Contrabando

Tres clanes del contrabando de tabaco se enfrentan a penas de hasta cuatro años de cárcel y tres millones de euros

  • Los Novalios, los Tatos y los de La Línea estaban, según la Fiscalía, "perfectamente interrelacionados entre sí" para la venta ilegal de cajetillas en diferentes puntos de Sevilla y su provinica

Registro en la Corza, en la calle Licenciado Calderas.

Registro en la Corza, en la calle Licenciado Calderas.

El contrabando de tabaco es uno de los delitos más antiguos relacionados con las aduanas existentes en Andalucía. Desde el siglo XVIII los Resguardos de Rentas y Tabacos intentaban parar este delito, auxiliados por el ejército. Fue tan importante en estas fechas que en 1829 se creó un cuerpo militar, el Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras. La comercialización de cajetillas sin pasar por la preceptiva autorización del Comisionado del Mercado de tabacos tiene una larga tradición delictiva. 

Una muestra reciente de este delito es la agrupación formada por Los Novalios, los Tatos y el clan de la Línea que, según la Fiscalía, integraban una organización de contrabando de tabaco que fue desmantelada en 2012 por la Guardia Civil gracias a una operación simultánea en varios puntos tanto de la capital como de la provincia de Sevilla. La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla tiene previsto celebrar a partir del próximo 9 de junio un juicio en el que se acusa a 16 personas de contrabando, dos delitos de blanqueo de capitales, organización criminal, un delito contra la seguridad vial y dos delitos de tenencia ilícita de armas.

Según la Fiscalía que pide penas que van hasta los cuatro años de cárcel y multas de hasta tres millones de euros para los 16 acusados, los tres clanes tenían repartidas y diferenciadas las funciones de cada uno de los integrantes tanto a la hora de adquirir la mercancía como para distribuirla. Para "ocultar, encubrir o disimular el verdadero origen de las ilícitas ganancias", el ministerio público señala que compraban inmuebles, vehículos, ingresaban el dinero en diferentes cuentas bancarias o lo invertían en algún producto financiero. 

Una extremada organización

Mientras que el clan de La Línea se encargaba de almacenar las cajetillas "en un lugar desconocido de la provincia de Cádiz" y de transportarlo hasta Sevilla, los Novalio y los Tato eran quienes los distribuían y, en el caso de los Novalios, los vendían en un mesón y un kiosco propiedad de la familia. La Fiscalía señala que los tres clanes "estaban perfectamente interrelacionados entre sí". Sostiene que Eugenio N. C. "era quien dirigia, armonizaba y coordinaba todas las operaciones y su hijo Eugenio N. F. "contactaba con los otros clanes y encargaba los envíos de tabaco". El escrito de la acusación indica que la mayoría de las entregas de tabaco se realizaron en cuatro domicilios en la zona de La Corza en Sevilla. 

El resto de acusados, salvo Carmen R., Elisa I. M., Carmen N. y Dolores L. "cooperaban de forma relevante en las distintas operaciones de transporte, guarda y venta de tabaco". El ministerio público considera que la ocultación de los beneficios de la venta ilegal del tabaco fue realizada por los 16 acusados e imputa a todos el delito de organización criminal donde Eugenio N. C, y Eugenio N. F. eran los "coordinadores o directores".

La Fiscalía solicita cuatro años de cárcel por el delito de contrabando para 12 de ellos y una multa de 400.000 euros a la que se sumaría la indemnización solidaria que deberán hacer a la Administracón Tributaria. Para el clan de los Novalios, además pide tres años de cárcel por blanqueo de capitales y una multa de tres millones de euros. A los miembros de los Tatos le imputa un delito de blanqueo de capitales y solicita tres años de cárcel y una multa de un millón de euros. El ministerio público pide para los dos Eugenio del clan de los Novalios cuatro años de prisión como "promotores" de la organización criminal. 

Durante el registro en los siete inmuebles de los acusados, la Guardia Civil encontró en total 45.077 cajetillas con un valor total de 278.754 euros y 154.455,37 euros en metálico. También incautaron armas como escopetas de caza, una escopeta Beretta para la que los dueños no tenían licencia, pistolas simuladas, carabinas de aire comprimido, una carabina del calibre 22 y 55 décimos de lotería además de joyas y teléfonos móviles. En la misma operación la Guardia Civil intervino 21 vehículos.

La Fiscalía señala que para blanquear el dinero, los acusados Eugenio N. C,. Eugenio N. F., Eusebia F., Alejandra C. B., Pedro N. y Sandra T., "compraron turismos, inmuebles y movieron importantes cantidades de dinero en cuentas corrientes".

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