Los primeros pleitos: de la venta de esclavos a los barcos de América
Pleitos históricos en Sevilla
Se juzgó la venta de una esclava “borracha y tullida”
Las ventas de esclavos, el seguro de los barcos que iban a América y que eran secuestrados o el impago de dotes ocupaban buena parte de los primeros pleitos de los que se tiene noticia en Sevilla.
El Archivo Histórico Provincial guarda miles de legajos de causas seguidas en la Real Audiencia desde 1528. Los historiadores valoran especialmente los expedientes de quiebras y concursos de acreedores, muy útiles para el estudio del comercio con América, Italia y los Países Bajos.
El primer proceso del Archivo Histórico data de 1528 y se refiere a una venta realizada en Nueva España (México). En él existe la nota de que el barco en el que iban las mercancías fue comprado por Hernán Cortés en La Habana para trasladarlo a México.
Impago de esclavos
Una mujer llamada Catalina Mateos demandó en 1546 a un vecino de Aracena por impago de la venta de dos esclavos por 5.000 maravedíes y en 1560 reclamaron a un caballero veinticuatro (regidor municipal) de Sevilla por la deuda en la compra de 220 esclavos.
Se conserva el curioso expediente de Lorenzo de Vallejo contra Juan de Jódar por “haberle vendido una esclava borracha y tullida”. Y hasta Sevilla llegó la demanda de Francisco Ruiz de Cortázar por “impago de lo que importó la venta de un esclavo negro y unas mercancías vendidas en Jamaica”.
Las disputas por dotes y herencias
En 1545 Francisca de Aguilar demandaba a su padrastro, el sastre Juan Fernández, por no entregarle el ajuar. Y en 1569 una mujer entabló un litigio para que se reconociera la parte de herencia que correspondía al hijo natural que había tenido con un tal Juan García de Tomares.
El administrador y tesorero de los presos pobres de la cárcel de Sevilla demandó en 1584 a la viuda de Antonio Petruche, natural de Córcega y mercader con Indias, por “incumplir una cláusula del testamento de Petruche a favor de los presos de la cárcel”.
Consta otra causa de 1569 contra los herederos de Isabel de Borbón por el cobro de 200 ducados que ésta había donado a los hijos de Antonio de Ávila, menores de edad.
Un batihoja llamado Feliciano Vidal se querelló en 1598 contra su padre, médico, reclamando una dote de 100 ducados anuales de por vida.
El nieto díscolo de Colón
Luis Colón, duque de Veragua y nieto del almirante, había nacido en Santo Domingo en 1522. Se casó cinco veces y fue acusado de bigamia, por lo que se vio envuelto en numerosos pleitos matrimoniales. El que conserva el archivo es un concurso de acreedores de 1574, dos años después de su muerte en Orán, donde había sido desterrado. El principal acreedor era en conde de Gelves, su sobrino.
Otros protagonistas del descubrimiento de América no se libraron de la polémica y existe un pleito de 1548 entablado por dos mercaderes de Valladolid contra los herederos de Hernán Cortés, ya citado en el legajo como marqués del valle de Oaxaca.
Los barcos que viajaban a América se hundían a menudo o eran secuestrados por corsarios y piratas. Uno de los primeros pleito que conserva el Archivo es de 1546 por el pago del seguro de las mercancías que llevaba la nao San Nicolás, apresada por los turcos en el trayecto desde Cartagena a Sevilla y llevada a Argel.
De1552 se guarda la causa por impago del seguro sobre diez barriles de cochinilla que iban a Italia y cuya nave naufragó en Mahón.
Vicente González, portugués y vecino de Lagos, reclamó en 1575 a Aparicio de Arteaga por la posesión de un navío llamado Nuestra Señora de Guadalupe que había sido robado por corsarios franceses.
Concursos de acreedores en una Sevilla pujante
El Archivo Histórico guarda muchos concursos de acreedores como el de Rodrigo Alonso, criador de ganado ovino (1547), el de Juan Fil, mercader inglés, o el de Juan Lorenzo (1556), comerciante de lencería en Sevilla.
Del año 1557 data la quiebra de Gerónimo Cataño, banquero genovés, y de 1582 es el concurso de acreedores de Angelo Brunengo, comerciante de vinos con indias.
Quienes se quejan de la extensión de los sumarios actuales deberían fijarse en algunos como el concurso de acreedores de Manuel de Brito, escribano de la justicia, que data de 1633 y acumuló nada menos que 1.220 folios.
Las quiebras afectaban a todos los estamentos sociales: desde Antonio Alcalde (1679), “maestro guarnicionero de la calle de la Sierpe”, a Pedro Coene (1694), natural de Brujas y cónsul de la Nación Flamenca en Sevilla.
También había demandas cuanto menos curiosas, como la entablada en 1561 por el clérigo Alonso Hernández contra Juan Martín “por haberle ocultado al venderle una herrería su confiscación por el Santo Oficio de la Inquisición”.
Los primeros pleitos en Sevilla cruzaban los océanos: de 1570 es el promovido por Pedro Fernández, calcetero y mercader de Sevilla, contra Diego Agúndez, mercader y vecino de México, por impago de una deuda de 1.600 pesos.
En 1579 Bartolomé de Wills y Cornelio Gras, mercaderes flamencos residentes en Sevilla, demandaron a Roberto Van Hafften, mercader flamenco de en Amberes, por impago de salarios. Y de 1604 data el litigio entre los herederos de Pedro Cerezo, vecino de la ciudad de México, contra Diego Enrique de León, administrador de sus bienes en Sevilla.
Tampoco se libraban los nobles: en 1582 Mencía Ortiz de Sandoval se querelló contra el marqués de la Algaba por un impago y solicitó el embargo de los cortijos que el marqués tenía en Alcalá del Río.
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