El último Boletín Oficial del Estado (BOE) recoge el nombramiento de Luis Fernández Arévalo como Fiscal Jefe de la Fiscalía Provincial de Sevilla, cargo que ocupa desde 2018. El Consejo de Ministros renueva por tanto su confianza en este profesional que sucedió a una histórica, María José Segarra. Lo hace a petición del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, quien el pasado 6 de marzo presidió la primera sesión del Pleno del Consejo Fiscal y formuló diez propuestas de nombramiento para cargos discrecionales en el Ministerio Fiscal, entre ellos la reelección de Fernández Arévalo al frente de la plaza de Sevilla.

Luis Fernández Arévalo (Sevilla, 1958) es fiscal desde 1982 y ha estado destinado en las Fiscalías de Santa Cruz de Tenerife, Málaga, Sevilla y Huelva. Fue Fiscal coordinador de Vigilancia Penitenciaria desde 1989 hasta 2015 y Fiscal de Extranjería desde 1994 hasta 2015. Posteriormente fue Fiscal Jefe de la Fiscalía Provincial de Huelva entre 2015 y 2018 y desde ese último año es Fiscal Jefe de la Fiscalía Provincial de Sevilla.

Hijo de un prestigioso abogado de Sevilla, Fernández Arévalo está casado con la abogada y actual vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) Pilar Sepúlveda. Es padre de dos hijos.

Fernández Arévalo sacó las oposiciones en un tiempo récord, en sólo año y medio –ahora la media está en cinco años–. Su preparador fue el magistrado de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) Santiago Romero de Bustillo, autor de aquella célebre sentencia que declaró improcedente el despido de un trabajador que reaccionó bruscamente ante un ataque jocoso a su ídolo, Curro Romero, el Faraón de Camas, ante lo que el juez afirmó que la admiración al torero era "una forma de entender la vida”.

Tras aprobar las oposiciones en 1982, Fernández Arévalo pasó por cuatro destinos (Tenerife, Málaga, Sevilla y Huelva) antes de regresar a Sevilla. Lleva más de cuatro décadas en la carrera fiscal. Su último destino, como fiscal jefe en Huelva desde 2015, lo ocupó porque la entonces fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, pensó que era la persona ideal para este puesto después de haber renovado para un tercer mandato en Sevilla a María José Segarra, cargo al que había aspirado Fernández Arévalo, quien precisamente había obtenido más votos que Segarra en el Consejo Fiscal.

Fernández Arévalo pertenece a la Asociación de Fiscales, de carácter conservador y mayoritaria en la carrera, y ha destacado siempre como un experto en materia de ejecución de penas y vigilancia penitenciaria. De hecho, durante más de dos décadas fue el coordinador de Vigilancia Penitenciaria en la Fiscalía de Sevilla. Además, tiene una fe ciega en el tratamiento penitenciario como modo de rehabilitación del reo, aunque a menudo los acontecimientos, sobre todo en algunos casos muy conocidos, le muestren la cruda realidad de que algunos delincuentes son incorregibles.