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Las víctimas del masturbador de Torneo: "Sentimos miedo, asco y rabia"

  • El fiscal pide que se revoque una suspensión de la pena por otros hechos similares, con lo que el presunto acosador ingresaría en prisión

  • El acusado asegura que no recuerda nada y alega, sin que llevara ni siquiera abogado, un supuesto trastorno mental

  • Es el primer juicio por acoso callejero, incluido en el Código Penal con la aprobación de la ley del sólo sí es sí

  • La grabación en vídeo fue clave para la identificación plena del sospechoso

Una joven graba a un hombre que la persigue y se masturba en Sevilla

"Sentimos miedo, asco y rabia. Fue una humillación. Nos quedamos en shock. Desde entonces no hemos vuelto a frecuentar esa zona, a la que siempre íbamos antes con los amigos". Las dos jóvenes que el pasado mes de marzo tuvieron que soportar a un hombre masturbándose delante de ellas en la calle Torneo, junto al río Guadalquivir, identificaron este lunes sin ningún género de dudas al presunto autor de los hechos. El juicio contra este hombre de 60 años tuvo lugar en el juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla.

Se trata de la primera vista por un delito leve de acoso callejero, incluido en el Código Penal con la aprobación de la ley del sólo sí es sí. El fiscal, Gabriel González Fernández, considera que la conducta del acusado incurre en esta modalidad, pues no hay contacto físico que lo pueda llevar a la agresión ni tampoco es algo tan menor para que sea considerado una simple infracción administrativa, pues es algo más grave que los piropos soeces, para los que sí se recogen multas con la nueva ley.

El representante del Ministerio Público pidió para el presunto autor de los hechos 30 días de localización, una orden de alejamiento de las víctimas de 500 metros durante seis meses, así como la prohibición de comunicarse con ellas en ese tiempo, y una indemnización de mil euros para cada una de ellas en concepto de responsabilidad civil.

Pero lo realmente interesante del caso es que el sospechoso tiene una condena anterior por unos hechos similares, que se encuentra actualmente suspendida si cumplía una serie de condiciones durante cuatro años. La pena es de julio de 2022, por lo que no tardó ni un año en quebrantar esos requisitos. Por ello, el fiscal solicitó a la juez que informe a la Sección Séptima de la Audiencia de Sevilla para que revoque esta suspensión de la condena, de forma que el hombre tendría que ingresar en prisión.

Las dos jóvenes explicaron que se encontraron en dos ocasiones con el sospechoso la madrugada del 11 de marzo. Un primer cruce se produjo a las cinco de la mañana, cuando vieron al hombre masturbándose en la zona baja del paseo de la avenida, la más próxima al río Guadalquivir, mientras ellas estaban sentadas en unas escaleras. "Nos pusimos muy nerviosas", apuntó una de ellas. Luego siguieron hacia donde habían quedado con otros amigos y al regresar, aproximadamente una hora y media después, volvieron a verlo. 

"Nosotras volvíamos por ahí para regresar a casa. Como era la segunda vez que lo veíamos, en esta ocasión sí tuve tiempo de reacción y decidirme a grabarlo". Las jóvenes grabaron en vídeo al presunto acosador que, lejos de marcharse, se dirigió a ellas con expresiones soeces, del tipo "bajad y chupadme la polla", y continuos insultos hacia las chicas, todo ello "con los pantalones bajados y sin ningún tipo de ropa interior". 

"Al ver que lo grabábamos con el móvil, pareció que se asustó en un primer momento, pero luego le dio igual y se masturbó delante nuestra. Lo que más me sorprendió fue que cuanto más le decíamos que se fuera, más cachondo parecía él, seguía excitándose más", expusieron las chicas, que se han sentido "humilladas" y admiten que ese momento les ha afectado bastante. Todo ocurrió en un momento en el que estaban las dos solas, en una zona relativamente apartada y en mitad de la noche.

Las dos jóvenes identificaron al acusado a través de la mirilla de una mampara, que les protegió durante el juicio. Sin embargo, ambas habían podido ver antes de frente y a pocos metros a su presunto acosador en los pasillos del juzgado, sin que nadie hiciera nada por protegerlas ahí. Igualmente, tanto en la puerta de la sala como durante la sesión, el acusado pudo oír en varias ocasiones los nombres y apellidos completos de las víctimas.

El presunto autor de los hechos es un hombre de 60 años con antecedentes por hechos similares, gracias a lo cual fue identificado por la Policía Local de Sevilla tras un exhaustivo rastreo de las redes sociales, donde una amiga de las víctimas colgó el vídeo. El acusado no tiene trabajo ni ingresos y vive en un albergue. Asegura que sufre un trastorno de personalidad, aunque no pudo acreditarlo con ningún informe médico ni tampoco acertó a decir qué tratamiento recibe. Sólo dijo que creía que tomaba escitalopram y otras tres pastillas que no precisó. Ni siquiera llevaba abogado defensor.

En su declaración, dijo que no recordaba nada de lo que hizo aquella noche, aunque asumió su responsabilidad en los hechos. "Eso está grabado, el que sale en el vídeo soy yo. Si me veo ahí, es que he tenido que hacerlo. Pido perdón por ello. No sé si estaría borracho". Durante la sesión se le volvió a mostrar el vídeo grabado por las víctimas, en la que el acusado se identificó de nuevo. "Soy yo. No sé qué pinto yo ahí, pero soy yo".

Declararon como testigos dos policías locales de Sevilla que participaron en la identificación del sospechoso. El primero es el responsable de las redes sociales del cuerpo y de los perfiles de Emergencias Sevilla, que indicó que vio el vídeo colgado en las redes y contactó con la persona que lo había publicado, que le dijo quiénes eran las víctimas. Éstas remitieron la grabación original y gracias a ella, otro policía que ya lo había identificado previamente por unos hechos similares ocurridos en el parque de Miraflores, pudo averiguar la identidad del acusado.

En el derecho a la última palabra, el presunto acosador volvió a insistir en su supuesto trastorno mental. "Asumo toda mi responsabilidad y pido perdón, creo que tengo un problema que ni siquiera sé dónde estoy ni cómo actuó. Tendré que buscar una fórmula, mediante psiquiatras, porque esto me está creando un problema que yo no he buscado".

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