Delitos económicos

Del Olimpo al infierno

  • El ex presidente de los empresarios de Aljarafe acumula ya más de siete años de cárcel

E.L., ex presidente de la Asociación Empresarial del Aljarafe, ha pasado de codearse con alcaldes, consejeros de la Junta y de presidir importantes actos sociales a cumplir una condena de cuatro años en la cárcel de Morón, que acaba de incrementarse en otros tres años y dos meses más de prisión.

Fue presidente de los empresarios del Aljarafe entre junio de 2008 y abril 2010, años en los que su asociación aglutinaba a 250 empresas. En aquellos tiempos presidía actos con el entonces consejero de Economía, José Antonio Griñán, y era frecuente verle en prensa junto a dirigentes de la Cámara de Comercio y como anfitrión de Javier Arenas o del entonces Defensor del Pueblo José Chamizo.

En 2009 fue el pregonero de la Romería de su localidad natal, Zalamea la Real (Huelva). En 2007 presentó el proyecto para un hotel de lujo en la laguna de Fuente de Piedra (Málaga) acompañado por el alcalde de la localidad y por aquellos años concedía entrevistas explicando su proyecto para  unas Ciudades de Mayores que pensaba promover por toda España.

Es licenciado en Historia y como líder de los empresarios pronunciaba conferencias sobre el éxito en los negocios e impulsó los Premios Aljarafe Empresarial.

Todo ese castillo empezó a desmoronarse en 2012, cuando fue denunciado por estafar a un banco por falsificar los documentos para obtener un préstamo de 200.000 euros.

La Audiencia de Sevilla le condenó a tres años y medio de cárcel por estafa y seis meses por falsedad documental. Esa sentencia fue confirmada por el Tribunal Supremo en  2016 y de nuevo en octubre de 2019, cuando el alto tribunal rechazó un recurso extraordinario de revisión, lo que llevó al ingreso de E.L. en prisión.

Hace unos días, la Audiencia de Sevilla le condenó a otros  tres años y dos meses de cárcel por falsificar un poder notarial para vender y apoderarse de dos pisos propiedad de su ex esposa, por un importe total de 396.000 euros.

Además tenía dos condenas anteriores de un año de prisión cada una por delitos de alzamiento de bienes y delito societario que habían quedado en suspenso y, por lo tanto, no ingresó en la cárcel.

En la condena por intentar apropiarse de los pisos de su ex esposa, la Audiencia decía que el empresario inmobiliario recurrió a “todo tipo de artimañas” contra ella con una “perversidad” que llegó a convertir la vida de la perjudicada en una “pesadilla”.

“Pergeñó un entramado societario” y llevó a cabo “una  meticulosa ideación de un plan mantenido a lo largo del tiempo”, denunciaba la Audiencia.

Efectivamente, su ex esposa se vio envuelta en un aluvión de denuncias penales: E.L. presentó demanda de juicio declarativo ordinario y se querelló contra ella por presunto delito de estafa, denuncia que tras una larga investigación quedó archivada por el juzgado de instrucción en 2013 y posteriormente por la Audiencia provincial de manera definitiva.

Uno de sus hombres de paja la denunció por coacciones al haber cambiado las cerraduras de los pisos que, según decía, le habían alquilado. También en este caso la denuncia fue sobreseída en 2013. 

Su defensa: “los indicios eran endebles”

E.L. ha contratado para su defensa a conocidos  penalistas y ahora ha cambiado de nuevo de abogado para recurrir su última condena ante el Tribunal Supremo.

Su abogado en el último juicio, Luis Romero, dice a este periódico que los indicios de delito de falsedad en documento público y estafa “eran muy endebles o, en todo caso, el delito lo era en tentativa” porque la inscripción de los pisos de su ex esposa en el Registro de la Propiedad había quedado paralizada y, en consecuencia, “no hubo daño patrimonial”. 

El abogado lamenta que la Audiencia no aplicase la atenuante de dilaciones como muy cualificada ni la de reparación parcial del daño moral, para la que el acusado “aportó lo que podía, que eran 3.000 euros”. 

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