Rivalidad

Los Laguna contra los Fajardo: nadie irá a la cárcel por un intento de homicidio entre dos clanes de La Puebla de Cazalla

Un patrullero de la Guardia Civil, durante unos incidentes en La Puebla de Cazalla.

Un patrullero de la Guardia Civil, durante unos incidentes en La Puebla de Cazalla. / José Ángel García

La Audiencia de Sevilla juzgó el martes el episodio más violento de la enemistad entre dos familias de La Puebla de Cazalla, los Laguna y los Fajardo, que el 11 de julio de 2019 desataron su furia y protagonizaron una reyerta en la que cinco integrantes del primer clan intentaron matar a un varón del segundo. Utilizaron una espada, dos navajas, un cuchillo jamonero y un arma de fuego, pero ninguno irá a la cárcel porque antes del juicio hubo acuerdo entre las partes. Los ocho acusados (cinco Laguna y un Fajardo entre ellos), que se exponían a penas de hasta doce años de prisión, reconocieron los hechos y la Fiscalía rebajó su petición hasta aceptar penas de entre tres años y medio y dos años. Nadie será recluido a no ser que alguno cometa un delito en los próximos años o no pague una multa. El origen de la rivalidad se pierde en el tiempo y en parte tiene que ver hasta con el flamenco y con un nombre artístico, el Boleco, que se disputan dos artistas, uno de cada clan.

El presidente del tribunal, de hecho, instó a los encausados (cinco Lagunas y un Fajardo entre ellos) a ser "conscientes del esfuerzo" que suponía dictar esa sentencia, que definió como un intento de "poner paz en una situación incomprensible" entre las familias, y les recalcó que "no se pueden resolver los problemas a machetazos". "No les estamos pidiendo que sean buenas personas, sólo que no cometan ningún delito. Ustedes tienen referentes de personas mayores que siempre han buscado el consenso", les recordó también Pedro Izquierdo, presidente de la Sección Primera de la Audiencia, en un tono conciliador pero firme.

Los hechos, como admitieron los acusados durante la vista oral para así formalizar el acuerdo, sucedieron sobre las 00.30 en la barriada Molino del Serio, donde acudieron un número indeterminado de miembros de los Laguna al grito de “me cago en los muertos de los Fajardo, esta noche no vamos a dejar ni uno vivo”.

Al oír las voces, uno de los Fajardo salió de su casa. Entonces, José Antonio L.M. le dio un puñetazo en la boca y Ana María H.C., alias Macarena, le golpeó la cabeza con un vaso de cristal. El primer acusado es precisamente un cantaor conocido como Pepe el Boleco y precisamente por estos incidentes no actuó una semana más tarde en la 51ª Reunión de Cante Jondo de La Puebla de Cazalla. El otro Boleco es el bailaor Rafael Fajardo.

Poco después de esa primera agresión, dos tíos del herido se personaron en el lugar. Allí los esperaban Andrés L.N., alias Yiyo, con una condena previa por un delito de lesiones; Alejandro L.M., alias el Ale; Antonio L.N., alias el Coco; y Joaquín L.M., alias el Juaqui. El primero, con una espada de doble filo de 60 centímetros de hoja; el segundo, con una navaja de 34 centímetros; el tercero, con un cuchillo jamonero; y el cuarto, con una navaja y un palo. Entre los cuatro “asestaron puñaladas y golpes” a uno de los tíos “con la intención de quebrantar su integridad física”. Acto seguido, con la participación de Juan José H.C. (alias el Pavo), agredieron al otro tío “con la intención de atentar contra su vida”. Y así fue, porque esta víctima sufrió heridas que pusieron en peligro su vida.

En otro momento de la riña, el Ale apuntó con un arma indeterminada a otro Fajardo y, “con intención de amedrentarlo”, le dijo “que te pego un tiro y te mato”.

Las agresiones también se produjeron en sentido inverso. Así, Manuel F.N. y Ana María H.C., el primero con un bate de béisbol reforzado con hierro y la segunda con una espada, golpearon a Antonio L.N. y le provocaron una fractura de costilla y distintas contusiones en el cráneo y el costado izquierdo.

La Fiscalía pidió al principio entre doce y siete años por el intento de homicidio; al final bajó hasta tres años y medio y dos años

El acuerdo resultó extraordinario para los intereses de los ocho encausados. Como ejemplo, la petición inicial de condena para Andrés L.N. era de doce años (siete por la tentativa de homicidio y cinco por lesiones con instrumento peligroso). Para Alejandro L.M., de once (siete y tres, respectivamente, más uno por amenazas). Para Antonio L.N. y Joaquín L.M., de diez (siete por la tentativa y tres por las lesiones). Y para Juan José H.C., de siete por el homicidio frustrado.

Fruto del acuerdo, el tribunal bajó las condenas a tres años y medio para Andrés L.N.; tres años y tres meses para Alejandro L.M.; tres años para Antonio L.N. y Joaquín L.M.; y dos años para Juan José H.C. También impuso multas de 240 euros a Macarena y de 120 al Boleco y Manuel F.N. por delitos de lesiones leves. Y además suspendió la ejecución de las penas de cárcel. Es decir, que ningún encausado irá a prisión si no comete ningún delito en un determinado plazo (cinco años el Yiyo y cuatro en los casos del Ale, el Coco, el Juaqui y el Pavo) y si abona distintas multas: 2.160 euros para el principal acusado, 1.920 para los tres siguientes y 1.200 para Juan José H.C.

Las palabras conciliadoras del presidente del tribunal

"Hoy estamos todos haciendo un esfuerzo muy importante para poner paz a una situación incomprensible. No se pueden resolver los problemas a machetazos", les dijo el presidente del tribunal tras dictar sentencia firme en la misma sala. "Vivimos en una sociedad, puede ser mejor o peor, pero hay que vivir en paz", añadió.

Luego, al hilo de las órdenes de alejamiento y las prohibiciones de comunicación con las víctimas, les recordó que "no comunicarse no es problema" y les pidió "ser escrupulosos" con las distancias a las que podían acercarse o no.

"No les estamos pidiendo que sean buenas personas, sólo que no cometan ningún delito. Por favor, hagan un buen uso del esfuerzo que se está haciendo. Ustedes tienen referentes de personas mayores que siempre han buscado el consenso", apostilló el magistrado, que halló respuesta en un acusado que habló en nombre del resto: "Puede estar usted tranquilo, no habrá ningún problema".

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