El presidente de la Generalitat y líder de CDC, Artur Mas, pidió ayer "la máxima unidad posible en el mundo soberanista catalán" de cara a las elecciones del 27 de septiembre, tras constatar que "el turbo de la ilusión soberanista ha bajado un poco de revoluciones".

En una conferencia con la que se inició la campaña de CDC Benvinguts al futur (Bienvenidos al futuro), Mas esbozó las líneas generales de su proyecto para las elecciones catalanas, en cuyo carácter plebiscitario volvió a insistir.

Mas reiteró que esta petición de "máxima unidad" no va dirigida a los partidos políticos soberanistas, que ya han rechazado la posibilidad de concurrir en una lista unitaria como él proponía, sino a las entidades de la sociedad civil, como la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural o la Asociación de Municipios para la Independencia (AMI).

El presidente catalán invitó a estas entidades a sumarse no a una lista suya, sino a una lista "con el presidente": "Hagamos la unidad desde la sociedad civil y no dejemos que sólo se agrupen los otros". "Me atrevo a pedir a otros que asuman su cuota de responsabilidad y yo puedo ofrecerme para que se me asigne el papel que haga falta, tenemos que sumar fuerzas más allá de los partidos políticos", dijo Mas abriendo la puerta a no encabezar ninguna lista.

El president cargó contra los movimientos políticos emergentes que ponen el acento en la justicia social y subrayó que el "sí se puede" que se oyó en la plaza Sant Jaume en la constitución del nuevo ayuntamiento de Barcelona "tiene poco que ver con la libertad de Cataluña, con la independencia".

Inició su conferencia enumerando algunos de los hechos más relevantes ocurridos en los meses transcurridos desde la consulta soberanista del 9-N, entre los que citó el preacuerdo de la hoja de ruta soberanista o las recientes elecciones municipales. Se detuvo especialmente en la reciente ruptura con Unió y afirmó que no hubo "ningún ultimátum" a la formación democristiana que lidera Josep Antoni Duran Lleida, puesto que UDC se comprometió a dar una respuesta definitiva respecto a su decisión de sumarse o no a la hoja de ruta soberanista una vez celebradas las municipales.

Mas destacó que con la fórmula de la federación CiU había ganado todas las elecciones autonómicas desde 1980 y esgrimió esta ruptura con Unió como prueba palpable de que "las cosas van muy en serio y hemos puesto la directa".

El presidente catalán insistió en que en estos más de seis meses transcurridos desde el 9-N "el estado español no ha movido ni un solo milímetro su posición" y continuó con su "ataque sistemático" y su "recorte" de la autonomía. Constató que "el turbo de la ilusión soberanista ha bajado un poco" y expresó la necesidad de que las "revoluciones" vuelvan a subir porque "la ilusión es el gran motor del cambio".

Consideró que mientras que todos los partidos que defienden la soberanía "también defienden la justicia social, los del sí se puede no abordan el tema de los instrumentos y herramientas para lograrla, al tiempo que hizo hincapié en que, con una autonomía "recortada, ahogada, amputada", no se alcanzará este ideal de justicia social. En este sentido, apeló a dejar de lado "las derechas y las izquierdas" e invitó a miembros de todos los partidos políticos a favor de la independencia, incluyendo a los críticos de Unió y del PSC, a unirse de cara al 27-S.

Mas evitó entrar a valorar si los acuerdos de gobierno firmados en enero con ERC y las principales entidades soberanistas se han cumplido, afirmó que cada parte tendrá una "impresión diferente" y consideró que nadie habla sobre los "riesgos" de "no independizarse". "Actualmente, sólo se habla sobre los riesgos que comportaría la independencia de Cataluña, pero nadie habla de los peligros de no hacer nada y de qué pasaría si nos quedamos como estamos", concluyó.