La mujer del Tapón, en el juicio por el asesinato: "¿Que si lo acribillaron? Mira dónde está"
Familiares de la víctima apuntan que ésta quedó "totalmente vegetal" tras recibir los disparos
Varios testigos, entre ellos los padres del Tapón, cambian sus declaraciones anteriores y alegan que mintieron por miedo
Uno de los acusados alardeó de que había cazado a la víctima "como a una liebre"
Los familiares de José C. B., alias el Tapón, constataron este lunes que éste quedó "totalmente vegetal" tras recibir los disparos que le terminaron provocando la muerte un año después. Especialmente rotunda fue la pareja de la víctima, María G. C., en su respuesta a la pregunta que le hizo la fiscal sobre si a su marido lo acribillaron. "¿Que si lo acribillaron? Mira dónde está", dijo esta mujer, que llevaba "13 ó 14" años con el Tapón y tiene seis hijos con él, aunque no estuvieran casados ni inscritos en el registro de parejas de hecho.
El Tapón pasó trece meses en coma, primero en el hospital Virgen del Rocío y después en el hospital Militar, donde murió en octubre de 2023. Así lo han declarado los parientes de la víctima en la tercera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial del Sevilla contra José Antonio N. N., el Yaki, y sus hermanos Manuel José y José Lucas, por el asesinato del Tapón, al que presuntamente tirotearon en la calle Torrelaguna, en el barrio de Torreblanca, el 19 de noviembre de 2022.
Durante esta sesión se ha puesto de manifiesto la enemistad que mantenían ambas familias por la relación que tenía la hija del Tapón con el hijo del Yaki, un hombre que estaba casado con otra mujer. El Tapón fue a hablar con el padre del Yaki para intentar convencerle de que su nieto dejara a su hija, pero nunca llegó a mantener tal conversación, pues fue tiroteado antes.
"El problema que surgió es que se fueron los niños, ese hombre estaba casado, tenía su mujer y su casa, y se fue con ella". Eso no le gustó a su marido y por eso fue a hablar con la otra familia. "Iba a hablar con el abuelo, porque el niño estaba con el abuelo, fue a la casa sin saber a quién se iba a encontrar", detalló la mujer, que declaró por videoconferencia. A lo largo de la mañana también se ha revelado que la pareja del Tapón había mantenido en el pasado una relación con el Yaki, principal acusado de matar a su marido. "De eso hace veinte años o así y no tiene nada que ver con esto", expuso la mujer de la víctima.
Sobre el momento de los hechos, María G. C. relató que ella estaba en su casa con sus niños y se enteró de lo ocurrido "por la gente de la calle". "Cuando llegué allí, estaba la Policía y él estaba de esa manera en el coche. Sentado, con muchos disparos, desangrándose", indicó, y apuntó que la Policía no le dejó ver el interior del coche ni le permitió acercarse a su marido. Negó que su marido llevara armas en el coche, porque de ser así, "las hubiera cogido la Policía". En su casa, dijo, "mi marido no tenía armas porque tenemos muchos niños".
La joven que se marchó con el hijo del Yaki es hija de una relación anterior a la suya. "Para mí era como mi hija. De ella no sabemos nada. No mantenemos relación ni ha ido a ver a su padre" durante el más de un año que permaneció en coma". Sobre la quema de unas casas de la familia de los acusados por venganza, María dijo no saber nada porque ella estaba en el hospital con su marido. "Desconozco cualquier tipo de venganza".
El padre del Tapón ofreció una versión completamente distinta a sus anteriores declaraciones en la fase de instrucción, donde ofreció varios relatos contradictorios. La que mantuvo en el juicio comienza en una cafetería situada "a unos treinta metros" del lugar de la calle Torrelaguna en el que ocurrieron los hechos. Este hombre estaba a punto de tomar un café con el novio de una de sus nietas cuando escuchó "cinco o seis tiros". Tanto él como el yerno del Tapón salieron a la calle y vieron al Yaki con una escopeta en la azotea y a un hermano de éste, Manuel José, a quien se refirió como "el gordito" con algo en la mano, que no supo precisar si era una pistola u otra arma de fuego.
En la azotea de la casa de la calle Torrelaguna 111 (en el 109 viven familiares del Tapón) vio a José Lucas con una escopeta. Luego, este hombre bajó y, junto con el Yaki, "dispararon los dos últimos tiros" contra el coche en el que iba su hijo. "Le tiraron el Yaki y el Lucas", sostuvo varias veces a lo largo de su declaración.
Cuando se le hicieron ver las contradicciones con sus declaraciones anteriores, dijo que había mentido en la fase de instrucción por presiones de su mujer, que tenía mucho miedo y le había dicho que le iban a matar otro hijo y "entonces ella se cortaría las venas". Este hombre acababa de salir de prisión por una presunta agresión sexual a una de sus nietas, pero manifestó que esto se debió a una "calumnia".
Su mujer corroboró que había mentido anteriormente por miedo y que así se lo había pedido a su marido. Al igual que éste, declaró protegida con una mampara de seguridad. Durante su interrogatorio rompió a llorar en varias ocasiones. "Tenía miedo y lo sigo teniendo, le dije que iba a coger un cuchillo y me iba a cortar las venas. Mi hijo iba a llevarse a su hija y no lo dejaron ni bajarse del coche", dijo la madre del Tapón, que aseguró que su hijo "jamás ha tenido en su casa una escopeta ni una pistola".
También dedicó unas duras palabras a su nieta, que sigue con el hijo del principal acusado. "Por mucho que quiera a un hombre, a ver qué hija no viene a ver a su padre después de lo que le han hecho".
Un hermano del Tapón relató que no presenció los hechos y que fue directamente a verlo al Hospital Virgen del Rocío. "Allí estuvo dos o tres meses y lo pasaron al Militar". Al preguntarle cómo quedó, respondió lo siguiente: "¿Que cómo quedó? Si ha fallecido. En ese tiempo quedó vegetal. No reconocía a nadie, estaba en coma, estaba muerto, totalmente vegetal", expuso este hombre, que dijo que no sabía nada de la enemistad con el Yaki. "Si lo hubiera sabido, no lo hubiera dejado solo".
Una testigo de los hechos compareció por videoconferencia, aunque cambió partes de su declaración del primer día. Según el atestado policial, esta señora se acercó a un agente y le dijo que lo había visto todo y que sabía quiénes eran los autores, aunque no podía hablar allí en la calle por miedo. Sin embargo, este lunes dijo que vio a dos hombres de espalda y sólo uno tenía una escopeta, pero que no escuchó los disparos ni los vio disparar. "No recuerdo bien, lo que vi es que estaban riñendo", dijo esta testigo, muy nerviosa durante su declaración. Esta mujer admitió que la madre del Tapón acudió a verla a su casa y le dijo que la iba a proteger. No vio a nadie en la azotea, a diferencia de lo que sostuvieron el padre y el yerno de la víctima.
Dos agentes de la Policía Nacional que realizaron la inspección ocular del vehículo y del lugar de los hechos explicaron que hubo al menos siete disparos, seis de ellos de escopeta y uno de bala, pues se recogieron vestigios de un proyectil disparado por una pistola. Los disparos se hicieron desde una distancia muy cercana, porque había tacos de plástico de las escopetas en el interior del coche. "No más de cinco metros", dijo el policía.
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