Crimen de la marihuana de La Algaba: el homicida y sus cómplices llegan a un acuerdo con la Fiscalía y no irán a la cárcel
Homicidio
La Audiencia de Sevilla impone cuatro años y nueve meses de prisión a Francisco Jesús R.C. 'Nono', para quien el fiscal inicialmente pedía doce años, y suspende la pena siempre que indemnice a la madre de la víctima y siga en un tratamiento de desintoxicación
El condenado, que apuñaló a un joven por intentar robarle la droga que cultivaba en una nave, evita así la celebración del juicio con jurado popular que iba a comenzar el lunes contra él y sus dos cómplices
La Fiscalía pide 12 años por el crimen de un hombre que intentó robar la marihuana que se cultivaba en una nave de La Algaba
El 12 de enero de 2019, varios jóvenes de Fuengirola viajaron hasta La Algaba para robar marihuana de una nave, pero la expedición no salió como pensaban los ladrones y uno de ellos acabó falleciendo tras ser apuñalado por uno de los traficantes. El homicida, además, contó con la ayuda de sus dos socios en el negocio de la droga. Los tres iban a ser juzgados por un jurado popular en la Audiencia de Sevilla a partir del próximo lunes, pero ese juicio no se celebrará porque sus abogados alcanzaron ayer un acuerdo con la Fiscalía y la madre de la víctima y lo ratificaron ante el magistrado del caso. En virtud de esa conformidad, el autor del acuchillamiento fue condenado a cuatro años y nueve meses de cárcel y sus cómplices, a dos años cada uno. Sin embargo, y también es parte del pacto, ninguno entrará en prisión. Las defensas pidieron que se suspendieran las penas de reclusión, las acusaciones estuvieron de acuerdo y el juez les concedió ese beneficio con la condición de que indemnicen a la madre con 70.000 euros, entre otros requisitos. Y eso que la Fiscalía pedía inicialmente doce años de cárcel para un acusado y seis para los otros dos...
Los tres investigados, obviamente, reconocieron los hechos ante el tribunal y por tanto dieron por bueno el relato que defendía el Ministerio Público. Es decir, que los tres se dedicaban al cultivo de plantaciones de marihuana en una antigua nave anexa a una vivienda en la pedanía algabeña de El Aral. Allí residía Antonio P.M. Este delincuente habitual había tenido dos novias de Fuengirola, así que ambas sabían a qué se dedicaba y fueron ellas quienes se lo contaron a cuatro amigos, entre ellos la víctima.
Decididos a "apoderarse de la marihuana”, la pandilla cogió dos pistolas y se desplazó a La Algaba el 12 de enero de 2019. Tras vigilar el terreno y "asegurarse" de que podían ejecutar el asalto "sin testigos o interferencias de terceros”, entraron sobre la una de la madrugada por la finca colindante. Para ello cortaron una valla, accedieron al tejado y desde allí llegaron al patio de Antonio P.M. A continuación, varios de ellos golpearon la puerta de entrada y gritaron “¡policía, policía, abran la puerta o la volamos a tiros!”, mientras que otros accedieron a la nave contigua, donde hallaron marihuana ya cortada y seca que guardaron en cajas y bolsas para llevárselas.
El robo transcurrió según lo planeado por los ladrones hasta que el primer acusado, “alertado y asustado por las voces y los ruidos”, salió de la casa con una carabina y disparó al tejado, donde ya se encontraban algunos asaltantes, mientras les gritaba "¡cabrones, ladrones, salid de ahí, bajad que os vamos a matar!". También telefoneó a sus socios, Eduardo P.C. y Francisco Jesús R.C. alias el Nono, que en cuestión de minutos se presentaron allí “provistos de cuchillos y palos" y "gritando y amenazando a los asaltantes".
Los cacos huyeron entonces y algunos, “cargando las cajas preparadas con marihuana cortada”, saltaron a un campo de cultivo y se escondieron en una zona de zarzas y matorrales junto al Guadalquivir. Los encausados, sin embargo, los persiguieron "con machetes y cuchillos" y localizaron a la víctima entre los cañaverales, lo que dio paso a un "fuerte forcejeo" entre Francisco Jesús R.C. y el asaltante. "Tú no sabes quién soy yo. ¿Quién te manda? No sabes con quién te estás metiendo", le advirtió el primero. "¿Tú quién eres?", le contestó la víctima mientras esgrimía una pistola de 9 milímetros. "Soy el Nono", replicó el otro. Y acto seguido, “aprovechándose de su superioridad numérica e intimidatoria”, lo apuñaló en el costado izquierdo con un cuchillo "de grandes dimensiones". El agredido cayó al suelo y falleció a las tres de esa misma madrugada debido a una fuerte hemorragia, ya que la cuchillada le seccionó la vena cava y la aurícula derecha.
Dos años de prisión para sus dos cómplices
Por estos hechos, el Nono se exponía a una reclamación de asesinato por parte de la acusación particular y de homicidio por parte de la Fiscalía. Su defensa, sin embargo, consiguió una significativa rebaja de la pena basada en la aplicación de tres atenuantes: drogadicción (su adicción condicionó su comportamiento), dilaciones indebidas (el proceso judicial se ha alargado más de la cuenta) y, sobre todo, reparación del daño: antes del juicio consignó 40.000 euros para resarcir a la madre del joven al que mató.
Las representaciones de Antonio P.M. y Eduardo P.C. también lograron que las acusaciones redujeran su petición desde los seis años iniciales a los dos que acabaron firmando, en estos casos con las atenuantes de dilaciones y reparación, ya que ellos también deberán responder de los 30.000 euros que aún debe cobrar la madre de la víctima. Los tres condenados lo harán conjuntamente aportando 200 euros al mes cada uno durante los cuatro próximos años.
Tras oír que los tres se mostraban de acuerdo con la valoración definitiva de los hechos, el juez dictó sentencia firme en la misma sala, pero las consecuencias de la conformidad iban más allá y se extendían hasta la suspensión de la ejecución de las penas. Las defensas (ejercidas por Esperanza Lozano, Carlos de Elías y Juan Ramón de la Vega) alegaron distintas razones para sustentar su solicitud, como el "esfuerzo reparador" del Nono o el "compromiso" para indemnizar a la madre.
Como la Fiscalía y la acusación particular dieron el visto bueno, el magistrado comunicó a los acusados que les concedía la suspensión, durante cinco años en el caso del Nono y cuatro en los de sus cómplices. En otras palabras, ninguno entrará en prisión si en ese tiempo no cometen ningún delito y terminan de abonar la responsabilidad civil. El homicida, además, estará obligado a continuar con el tratamiento de desintoxicación de drogas que lleva desde hace meses.
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