Tráfico de drogas

Coronavirus: el militar narcotraficante condenado en Sevilla ve aplazado su juicio en Brasil

  • Fue condenado a 6 años en España y ahora está imputado por la Justicia militar de su país

  • El juicio militar se ha pospuesto a agosto

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro,  tras desembarcar de su avión presidencial

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, tras desembarcar de su avión presidencial

El estado de alarma por coronavirus ha obligado a aplazar la declaración por videoconferencia, prevista para este jueves, de Manoel Silva Rodrigues, el sargento brasileño que fue detenido con 37 kilos de cocaína en el aeropuerto de Sevilla. El militar, condenado en febrero en Sevilla a seis años de cárcel, iba a ser interrogado por videoconferencia entre la cárcel sevillana y el tribunal militar de Brasilia.

Pese a su sentencia en España, el juez de la Circunscripción Judicial Militar número 11 de Brasil, Frederico Magno de Melo, abrió una causa contra Silva a petición de la Fiscalía militar. Según se explicó entonces, a pesar de que el tráfico internacional de drogas no está previsto en el Código Penal Militar brasileño, en este caso se trataría de un delito militar por extensión, pues un sargento en activo presuntamente vulneró el orden administrativo militar.

El juez había fijado la vista para el 21 de mayo, a las 14 horas de Brasil, dado que Manoel Silva debía ser convocado mediante una Solicitud de Cooperación Jurídica Internacional y declarar por videoconferencia desde la cárcel de Sevilla.

El estado de alarma, con todos los trámites no urgentes suspendidos, ha obligado a aplazar la declaración al mes de agosto, según informan a este periódico fuentes judiciales.

El sargento formaba parte de la comitiva del presidente de su país, Jair Bolsonaro, que viajaba hacia Japón y fue detenido el 25 de junio de 2019 en una escala en el aeropuerto de Sevilla cuando llevaba en su equipaje 37 kilos de cocaína con una pureza del 80%, valorados en 1,4 millones de euros.

El 24 de febrero pasado estaba fijado el juicio en la Audiencia de Sevilla, el acusado reconoció los hechos y aceptó una condena de seis años y un día de cárcel.

En su denuncia, el fiscal militar recogió que a bordo del avión, el acusado colocó su equipaje al lado del último sillón, cerca del casillero, y lo vigiló de cerca durante todo el vuelo.

En Brasil el tema sigue abierto y ciertos medios han bautizado el escándalo como aerococa. Silva Rodrigues había hecho en los últimos cinco años 30 viajes nacionales e internacionales en aviones de la Fuerza Aérea, muchos de ellos al servicio de los presidentes Bolsonario, Michel Temer y Dilma Rousseff.

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