Crítica de Flamenco

El Pipa baila 'Orobroy'

gallardía

Cía. Antonio El Pipa. Baile: Antonio El Pipa, Fabiola Barba, Cristina Vidal, Ofelia Márquez, Vanesa Reyes, Laura Bejines, Celia Martínez, Pilar Ramírez, Margarita Ruiz de Castro. Cante: Felipa del Moreno, Carmen Cantarota, Sandra Zarzana, Estefanía Zarzana. Guitarra: Juan José Alba, Javier Ibánez. Piano: Dorantes. Dirección artística y coreografía: Antonio El Pipa. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Domingo 11 de septiembre. Aforo: Lleno.

El espectáculo tiene dos partes muy diferentes y una coda por soleá. Tan diferentes que podemos considerar que se trata de dos espectáculos distintos. En la primera, disfrutamos del baile por tarantos, tangos y alegrías del bailaor jerezano. También de martinetes, seguiriyas y alegrías a cargo de un cuerpo de baile muy desaprovechado: hacía tiempo que no veía a ocho o nueve bailaoras haciendo los mismos pasos, al mismo tiempo, todo el rato. Lo bueno de El Pipa es que sus coreografías son accesibles para todo tipo de públicos. El espectador sabe perfectamente donde está, qué está viendo. Y no sólo porque las coreografías sean muy sencillas, también porque el mensaje se repite una y otra vez.

En la segunda parte, El Pipa le baila al piano de Dorantes, que también ofreció un número en solitario, el que da título a su último disco, Sin muros. El Pipa se dio el gusto de bailar Orobroy, una de las músicas más reconocibles del flamenco contemporáneo. También se vistió de andrajos, en un cambio radical respecto a su imagen habitual, para hacer el Gelem, gelem. El Pipa nos ofreció su manera de entender a los gitanos errantes y apátridas. Como siempre en los espectáculos del bailaor jerezano, el acompañamiento fue espectacular. Brillantes voces femeninas, precisas pero también cálidas. Del grupo destacó Felipa del Moreno, que emuló además a La Paquera por fandangos en un solo de cante donde Javier Ibáñez, muy seguro toda la noche, hizo de Parrilla de Jerez. El otro guitarrista de la noche, Juan José Alba, hizo también sus pinitos con el cante e, incluso, nos ofreció un solo acompañándose él mismo a la guitarra, una canción sentimental ligera aflamencada.

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