Begoña Álvarez, cuarta consejera de Justicia

“Me tocó la crisis económica y ralentizar las inversiones”

  • “El plan de notificaciones en autobús de línea fue un éxito”

  • “Hicimos un traje jurídico para la Memoria Histórica y aprobamos el primer protocolo de exhumaciones”

Begoña Álvarez, en su despacho del Consejo Consultivo.  Foto: Carlos Gil Andreu

Begoña Álvarez, en su despacho del Consejo Consultivo. Foto: Carlos Gil Andreu

El canal Juzgado de Guardia continúa con la serie de entrevistas a quienes fueron consejeros de Justicia andaluces con Begoña Álvarez Civantos (Granada, 1968), que lo fue once meses entre abril de 2009 y marzo de 2010. Actual miembro del Consejo Consultivo de Andalucía, en 2017 se frustró su candidatura al Tribunal Constitucional propuesta por el Parlamento andaluz. Bajo su mandato se excavó en Alfacar sin encontrar los restos de Federico García Lorca. Llegó la crisis económica y le tocó “ralentizar las inversiones, no se pudieron planificar más  grandes infraestructuras”.

—¿Como se encontró la consejería de Justicia a su llegada?

—Mi antecesora (Evangelina Naranjo) había hecho un buen trabajo y me encontré una consejería con un funcionamiento diario fantástico y los juzgados trabajando muy bien en cuanto a medios materiales. Se había hecho una planificación de infraestructuras muy avanzada, incluso creo que yo inauguré alguna sede nueva siendo  delegada de Justicia en Granada.

Las carencias se referían a acumulación de asuntos y a la necesidad de más juzgados. Hicimos algunos planes de choque, un plan de tarde para los  funcionarios y empezamos a planificar la nueva oficina judicial.

—A raíz del caso Mariluz su equipo trabajó en la interconexión de los juzgados andaluces

—Efectivamente, esa fue una de las grandes carencias que se detectaron a raíz del caso Mariluz y fue un empeño de todo el equipo conseguir por lo menos la interconexión de los órganos penales, que eran los que causaban más alarma social. Pusimos la tecnología al servicio de la seguridad jurídica. Cualquier juzgado podía, a través del programa, ver qué procedimientos había abiertos, qué ejecuciones y qué órdenes de busca y captura.

"Los jueces no agotaron todos los mecanismos para evitar la huelga”

—Poco antes de su llegada se convocó la primera huelga de jueces y usted dijo que había habido cierta precipitación

—Es verdad que había carencias pero en aquel momento no se habían agotado el resto de mecanismos. La huelga es siempre la medida más drástica y antes se pueden abrir otras vías. Yo también entendía cuales eran las necesidades de los jueces, que estaban cansados de reclamar determinadas cosas.

Begoña Álvarez Begoña Álvarez

Begoña Álvarez / Carlos Gil Andreu

—Durante su mandato empezaron los presupuestos restrictivos. 

—A mí me tocó una época de gestión de la crisis porque el año que yo estuve en la consejería ya asomaba de forma bastante importante la crisis económica.  Por ejemplo en el tema de infraestructuras a mi me tocó ralentizarlo en lugar de acelerarlo. 

—Desarrolló la ley de Memoria Histórica

—Es una política delicada que quizás no se comprende bien porque la gente la ve de una forma muy ideologizada. A mí me tocó ponerle armadura jurídica a la ley de Memoria Histórica, porque era un conjunto de disposiciones de buena voluntad. Le hicimos el traje jurídico y se aprobó un protocolo de excavaciones y exhumaciones que fue el primero de España.

"No se encontró la tumba de Lorca pero la verdad nunca es un fracaso"

—¿Por qué decidieron excavar la fosa donde se creía que estaba Lorca?

—Nos llegó la petición de los familiares de personas fusiladas y entendimos que era un derecho que tenía que hacerse valer a través de la ley de Memoria Histórica. Cuando la ley te obliga a hacer determinadas actuaciones tú no puedes esconder la cabeza. Era un deber legal pero también un deber moral. La excavación de Alfacar levantó mucho revuelo pero hicimos una actuación muy seria, lo cerramos para que aquello no fuera un circo. Era una respuesta de la ley a unas personas que tenían derecho. La familia de Lorca no quería y también se le respetó. 

Aprendí mucho de aquello, y cuando al final se vio que no había fosa se clarificó un poco más la historia. Muchos hablaron de fracaso pero a mí me parece que la verdad nunca  puede verse como un fracaso.

—¿Cree que ha sido correcto el recorrido y a dónde ha llegado la Memoria Histórica?

—Yo creo que es como todas las políticas. La gente piensa que hay unas políticas prioritarias y otras que no lo son. En la Memoria Histórica, ¿no es prioritaria la dignidad de un país o la dignidad de las personas? Es como la tumba de Franco, hay gente que dice “me parece bien que lo saquen del Valle de los Caídos  porque era un dictador pero no es una prioridad”. 

Yo creo que la dignidad y la vergüenza de un país tienen que ser prioridad de un gobierno. El resto del mundo no puede ver que tenemos a un dictador enterrado allí. En este tipo de cosas creo que es mal entendida la política de Memoria Histórica. Se ve desde un punto de vista del odio, de la venganza, de remover heridas, y yo lo veo como una cuestión de justicia y una cuestión legal. Hay una ley de Memoria Histórica aprobada por el parlamento y se tiene que cumplir.  

—Su equipo preparó el macrojuicio de la Operación Malaya en Málaga

—Estaba todo perfectamente organizado y creo que no hubo ninguna reclamación en materia de medios. Fue una colaboración de muchos meses del TSJA con la consejería. Lo mejor fue el resultado, que no se habló durante el juicio de ninguna carencia. Se preparó con mucha antelación y sabiendo que era algo que interesaba la opinión pública. Era el primer macrojuicio por corrupción que se celebraba en España  y se hizo todo lo necesario para que hubiera una buena información que llegara a toda la ciudadanía.

—¿Cómo veía las Ciudades de la Justicia? Durante su gestión no se hizo nada en el proyecto para Sevilla, esperando a que se resolviesen los recursos pendientes.

—A mí me tocó la parte menos lucida porque era ya un momento de crisis y no se podían planificar grandes infraestructuras. Las que había planificadas siguieron su marcha y se han terminado después de que yo saliera. La gente estaba perdiendo sus empleos y pasando hambre, no era el momento de hacer macro obras y dejar de lado lo que eran las prioridades en aquel momento. Ralentizamos las obras que no veíamos prioritarias

En Sevilla me reuní varias veces con el alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín y su disposición era total. No abandonamos el proyecto pero había que hacer unas modificaciones urbanísticas y eso nunca es rápido. Por eso proyectamos una reforma de la Audiencia Provincial para conservar el edificio sin hacer grandes obras.

"Las notificaciones en autobús y por la tarde fueron un éxito"

—Se criticó su decisión de que las notificaciones judiciales se hicieran en autobús de línea y no en taxi.

Fue un éxito sustituir los taxis por autobuses. En épocas de crisis debes buscar donde está el dinero y donde, por sentido común, no debe estar. Hicimos un plan de notificaciones por la tarde que parecía que iba a retrasar las comunicaciones pero las facilitó mucho porque la gente no suele estar en su casa por la mañana.

—Usted inició su carrera profesional en los servicios jurídicos de la Diputación de Granada, luego pasó al Gabinete Técnico del Tribunal Supremo y fue jefa de Relaciones Internacionales en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ¿fue un choque pasar a gestionar el día día de una consejería de Justicia?

—Para mí no fue un choque. Al revés, me parecía apasionante porque tenía un buen conocimiento de la administración de Justicia y eso me ayudó porque  conocía las carencias. Lo que pasa es que tampoco era mi objetivo profesional, llegué por casualidad a la política, vi cumplido el ciclo y luego seguí con lo mío, ser jurista y seguir aquí en el Consejo Consultivo. 

—¿La política es dura?

—Dedicarse a la política es muy difícil, hay mucha presión y muchas preocupaciones a pesar de lo que pueda parecer. Eran 24 horas trabajando, sin desconexión porque el problema te lo llevabas a casa, descansabas  poco, te tocaba ir de Huelva a Almería y pasabas el día en la cartera, y si querías dar respuesta a todos no tenías minutos en el día.

—¿Le disgustó ver frustrada en 2017 su candidatura al Tribunal Constitucional planteada por los grupos parlamentarios andaluces?

—Me llamaron y pensé que podía aportar algo de valor, pero jugaron otros criterios más políticos y me quedé fuera. Soy joven y espero que haya otra oportunidad. No me importa estar en esas batallas, que piensen en mí siendo joven y mujer.

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