Concluye la investigación judicial

El 'asesinato' del Tapón en un tiroteo en Torreblanca

Un hombre resulta herido de bala en Torreblanca

La investigación judicial por el tiroteo que se produjo en noviembre del pasado año en Torreblancadonde esta semana se ha vuelto a producir una reyerta con nuevos disparos– ha llegado a su fin y la juez ha procesado a 'el Yaki' y a sus dos hermanos por un delito de asesinato en grado de tentativa, en relación con la graves lesiones que han dejado en estado vegetativo permanente a José C. B., de 39 años y apodado el Tapón, por lo que, como destaca la instructora, la víctima "nunca podrá ofrecer su versión" de los hechos, dado que las lesiones sufridas son "graves e irreversibles".

La juez de Instrucción número 13 de Sevilla ha dictado un auto, al que ha tenido acceso este periódico, en el que declarada procesados a José Antonio N. N., apodado el Yaki, y a sus dos hermanos por el tiroteo que tuvo lugar sobre las 12:15 horas de la mañana del 19 de noviembre de 2022, cuando dispararon presuntamente "con intención de matarlo" al Tapón, a raíz de un conflicto amoroso que enfrentaba a los hijos del Yaki con la víctima. 

El Tapón fue tiroteado cuando se hallaba en el interior de su vehículo, estacionado en la calle Torrelaguna. Recibó siete disparos de escopeta, unas armas de fuego para cuya tenencia y uso no tenían autorización los tres hermanos ahora procesados.

Como consecuencia de los disparos, el Tapón sufrió lesiones "muy graves", consistente en múltiples heridas por perdigones en el tórax y el abdomen que le han dejado como secuelas que se encuentre en "estado vegetativo permanente".

La instructora considera que los hechos investigados revisten, por ahora, los caracteres de un delito de asesinato del artículo 139.1 del Código Penal, que castiga con una pena de prisión de 15 a 20 años la muerte de otra persona con alevosía, y de un segundo delito de tenencia ilícita de armas. Las defensas de los tres acusados, que ejercen los abogados Alberto Castejón, Mónica Gallardo Bejarano y María Jesús Venegas, habían pedido la libertad y que se practicaran más pruebas.

La víctima no tuvo posibilidad de "escapar o defenderse"

En el relato de hechos, la magistrada recoge que de la investigación practicada aparecen indicios de que el día de autos los tres procesados abordaron a la víctima en el momento en que ésta se introdujo en su vehículo, "conduciendo y, por tanto, sin posibilidad de escapar o defenderse, sirviéndose además de su superioridad numérica para acorralarlo".

Recuerda la juez que, en todo caso, la calificación definitiva de los hechos como delito de homicidio o de asesinato, sí como la efectiva perpetración del delito de tenencia ilícita de armas -"lo cual resulta evidente por el medio utilizado para causas las lesiones"-, no es un cuestión controvertida en este momento procesal, o al menos, "su controversia carece de relevancia a los efectos de la determinación del cauce procesal adecuado que, en todo caso, es el procedimiento sumario".

En cualquier caso, insiste en que los indicios que apuntan a la "efectiva perpetración" de los hechos por parte de los procesados se basan, sobre todo, en las "consistentes manifestaciones de los testigos presenciales de los hechos, las evidencias halladas en el registro domiciliario inmediatamente posterior a los hechos, relacionadas con las armas empleadas para la ejecución, y los partes de asistencia y tratamiento y valoración médico forense de las graves e irreversibles lesiones de la víctima".

La defensa del Yaki y de uno de sus hermanos habían pedido su puesta en libertad provisional, una petición que la juez rechaza porque entiende que estos investigados han realizado un relato de los hechos que "propone una interpretación subjetiva y totalmente sui generis y adornada de valoraciones culturales de las declaraciones judiciales de los testigos, incluso del espontáneo reconocimiento de los hechos en sede policial" del principal investigado y que para la instructora ha sido compuesta "a conveniencia justo en el momento" en el que el informe forense ha puesto de manifiesto el estado vegetativo permanente del Tapón , quien por tanto ya "nunca podrá ofrecer su versión".

"Esta instructora no aprecia la contradicciones de los testigos ni entre los testigos que se alegan por las defensas ni aprecia fisuras en el atestado e informe policial del Grupo de Homicidios", argumenta de forma contundente el auto, que descarta la existencia de motivos que justifiquen la modificación de la prisión provisional acordada en su día. 

Una fianza de 500.000 euros

De la misma forma, la magistrada ha rechazado la práctica de la prueba consistente en la reconstrucción de los hechos y en el auto que procesa a los tres hermanos les impone una fianza de 500.000 euros por la responsabilidad civil que pudiera corresponderles por las lesiones y secuelas causas a José C. B., el Tapón.

La investigación policial que permitió la detención de los tres hermanos se prolongó durante cinco meses, puesto que los sospechosos huyeron tras el tirotero a distintas ciudades españolas e incluso a Portugal, donde fue finalmente arrestado uno de los hermanos.

El tiroteo provocó un estado de gran tensión en Torreblanca. Horas después de los hechos, unos desconocidos lanzaron unos cócteles molotov contra dos viviendas de la familia del presunto autor de los disparos. Las casas estaban vacías y no resultó herida ninguna persona, pero tuvieron que intervenir los Bomberos para sofocar las llamas.

Días después, varios vecinos se vieron obligados a abandonar sus casas por miedo a represalias. En Torreblanca se sucedieron los tiroteos y las exhibiciones de fuerza por parte de los clanes que controlan el negocio de los estupefacientes, que también en los últimos años se han hecho fuertes controlando la ocupación de viviendas.

El presunto autor de los disparos tiene un pasado como atracador. Fue detenido en 2007 por formar parte de una banda dedicada a los atracos con armas de fuego, en la que había más de una treintena de personas. El grupo asaltó la noche de Halloween del año anterior el Carrefour de San Pablo vestidos de payasos y armados con subfusiles, pistolas y escopetas con mira telescópica. En otra ocasión, dejaron inconsciente a golpes al dueño de un estanco de Torreblanca. A otros comerciantes del barrio los amenazaron de muerte si denunciaban el caso. 

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