Inés Revuelta Molino, licenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla y en la actualidad secretaria judicial en Francia,  ha obtenido el puesto 56 entre los 1.147 opositores al cargo de director de los servicios jurídicos en los tribunales de gran instancia franceses, la segunda oposición en dificultad después de la judicatura.

En esta ocasión se ofertaban 71 plazas, a las que concursaron 1.147 personas. En marzo Inés superó el primer examen, que solo pasaron 150 candidatos, y en abril concluyó las dos restantes pruebas orales con una calificación final en el puesto 56. Ahora le quedan 18 meses de formación teórica en la Escuela Nacional situada en Dijon y otro período de prácticas en tribunales bajo la dirección de un funcionario que ya ejerza el cargo.

Inés explica a este periódico que el director de los servicios jurídicos (un puesto que no existe en España) lleva a cabo funciones de gestión, administración, recursos humanos y coordinación de los secretarios judiciales dentro de una jurisdicción. En la actualidad solo hay 1.800 personas que desempeñen esas funciones en Francia.

Tiene 34 años y es hija de los abogados sevillanos Alberto Revuelta y Encarnación Molino. Licenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla (2005-2010), fue alumna Erasmus en Estrasburgo y es máster en Relaciones Internacionales por la UPO (2010-2011) y en Economía Solidaria (2011-2012) por el  Instituto Católico de Paris. 

Inició su trabajo como letrada en el bufete de sus padres en Sevilla (2012-2013) y en 2013 emprendió su formación en Francia participando en un curso internacional del Colegio de Abogados de París. A continuación trabajó en tres despachos parisinos (Brown, Josserand y Elbaz) y en 2015 se especializó en la  Escuela de Defensa Penal del Colegio de Abogados de París.

Ganó la oposición a secretario judicial francés en 2018, con formación en la Escuela Nacional de Secretarios, y desde entonces ha trabajado en los tribunales de París como encargada del servicio de informatización y firma electrónica.

Entre sus actividades extra profesionales en Francia, colaboró con asociaciones de lucha contra la trata de seres humanos. Como tal, en 2014 fue finalista del Memorial Caen de Derechos Humanos, en el que abogados de todo el mundo exponen casos reales. Su  intervención, titulada “Vivo sin vivir por mí”, trató sobre una joven nigeriana obligada a prostituirse en París.