Juicio por apropiación

El ex mayordomo del Valle dice que el 90% de los pagos se hacían sin factura

  • Atribuye pagos irregulares a casi todos los suministradores: música, orfebre, imprenta, bocadillos e incluso al “obispo”

  • “Me daban la cuenta en un papel de estraza y yo me lo tenía que creer”

El ex mayordomo intenta ocultarse a su salida de la Audiencia

El ex mayordomo intenta ocultarse a su salida de la Audiencia / Juan Carlos Vázquez

El ex mayordomo de la Hermandad del Valle Antonio Manuel C.L., que se enfrenta a más de cuatro años de cárcel por apropiarse presuntamente de 175.982 euros, negó este jueves en el juicio haberse apropiado de cantidad alguna y atribuyó los descuadres a que el 80-90% de los pagos se hacía en efectivo sin factura.

El ex clavero (1999-2007) y ex mayordomo (2007-2015) hizo un relato ante la Sección Cuarta de la Audiencia en la que él era el “chico para todo" a quien incluso interrumpían los proveedores en su trabajo y tenía que adelantar dinero de su bolsillo para los pagos. Luego veían los “señores con chaqueta” a pedirle cuentas.

Aseguró que incluso antes de su mandato hubo un descuadre de 30.000 euros que “se tapó y cuando pasó me vinieron los proveedores a cobrar”. Ese descuadre anterior, según la propia hermandad, fue de 7.000 euros.

El acusado describió un escenario en el que “no había contabilidad, era todo casero, se pagaba lo que no estaba presupuestado, me traían como recibo un papel de estraza y yo me lo tenía que creer. Yo solo intentaba compensar los descuadres”, explicó a los jueces.

“Yo y muchísima gente teníamos que poner dinero de nuestro bolsillo” y “lo que hacía era una compensación de saldos”, declaró.

Preguntado por los numerosos ingresos de dinero en su propia cuenta, aseguró que lo hacía para cambiar por billetes la “chatarra” de las monedas sueltas procedentes de colectas y otros pagos aislados que recibía, pero inmediatamente sacaba de esa misma cuenta dinero para pagar con él a los suministradores.

La Junta de Gobierno era quien decidía esa forma de funcionar, en la que según el acusado cobraban en efectivo el dorador, el orfebre, los restauradores, la banda de música, los niños cantores, los bocadillos, los aguadores, la imprenta (“que iba 60-40 con factura y sin”) e incluso a quien el acusado identificó como “el obispo” cuando celebró la misa de aniversario de la coronación y recibió 500 euros “sin factura”.

Uno de los debates de la primera jornada de juicio fueron los sucesivos reconocimientos de deuda que hizo el ex mayordomo: en noviembre de 2015 reconoció un desvío de 15.000 euros y se ofreció a devolver 30.000, en diciembre de 2015 reconoció 77.000 euros, luego libró dos pagarés de 67.000 euros (que resultaron carecer de fondos), en febrero de 2016 reconoció la apropiación de 60.000 euros y finalmente en un Cabildo de Cuentas lo reconoció públicamente ante varias decenas de personas.

A preguntas de la acusación particular que ejerce el abogado David Vioque en nombre de un grupo de hermanos, Antonio Manuel C.L. explicó que le prometieron que “eso no lo iban a sacar” pero que “ellos se tenían que cubrir las espaldas” y por ello él “tenía que aportar algo para que ellos lo presentaran”. Cuando llegó al notario “no sabía lo que firmaba y no me lo leyeron”.

Solamente reconoció que, al dejar el cargo, declaró un saldo de 26.000 euros en la cuenta de la hermandad pese a que en realidad quedaban 16 euros. “Me equivoqué y sé que debí decirlo”, reconoció.

“En ningún momento fue coaccionado”, dice el abogado denunciante

En esta primera jornada declaró como testigo Eduardo Muriedas, abogado y ex miembro de la Junta de Gobierno que intervino en las primeras conversaciones con el acusado al descubrirse los hechos. 

Afirmó que el ex mayordomo “en ningún momento fue coaccionado ni presionado, era plenamente consciente de lo que firmaba y el notario le advirtió expresamente”.

También aseguró que “todo lo que paga la hermandad, ahora y antes, era con factura, incluidos los estipendios a los sacerdotes” y negó que el acusado hiciese otras funciones como limpiar el bar, montar la Cruz de Mayo o enviar las cartas a los hermanos.

Respecto a la alegación de la defensa de que el ex mayordomo “no tiene ni el BUP” y carecía de formación en contabilidad, Muriedas respondió que “el sistema que maquinó no es el de una mente indigente. No era una mala gestión, era un plan preconcebido” en el que el acusado pagaba pero luego devolvía los recibos e incluso se llevaba el dinero de los cepillos de la iglesia, de la comida de la hermandad y la lotería.

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