serie de Telecinco que se estrenó este año / MEDIASET

Elisabeth, Isabel, Sissí era una infortunada joven centroeuropea que al tener que sobrevivir en una corte de puñaladas y bostezos a ritmo de vals se obsesionó con su imagen y con ir por delante de una corte de envarada, dentro de las limitaciones. Vivió entre 1837 y 1898 y fue monarca desde los 16 años de territorios que abarcaban el serpenteante Danubio entre las fronteras polacas, rusas, serbias u otomanas, donde Occidente dejaba de serlo con muchos traumas. Austria, el imperio de los Habsburgo, después Austria-Hungría (para calmar el ultranacionalismo magiar), era una unión europea moderno mal avenida. Y su emperatriz, al menos, era una figura apreciada dentro de los recelos colectivos. La serie de Netflix La Emperatriz (The Empress) tiene mucho que contar tras su primera temporada. Sissí, al fin y al cabo, como la tenemos en el cliché de la mente, era más bien el dibujo trazado por los guionistas de la posguerra bajo la apariciencia de la también desdichada actriz Romy Schneider.

Su magnicidio en 1898

Isabel fue la primera emperatriz de Austria-Hungría y también fue pionera en mantener su delgadez a toda costa en tiempos de michelines aspiracionales. Para atusarle el pelo las asistentas dedicaban tres horas diarias (mientras ella aprovechaba el tiempo para leer). Aunque quería mantenerse joven la muerte la encontró con 60 años, cuando un terrorista italiano hace 125 años, el 10 de septiembre de 1898, le clavó una lima afilada entre las costillas que le atravesó el corsé. Un magnicidio contra un familiar, pero provocado por un serbio, haría estallar 16 años después la Primera Guerra Mundial. 

Grabado con el magnicido de Sissí acaecido en Ginebra en 1898 Grabado con el magnicido de Sissí acaecido en  Ginebra en 1898

Grabado con el magnicido de Sissí acaecido en Ginebra en 1898

Su marido, el lacónico y autoritario Francisco José (a quien ella conoció cuando tenía 11 años cuando quien estaba predestinada era una hermana), murió en 1916 viendo cómo se tambaleaba esa endemoniada colección imperial de cordilleras y etnias llamada Austria-Hungría. 

Sissí (sí, aunque nadie la llamaría así en su momento) tuvo un matrimonio tan infeliz que lloró en la carroza nupcial que la llevaba a palacio. Ante el tedio y las formalidades del trono la joven bávara prefería optar  por la equitación y cualquier práctica deportiva al alcance, que era una forma de darle réplica a los cotillas y a los criticones de Viena. Como gesto transgresor para las impresionables aristócratas del Danubio fumaba en público.

Encarcelada desde muy joven entre protocolos cuando su infancia fue campestre, son inevitables las comparaciones con Lady Di. La diferencia, además de todas las temporales, es que Elisabeth ya era emperatriz cuando se dio cuenta de ese cautiverio de cortes, pelotas e intrigantes. Una prisión de normas con tortura diaria de chismes. Sissí también padeció de bulimia, pero entonces lo llamaban "melancolía". Le traía por la calle de la amargura su suegra, la archiduquesa austríaca Sofía, fiel a la cantera local de los autócratas Habsburgo. También se cabreaba por que su nuera fuera también más popular que ella.

Además del deporte la emperatriz huía, literalmente. Le encataba viajar. Por sus posesiones o por el extranjero. Recaló vía barco también en España por puertos del Mediterráneo. Su lugar favorito para relajarse era la Costa Azul francesa además de los lejanos palacios de Viena por Hungría o las tierras de los checos.

El falso suicidio de su hijo Rodolfo

Su parentela también sufrió el infeliz destino de la familia. Isabel sufrió por la muerte de su primogénita, Sofía, cuando sólo tenía dos años, pero su mayor tragedia fue la del asesinato del heredero, Rodolfo. Uno de esos oscuros episodios del fugaz imperio y de las tramas del emperador. El único hijo varón se encontraba con su amante, la adolescente aristócrata húngara María Vetsera, en un refugio de caza en Mayerling.

Isabel de Austria-Hungría en un retrato fotográfico coloreado Isabel de Austria-Hungría en un retrato fotográfico coloreado

Isabel de Austria-Hungría en un retrato fotográfico coloreado

Un par de días antes el príncipe había discutido con su padre por no estar de acuerdo con el rumbo político del imperio. Se habló de suicidio pero en realidad fue un ajuste de cuentas por negociar con  independentistas húngaros. El presunto suicida se había disparado en la sien izquierda con un arma que llevaba en su mano derecha. Fue un mazazo para su madre, que ya sufría depresiones e insomnio, que combatió formándose en filosofía e idiomas, manteniendo contacto con novelistas y poetas. Nada que ver con la típica emperatriz de miriñaque. Por eso Isabel no tiene mucho que ver con la Sissí de los retratos y las películas de sobremesa. Hace 125 años que se conviritió en pasado en los libros de Historia.

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